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miércoles, 29 de julio de 2015

EL TOMATE Y SUS PROPIEDADES


tomate_monochancla_flickr

Entre las variedades más conocidas en el mercado tenemos el tomate perita o italiano, el tomate redondo, el tomate cherry y el tomate de árbol o sacha tomate. Mientras más rojo y blando esté el tomate, más maduro y dulce estará. El tomate maduro es adecuado para la cocción mientras que los tonos rosados y verdosos son más ácidos, menos maduros e ideales para las ensaladas.
El tomate es un ingrediente importante en los guisos, ensaladas, sopas y cremas, tanto crudo como cocidos aporta beneficios a nuestra salud y nutrición.
El tomate es un alimento bajo en calorías (20 calorías por cada 100g) adecuado para las personas con sobrepeso u obesidad. Entre sus principales minerales encontramos el fósforo y el potasio este último importante para la contracción muscular, conducción del sistema nervioso, y mantenimiento de agua dentro y fuera de las células por tanto adecuado para los deportistas y personas con afecciones cardiacas.
Entre sus vitaminas, contiene vitamina B, E, es rico en vitamina C que interviene en la formación de colágeno, glóbulos rojos, huesos y dientes. El contenido de pro vitamina A y carotenoides son de especial interés en el tomate. Gracias a su contenido de licopeno, una forma de vitamina A muy estudiada por su capacidad antioxidante, el tomate es considerado un alimento que favorece la prevención de enfermedades crónicas.
Tanto la vitamina C, E y A hacen del tomate un alimento rico en antioxidantes aportando beneficios en nuestro sistema inmunológico, protegiéndonos frente a la acción nociva de los radicales libres que oxidan nuestras células.
Existen situaciones que aumentan la producción de radicales libres: el ejercicio físico intenso, la contaminación ambiental, el tabaquismo, las infecciones, el estrés, dietas ricas en grasas y la sobre exposición al sol.
Los antioxidantes del tomate nos protegen de los radicales libres que modifican el colesterol malo en la sangre, estos últimos luego forman las placas de grasa en las arterias desencadenando así problemas cardiacos.
Numerosos estudios científicos afirman que consumir habitualmente en la dieta alimentos ricos en licopeno como sandía, salsa de tomate, uva rosada, pomelo rosado etc., contribuye a reducir el riesgo de ciertos tipos de cáncer, en especial el de próstata, y también de páncreas, pulmón y colon. Además, con 200 gramos de tomate al día se cubren el 80% de las necesidades diarias de vitamina C.
Vale mencionar que el licopeno del tomate cocido es mejor asimilado por nuestro cuerpo que en su forma cruda, sin embargo al estar cocido se pierde buena parte del contenido de vitamina C. Otro dato importante es borrar el mito de prohibir el tomate en pacientes con ácido úrico, el tomate tiene muy pocas purinas (sustancia del alimento que eleva el ácido úrico) por tanto no eleva el ácido úrico en sangre. Se debe restringir su consumo, sólo si el paciente que son alérgicos a este preciado alimento.
 Sara Abu 

ZONA DE CONFORT, UNA DE LAS CLAVES DE LA MOTIVACIÓN


El corredor vive de emociones, estímulos, sentimientos… la motivación es clave, sin ella, un corredor vive abordado al fracaso. ¿Por qué? Porque sin sueños el corredor muere (atléticamente hablando, claro).

Zona de confort
Desde pequeños nos enseñan multitud de conocimientos, pero no nos enseñan a creer en nosotros mismos. Creer en ti y tener claro lo que tienes, ¿prepotencia? No lo creo… si trabajas duro y te sacrificas.
Muchos dicen que soñar despierto es una pérdida de tiempo, ¿acaso lo crees? Curiosa fábula que usa la gente para que los demás dejen de soñar. Sueña con lo que quieres, pon fecha de caducidad a tu sueño y trabaja duro para conseguirlo. Lo primero que tenemos que hacer es tomar conciencia de algunos sencillos conceptos, entenderlos y ponerlos en práctica. Empecemos:

1. ZONA DE CONFORT:

La zona de confort es la zona que dominas, todo resulta sencillo y cómodo, sea agradable o no. Por ejemplo: estar en un atasco es tu zona de confort, porque es lo que conoces, y también que tu jefe te machaque es zona de confort.

2. ZONA DE APRENDIZAJE:

La de aprendizaje es la zona que está alrededor de tu zona de confort, aquella a la que sales para tener una nueva visión del mundo. Cuando conoces gente nueva, tienes nuevas experiencias, sensaciones, viajas, aprendes algo nuevo… muchas gente considera que salir de tu zona de confort es un peligro.
Más allá de la zona de aprendizaje muchos te dirán que es la zona de pánico, de peligro, donde te puede salir las cosas mal, ¿y si salen bien?

3. ZONA MÁGICA:

La zona mágica es la que está más allá de la zona de aprendizaje, la de los grandes retos, lo que no conoces porque nunca has estado allí.
Mucha gente cree que si accedes más allá de la zona de confort pierdes lo que tenías, pero no es cierto. Si sales de la zona de confort, amplías esa zona, y lo que ocurre es que el cambio se convierte en desarrollo.
En muchas ocasiones, el perseguir esos sueños, el salir a conseguir aquello que queremos, el luchar por algo nuevo, algo que nunca hemos hecho pede dar vértigo, nos puede dar respeto e incluso miedo. Como hablamos en coaching, se está “muy a gusto” en la zona de confort, en aquel lugar que dominas, que te sientes cómodo y que nadie te molesta, pero también en aquel lugar que nada ocurre, que nada pasa, ahí no están las oportunidades, ahí no se cumplen los sueños, hay que salir a buscarlos.
Muchas veces se tiene miedo a perder lo que tienes, miedo a perder lo que somos. Pero ésto no ocurre. Aquí empezará una lucha entre tu motivación frente a tus miedos.
¿Qué miedos provoca el salir fuera de la zona de confort?
  • Miedo al qué dirán.
  • Miedo a fallar.
  • Miedo al ridículo.
  • Miedo a la vergüenza.
Deberás enfrentarte a ellos, ¿cómo? Cree en ti, tú eres el protagonista de tu vida. No dejes que otros decidan por ti. Lucha, pelea, consigue tu sueño. ¡Sal de tu zona de confort y empieza a vivir!
Victor García

7 ESTIRAMIENTOS IMPRESCINDIBLES DESPUÉS DE CORRER

Apenas necesitas de unos 7 minutos después de correr para poder hacer los estiramientos de forma adecuada. Además, ese es el momento idóneo ya que tus músculos se encuentran calientes y son más fáciles de estirar.
Gracias a los estiramientos conseguirás devolver a tus grupos musculares el mismo tono que tenían al comienzo de la actividad, aumentarás el rango de movilidad articular, reducirás posibles contracturas y desequilibrios posturales y aumentarás tu rendimiento deportivo. Te dejamos una lista de los estiramientos que consideramos imprescindibles para después de correr:

https://www.youtube.com/watch?feature=player_embedded&v=zzyjqHe1hx8


CUÁDRICEPS Y FLEXORES DE LA CADERA

Los flexores de cadera suelen estar acortados. Para estirarlos, sujétate con un brazo en una valla o en un muro, déjate caer hacia atrás y sujeta la puntera del pie acercándotela hacia el glúteo (intenta que la rodilla apunte hacia el suelo).  Mantén la cadera en retroversión, contrayendo la musculatura del abdomen.
Con este estiramiento conseguirás estirar los flexores de cadera además de los cuádriceps.

ISQUIOTIBIALES Y GEMELOS

Para conseguir estirar los isquiotibiales y toda la cadena cruzada posterior de la pierna sigue la siguiente progresión: mantén una orientación dirigida al frente y coloca el talón del pie de la pierna a estirar encima de una valla o muro intentando mantener unos 90º (la punta del pie que se apoya en el suelo debe estar dirigida hacia delante también). Sujeta tu pierna con la mano contraria si no llegas al pie y mantén la mirada hacia al frente como si pretendieras tocar la punta del pie con tu barbilla. Evita la rotación de cadera, para ello, el brazo contrario que sujeta el pie juega un papel muy importante, manteniéndolo en esa posición conseguirás evitar cualquier rotación.
Otra manera de realizarlo e involucrando a los gemelos. Con el siguiente ejercicio de estiramiento conseguirás estirar los isquiotibiales de la pierna adelantada y los gemelos de la pierna retrasada. Para ello, coloca las piernas separadas con los pies orientados al frente y descendiendo el cuerpo, evitando que la cadera bascule hacia los lados. 

PSOAS ILÍACO

El psoas ilíaco es un músculo que se encuentra en la cavidad abdominal y en la parte anterior del muslo. Es otro músculo que se acorta con facilidad en corredores y, además, su acortamiento puede provocar dolores lumbares. 

LUMBARES Y ESPALDA

El Camel Cat se trata de un estiramiento que fortalece la zona de los lumbares y de la espalda. Con este ejercicio conseguirás reducir presiones intervertebrales, minimizando el dolor en las zonas de la espalda y lumbares. 

ADUCTORES

Para estirar los aductores, siéntate en el suelo, abre y extiende las piernas en forma de “V”, separando los pies y sujetándolos con las manos, también en extensión, para involucrar más grupos musculares. 

GLÚTEOS

Túmbate boca arriba, flexiona la rodilla izquierda y lleva el pie izquierdo hacia el tronco, mantén la pierna derecha estirada en extensión y coge la rodilla izquierda con ambas manos tirando de la pierna hacia el pecho. Repite con la otra pierna. 

ROTADOR EXTERNO DE LA CADERA

Siéntate en el suelo con la pierna derecha en extensión, flexiona la pierna izquierda y coloca el pie izquierdo al lado de la cara externa de la rodilla derecha. Ahora coloca el brazo izquierdo en extensión contra el suelo y cerca de la cadera izquierda. El objetivo del ejercicio, para conseguir mayor efectividad, consiste en hacer girar el tronco tanto como sea posible.
Para realizar correctamente los estiramientos mantén el estiramiento sin forzar el grupo muscular que estas estirando, sin notar nada de dolor, entre 10-15 segundos.
Una vez sientas cierta tensión muscular de forma moderada, relaja la musculatura durante 5 segundos y, posteriormente, amplia el rango articular aguantando el estiramiento con una postura relajada (sin contraer la musculatura) y sostén la posición relajada y mantenida durante otros 10 segundos, parando cuando notes dolor en exceso, evitando hacer rebotes y controlando la respiración, siendo rítmica y lenta con la finalidad de relajar la musculatura estirada.
Para mantener la concentración y la tensión muscular durante los estiramientos se aconseja contar los segundos (25”-30” por ejercicio).

¿QUÉ COMER DESPUÉS DE ENTRENAR?

Después de terminar un entrenamiento o competición, lo primero en lo que debemos pensar es en la recuperación. Cuánto antes te recuperes, en mejores condiciones afrontarás el próximo entrenamiento. Este pequeño porcentaje que vamos sumando entreno a entreno es el que puede marcar la diferencia en nuestro nivel de rendimiento.

Al término del entreno, tu objetivo debe ser el de conseguir que tu organismo vuelva a los niveles anteriores de reservas energéticas (glucógeno), recuperación muscular e hidratación.


Los primeros 30 minutos posteriores al ejercicio (periodo denominado "Ventana Metabólica"), es el momento en el que nuestro cuerpo está más preparado para absorber y almacenar todo aquello que le aportemos (hidratos de carbono, proteínas,...). Varios estudios demuestran que la recarga de glucógeno es de 2 a 3 veces mayor en esta fase que horas más tardías. Otros estudios afirman que la ingesta de proteínas en esta fase mejora la recuperación del daño muscular producido por el ejercicio de forma más eficaz que en otros períodos post entreno.

Dejando la suplementación a parte, ya que cada persona es libre de tomarla o no, os vamos a recomendar ciertas pautas alimenticias para tener en cuenta tras la sesión de entreno. Está claro que no debemos de comer igual si el entrenamiento realizado ha sido una sesión de fuerza o una de resistencia de larga duración, por ejemplo, ya que las necesidades nutricionales post ejercicio son diferentes, pero esta serie de recomendaciones generales os vendrán genial para cubrir prácticamente la demanda de nuestro cuerpo y su recuperación.


¿Qué tenemos que recuperar? De forma genérica, debemos reponer lo siguiente:

Los depósitos energéticos que acabamos de utilizar (glucógeno muscular) y que posiblemente hayamos dejado bajo mínimos.

La musculatura que acabamos de utilizar, que se encuentra en ese momento en un estado catabólico (de destrucción muscular). Tenemos que actuar dándole lo que necesita para esa recuperación (Aminoácidos Ramificados en mayor medida, que son los que inician el proceso de recuperación).

Líquidos y minerales (electrolitos: sodio, potasio, magnesio, por ejemplo) en mayor o menor medida, según los agentes externos que hayan actuado durante la sesión ( a mayor temperatura exterior y humedad, mayor necesidad de cantidad a reponer porque nuestra sudoración ha sido mayor).

El PH sanguíneo, que ha aumentado en acidez (PH más bajo), por causa del ejercicio físico. Si permitimos que ese estado de acidez se prolongue, nuestro cuerpo tratará de combatirlo con recursos propios existentes como el nitrógeno existente en los músculos o el calcio de nuestros huesos. Son recursos demasiado valiosos como para regalarlos. Démosle a nuestro cuerpo lo necesario para que no tire de ellos.


Entonces...¿qué comemos después del ejercicio?


- Para reponer los depósitos de energía que acabamos de utilizar, debemos alimentarnos con hidratos de carbono de altoíndice glucémico* (como la glucosa), porque son aquellos que se liberan antes en sangre, llegando así más rápido a nuestra musculatura. También debemos tomar hidratos de carbono de un índice glucémico más bajo (fructosa, por ejemplo), para asegurarnos una liberación sostenida de azúcares en sangre. Como ejemplos de alto índice glucémico tendríamos los orejones de albaricoque, los dátiles, uvas pasas o una barrita de cereales. Como ejemplos de índice glucémico más bajo,tenemos prácticamente a cualquier fruta: sandía, plátano, kiwi, pera, manzana, etc. Toma al menos 1 gramo y medio de hidratos de carbono (en conjunto), por kilo de peso corporal tras tu entreno. Si tu objetivo es reducir peso, también debes reducir esta cantidad post entreno.

El íncide glucémico indica la velocidad con la que un alimento eleva el nivel glucosa en sangre. Lo ideal sería hablar de carga glucémica, que es la cantidad de carbohidratos en una ración normal (100 gramos). Por ejemplo, la sandía tiene un índice glucémico de 72, pero necesitamos comer 700 gramos de sandía para obtener 50 gramos de carbohidratos. Por el contrario, el chocolate ronda los 45 de IG, y con 85 gramos de chocolate obtienes esos 50 gramos de hidratos de carbono. Esto no significa que después de entrenar nos atiborremos a chocolate. El tipo de azúcar que contiene el chocolate es refinado, y es más dañino para nuestra salud. Siempre será más recomendable utilizar pasas, orejones o barrita de algún cereal integral, cuya carga glucémica es alta y más sana.


- Alimentos que contengan proteínas (vegetales o animales), para dar a nuestros músculos los aminoácidos ramificados y glutamina necesarios para recuperar esa musculatura dañada por el esfuerzo y prepararla para una nueva sesión. En este caso, os recomendamos que os toméis lo que mejor toleréis a nivel estomacal, ya que tras el entreno, siempre es difícil ingerir alimentos. Lo ideal sería tomar un suplemento líquido de proteína de suero lácteo o proteínas vegetales (proteína de soja, por ejemplo). Tras el entrenamiento es muy complicado que nos apetezca otro tipo de proteínas sólidas, por eso la opción líquida es la mejor (disuelto en agua o en leche).

- Beber mucha agua, y si la temperatura y humedad durante la sesión ha sido elevada, incluir algún alimento que contenga sales minerales. La fruta es la mejor alternativa por su contenido en sales. El zumo de manzana es una bebida ideal por su contenido en sodio, potasio y magnesio. Cualquier zumo de fruta es una buena alternativa (uva, naranja, piña), pero el mejor es el de manzana. Tienes que intentar reponer 500 ml de líquido por cada medio kilo de peso que hayas perdido durante la sesión.


- Para disminuir la acidez de nuestra sangre, debemos tomar alimentos alcalinos que contrarresten ese PH ácido. Las frutas y las verduras son la mejor alternativa. Uvas, plátanos o peras, por ejemplo.

Como consejo final, y con el objetivo de reducir la inflamación de nuestros músculos, sería recomendable tomar algún tipo de alimento rico en Omega-3 (ácidos grasos poliinsaturados), ya que se ha demostrado su eficiencia anti inflamatoria. Aceite de semillas de lino o nueces es una buena alternativa. 


Esperamos que todos estos consejos os sirvan para mejorar vuestras recuperaciones, y por ende, vuestro rendimiento. Una mejor recuperación hoy, implica un mejor entrenamiento mañana.
Jorge Torres (prohibido rendirse blog)

ALIMENTOS QUE REFUERZAN TU SISTEMA INMUNE: REDUCE LOS RADICALES LIBRES


Correr unos cuantos kilómetros de más te pondrá en buena forma, pero también incrementará tu producción de radicales libres, unas moléculas inestables que se unen con las moléculas sanas dañando al músculo. Con el tiempo, un entrenamiento en exceso puede dificultar la recuperación postejercicio y aumentar el riesgo de enfermedades. Sin embargo, puedes hacer uso de una defensa efectiva ingiriendo una gran cantidad de antioxidantes ya que pueden prevenir que las células sean dañadas.

Por ejemplo, las frutas y las verduras frescas son grandes fuentes de antioxidantes y, gracias a ellas, mejorarás tu salud y obtendrás la mejor defensa natural para tu organismo. Aquí tienes algunos de los mejores alimentos para proteger a tu cuerpo contra los daños causados por la carrera:

FRUTOS SECOS

En concreto, las nueces de Brasil es una gran fuente de selenio. Una sola nuez ya te proporciona la cantidad diaria recomendada de este mineral y, gracias a él, tu cuerpo generará unos tipos de enzimas antioxidantes (selenoproteínas) que pueden ayudar a compensar los daños producidos por los radicales libres durante la actividad física. Mezcla las nueces con batidos de frutas o leche y añádelas a tus ensaladas.

MANTEQUILLA DE CACAHUETE

Este tipo de mantequilla proporciona una buena dosis de vitamina E, un antioxidante encargado de proteger los daños causados por las lipoproteínas de baja densidad (LDL) y reducir el riesgo de enfermedades coronarias. Además, Incorporando este tipo de mantequilla en tu dieta reducirás los efectos antioxidantes y los daños musculares tras realizar ejercicio.

ARROZ NEGRO, CIRUELAS, ARÁNDANOS Y MORAS

El arroz integral negro, junto con las ciruelas moradas, está repleto de antocianinas, un potente antioxidante que también se encuentra en los arándanos y en las moras. Este tipo de arroz se puede encontrar fácilmente en los mercados asiáticos o en los herbolarios. Una vez cocido, está riquísimo mezclado con pimientos, zanahoria, sésamo y aceite de oliva, de esta forma conseguirás una ensalada nutritiva y muy refrescante.

FRUTAS Y VERDURAS

Añade a tus platos principales las siguientes frutas y verduras para potenciar tus defensas:
  • Lombarda: una taza de lombarda contiene la dosis diaria recomendada de vitamina C y, además, actúa como quemagrasas natural si la consumes antes de salir a correr.
  • Tomate: los tomates contienen licopenos que pueden reducir el riesgo de diversos tipos de cáncer.
  • Zanahoria: las zanahorias moradas son más dulces y más efectivas contra los radicales libres que las anaranjadas, además poseen compuestos que reducen la inflamación.
  • Albaricoque: es rico en betacarotenos, que potencian el sistema inmunológico.
  • Uvas negras: este tipo de uva es más ácido que las verdosas y más rico en compuestos que reducen la acción oxidante en tu organismo.

LENTEJAS

Las lentejas son ricas en proteínas, fibra soluble, una gran cantidad de minerales y vitaminas y una alta concentración de hierro así que poseen una capacidad buenísima para neutralizar los radicales libres. Además, un buen plato de lentejas tras entrenar mejorará tu recuperación muscular y desempeñará un buen papel en la reducción de enfermedades crónicas. Así que ya sabes: ¡a comer lentejas!

ENERGÍA PARA CORRER


Es importante conocer qué está pasando en nuestro organismo cuando corremos. Una de los aspectos fundamentales que tenemos que plantearnos debería ser: ¿de dónde sale la energía para poder correr? La respuesta es fácil y sencilla, ¿no? ¡De la comida! Pues pensemos en la comida que ingerimos y en cómo la utilizamos.

Ya hemos comentado en otros artículos que, en función del ritmo cardíaco al que estemos trabajando, nos encontraremos en una vía metabólica u otra. A modo resumen recordemos: aeróbico extensivo, aeróbico intensivo, umbral anaeróbico y potencia aeróbica. Éstas son las vías más empleadas en corredores de fondo.
Cada vía metabólica requiere de unos sustratos para obtener la energía, y estos sustratos son finitos. Es decir, que llegado un momento se acaban, lo que hará que no podamos seguir a esa intensidad porque no podremos obtener energía, por lo que debemos entrenar a nuestro organismo para trabajar con los recursos energéticos disponibles. Debemos enseñarle y acostumbrarle a las exigencias y limitaciones que va a tener el día de la prueba.
¿Cuántas veces hemos oído hablar de hidratos de carbono y de grasas? 
Fijemos una primera aclaración: los hidratos de carbono se consumen mucho antes que las grasas. Cuando estamos en fase anaeróbica nos proporcionan mucha energía y de manera muy rápida, pero durante un periodo de tiempo muy reducido, de algunos minutos. Mientras que si estamos en una fase aeróbica, este combustible nos proporciona una buena cantidad de energía durante bastantes más minutos, ya estaríamos hablando de decenas de minutos.
¿Y las grasas? Las grasas las utilizamos en la vía aeróbica, se trata de una fuente de energía mucho más lenta pero que, sin embargo, nos proporciona energía por un periodo de tiempo mucho más largo, durante varias horas.
El sustrato energético empleado depende mucho de la vía energética (obviamente), la cual está directamente relacionada con el pulso al que estamos trabajando. Por ello debemos tener claro que a pulsos bajos el sustrato predominante son las grasas de las que obtenemos energía en las fases aeróbicas, mientras que conforme vamos aumentando la intensidad y el pulso, la glucosa va ganando peso como sustrato dominante en la obtención de energía.
¿Por debajo de qué pulso predominan las grasas? Podríamos fijar como referencia el 75% de nuestro pulso máximo.
De acuerdo, ¿entonces si salimos a rodar despacio ya estamos quemando grasas? No, para poder empezar a obtener energía de las grasas necesitamos al menos 20 minutos. Este es el tiempo estándar que los organismos requieren para activar el proceso de obtención de energía a partir de las grasas. Mientras tanto, durante esos 20 minutos lo que estaremos es gastando nuestra glucosa.

¿CUÁL ES LA MEJOR MANERA DE PERDER GRASAS?

Aquí tenemos dos teorías.
La primera, la más clásica y tradicional, consiste en hacer entrenamientos de bastante duración a ritmos muy bajos, donde estemos corriendo todo el rato en la zona aeróbica extensiva, donde hay un predominio claro del consumo de grasas.
La segunda, la más moderna y de moda, son los entrenamientos HIIT, que consisten en hacer ejercicios de intervalos de alta intensidad después de haber realizado un calentamiento previo. Durante los intervalos de alta intensidad estamos consumiendo gran cantidad de glucosa y, en los intervalos de recuperación, al no tener tanta glucosa disponible, estamos favoreciendo un mayor consumo de grasas. Estos entrenamientos tienen un mayor consumo calórico.
Pero la diferencia fundamental en el consumo de grasas es que como se ha demostrado que el consumo calórico después del ejercicio (EPOC: Excess POst-exercise Oxygen Consumption) y que se acelera hasta 48h después de haber realizado actividad física, es mayor en los entrenamientos HIIT que en los entrenamientos 100% aeróbicos quema grasas. Además, se ha demostrado que en sujetos que entrenan con estas sesiones oxidan más grasas y tienen más proteínas musculares que ayudan a transportar las grasas a nivel celular para su consumo.
Mi consejo, si tu objetivo es la pérdida de grasa, es que realices un programa completo de entrenamiento combinando sesiones 100% aeróbicas, sesiones interválicas de alta intensidad y es fundamental que lo acompañes todo de sesiones de fortalecimiento para adecuar al organismo a estos esfuerzos evitando riesgos de lesión.

¿QUÉ SUCEDE CUANDO NOS QUEDAMOS SIN HIDRATOS DE CARBONO EN CARRERA?

El cuerpo no tiene energía a la velocidad que necesita para que podamos correr al ritmo al que estábamos yendo. Por lo que, en contra de nuestra voluntad, el ritmo de carrera decae sustancialmente. Por ello hemos de intentar consumir grasas en mayor porcentaje que hidratos, para alargar la presencia de hidratos disponibles.
He escuchado deportistas, incluso alguno que he entrenado yo, cómo me cuentan el fracaso de una carrera por haber ingerido un gel de glucosa o mermeladas. Ellos pensaban que iban a tener más energía en el cuerpo con ese aporte extra antes de empezar, pero lo que en realidad han hecho ha sido hipotecar su carrera. ¿Por qué?
Cuando tenemos un importante aporte de glucosa en sangre, nuestro páncreas se da cuenta y se pone a trabajar, liberando insulina con el objetivo de neutralizar ese aporte extra de glucosa en sangre, con lo que comienza a neutralizar nuestra glucosa incluso antes de empezar a correr, y cuando comenzamos encima estamos consumiendo glucosa como resultado de nuestro primeros kilómetros de carrera.
Lo que sucede es que tenemos dos elementos que agotan nuestras reservas de glucosa. Por un lado, la demanda de las vías metabólicas como fuente de energía y, por el otro, la insulina, la cual lleva ya un tiempo actuando. El resultado es que se acaban los hidratos de carbono mucho antes que si no hubiéramos ingerido ese gel o esas mermeladas, y la carrera acaba siendo un desastre. Recordemos que no debemos de tomar alimentos con elevado índice glucémico desde unos 80′ antes del inicio de la prueba.
La pregunta esperada después de este comentario sería: ¿Y qué pasa con los aportes de glucosa durante la carrera? Tranquilo, no estamos en la misma situación, fundamentalmente porque la segregación de insulina se ve muy mitigada porque hay una serie de productos que libera nuestro organismo cuando corremos y que mitigan notablemente la liberación de insulina.
J.A. Redolat

4 DEPORTES ACUÁTICOS QUE É SERVIRÁN DE ALTERNATIVA AL RUNNING ESTE VERANO


En verano, las altas temperaturas no incitan a practicar deporte, pero hay multitud de actividades alternativas que se pueden realizar durante esta época, y la mayoría de ellas tienen como escenario la playa o la piscina, lo que hará de la práctica deportiva algo más llevadero y refrescante.

Ahora que puedes disfrutar de las playas y de las piscinas, es el momento ideal para introducir deportes más refrescantes que el running en los días de entrenamiento cruzado:

KITESURF

Este deporte te permite surfear sobre la superficie del mar impulsado sobre una cometa que es arrastrada por el viento. Que se practique directamente en contacto con el mar es un buen punto a su favor, y también es muy refrescante y divertido aunque presenta una cierta complejidad para quien dese iniciarse ya que hay que tener una cierta habilidad y conocimiento para manejarlo, sobre todo si decides hacerlo un día con fuertes ráfagas de aire.

SNORKEL

Esta modalidad de buceo es otro tipo de deporte acuático que se está poniendo cada vez más de moda, sería la versión económica del buceo.
Se realiza sin bombona de aire, por lo que está al alcance de todo el mundo ya que no requiere de equipamiento específico ni una formación muy técnica, tan solo te harán falta unas aletas, un tubo para respirar y unas gafas para poder bucear y disfrutar de las vistas del fondo marino. Este deporte se debe realizar en fondos poco profundos y durante cortos periodos de tiempo ya que el trabajo pulmonar y respiratorio es mucho mayor al no llevar bombona de oxígeno.

SURF

El surf se podría catalogar como uno de los deportes veraniegos más practicados en todo el mundo. Presenta un alto nivel de complejidad, no se trata de un deporte sencillo, hay que saber cómo surfear sobre las olas.
Si te decidas por este deporte, a menos que poseas un talento innato para surfear, quizás tardes más de lo que piensas en cogerle el truco, y por tanto, poder disfrutar de este deporte. Cuando aprendas a manejarlo verás como representa un potente trabajo que te ayudará a tonificar tus músculos.

NATACIÓN

Hay infinidad de maneras de sacarle provecho a las piscinas, puedes apuntarte a cualquier actividad dirigida que se imparta en la piscina de tu pueblo, ya sea aquagym o waterpolo.
Es cierto que la piscina se puede utilizar a lo largo del año, pero con estas altas temperaturas y por la ventaja que supone poder entrenar el tren superior de forma aeróbica, haciendo que participe todo el cuerpo durante la actividad, es una de las mejores opciones para incluir en tu plan de entrenamiento. Por otro lado, por tu cuenta puedes fortalecer tu tren superior alternando diferentes estilos de natación como mariposa, braza, crol, espalda, etc. Nunca te aburrirás en una piscina.
Ya ves que existen bastantes opciones para realizar deporte dentro del agua, si bien es cierto que hay algunas que requieren de un mayor control y habilidad, seguramente podrás elegir las que más se adapten a tus necesidades para disfrutar de estos momentos de relax sin dejar de practicar deporte.
Joel Prieto

CORRER POR LA PAYA: PROS Y CONTRAS


La playa puede llegar a ser un paraíso de la propiocepción para fortalecer y ejercitar nuestro cuerpo y mente, pero también puede convertirse en un intenso infierno si no llevamos cuidado. Vas a correr ¿por la arena de la playa? Si hace tiempo que no has corrido por la playa últimamente, está bien que conozcas que no es bueno para todos y que correr por esta inestable superficie tiene sus beneficios y sus riesgos.

BENEFICIOS

Es positivo cambiar la rutina de entrenamiento corriendo en un ambiente nuevo (y por favor, no en la cinta de correr, absurdo invento), siendo un plus esa sensación de frescura que te proporciona la brisa marina y el sonido de las olas. Es importante seguir la recomendación de correr con calzado y por la orilla del mar, sobre lo que sería arena compacta.
Correr con precaución fortalecerá tus tobillos para poder evitar lesiones.
Se trabajan las piernas con mayor intensidad. Si corres con los pies descalzos (corredores de nivel medio-alto con fuerza muscular y técnica de carrera), los dedos de tus pies se sienten como garras de halcón que se aferran a la arena para poder impulsarte mejor, de esta forma se trabaja con mayor intensidad tu tren inferior (cuádriceps y gemélos).
Mejora la respiración gracias a la temperatura, a la humedad y a la baja presión del ambiente que facilita la recepción de oxígeno por parte del organismo.
Quemas mayor cantidad de calorías debido a la presencia del yodo en la arena y en el ambiente. Se estimula la glándula tiroides facilitándose la quema de calorías.
La arena es un exfoliante natural. Al correr se incrementa la fricción de nuestras piernas con la arena por lo cual puedes terminar tu entrenamiento con la piel más suave.

NO TODO ES POSITIVO: RIESGOS

Totalmente desaconsejado correr por la playa si tienes problemas articulares o debilidad en los tendones. La mayoría de las orillas de las playas no son firmes, suelen tener desniveles que obligan a forzar una pisada antinatural que puede desencadenar en lesión.
Evita correr por la arena si has sufrido algún tipo de lesión reciente los últimos 3-5 meses en rodillas o tobillos, podrías recaer.
Corriendo por la playa se trabaja a mayor intensidad puesto que se gasta más energía que en otra superficie, de manera que no intentes seguir el mismo ritmo y no corras a las mismas velocidades a las que lo haces habitualmente, puesto que notarás una mayor fatiga muscular y bajarás tu rendimiento con mayor antelación. Evita los excesos de esfuerzo en la playa ya que tus músculos se sobrecargarán.
Las altas temperaturas y la humedad complican el desarrollo de los ejercicios aeróbicos e incluso aumenta el riesgo de deshidratación.
Asegúrate de llevar protección solar si no quieres terminar quemado, la mejor opción es correr a primeras horas de la mañana -de 6h a 9h- y no a mediodía con las altas temperaturas y con la cantidad de domingueros que te perjudicarán la carrera.
Si se corre sin calzado es conveniente hacerlo por zonas lisas y limpias, de lo contrario podrías cortarte con objetos afilados o lesionarte por algún desnivel o por algún mal movimiento causado por la inestabilidad de la arena. Es conveniente, para evitar lesiones, que empieces a caminar por la arena seca, después empezar a correr por tramos duros y húmedos y finalmente correr por arena seca.
Por otra parte, si corres con los pies descalzos no debes de convertirlo en un hábito, hay que hacerlo muy de vez en cuando. Piensa que los diseñadores de zapatillas de running estudian la amortiguación, el impulso, la estabilidad y la protección de nuestros pies para evitarnos lesiones deportivas. Tal vez el calzado deportivo debería replantear su diseño basándose en la cinética de nuestros pies, bien es verdad que el ser humano es una máquina perfecta y que no nacimos con zapatillas, pero gracias a nuestra inteligencia nos mejoramos. Por eso siempre habrá nuevos récords.
Joel Prieto

lunes, 27 de julio de 2015

INULINA ¿QUÉ ES Y PARA QUÉ SIRVE?


La inulina forma parte de ciertos alimentos y plantas como el ajo, la cebolla y la alcachofa entre otras. Esta sustancia natural ofrece beneficios prebióticos y naturales. Para conocer un poco más sobre estas propiedades, es interesante saber qué es y para qué sirve. La inulina es una sustancia natural que brinda efectos saludables al organismo. Sólo con el consumo de entre 5 a 8 gramos diarios de inulina por día se logran estos beneficios.
¿Qué es la inulina?
La inulina es un carbohidrato complejo (fibra soluble) producido por ciertas plantas y alimentos. Esta posee propiedades tanto tecnológicas como nutricionales, ya que no sólo es beneficiosa para la salud, sino que mejora el sabor y la textura de los productos elaborados.
¿Para qué sirve la inulina?
  • Ejerce un efecto prebiótico, debido a que estimula la flora intestinal, como por ejemplo el bifidus.
  • Regulariza el tránsito intestinal, evitando el estreñimiento.
  • Reduce el riesgo de que se produzca cáncer de colon.
  • Mejora la absorción de los nutrientes esenciales como minerales y vitaminas.
  • Disminuye la absorción de colesterol y grasas saturadas.
  • Reduce la absorción de glucosa, por lo que se puede utilizar para el tratamiento natural de la diabetes.
Estas propiedades convierten a la inulina en un nutriente funcional para el tratamiento de diversas enfermedades ya sean degenerativas y/o metabólicas.

viernes, 17 de julio de 2015

ESTIMULAR EL CRECIMIENTO DEL MÚSCULO CON ISOMÉTRICOS

Si te estancas a la hora de ganar músculo, o tus ganancias son lentas, este método te puede interesar.

Resumiendo, lo que se trata es de apretar el músculo objetivo mientras este está soportando una carga. Se aguanta apretando durante varios segundos, y luego se realizan las repeticiones completas. Después de un descanso corto, se vuelve a hacer lo mismo, con aguantes más cortos y menos repeticiones.

La cuenta de 5-3

Haz lo siguiente 3-4 veces por semana con un solo ejercicio para el grupo muscular que estás intentando desarrollar. Se utiliza el mismo peso para toda la secuencia.
1-Aprieta el músculo bajo carga, tan intensamente como sea posible, durante 5 segundos (aguante isométrico), seguido de 5 repeticiones completas. Descansa 10 segundos.
2-Realiza el ejercicio de nuevo, pero esta vez aprieta durante 4 segundos y haz 4 repeticiones completas. Descansa otros 10 segundos.
3-Repite una vez más, pero aprieta 3 segundos y haz 3 repeticiones.
Esta secuencia al completo (con los 3 pasos) se considera una serie.
La explicación es que lo óptimo es emparejar las contracciones isométricas más largas con las repeticiones más altas, haciendo la mayor parte del trabajo cuando tienes más energía. Luego se disminuye la carga de trabajo conforme se acumula la fatiga.
Esta técnica es exigente, así que es mejor evitar hacer más trabajo directo con ese músculo en el entrenamiento. Es esencial hacer las series correctamente para disparar la hipertrofia.

Ejemplos de ejercicios

El punto en el que hagas el aguante isométrico dependerá del ejercicio. Para algunos, se aguanta en el pico de máxima contracción, en la posición alta, mientras que para otros apretarás en el punto en el que el músculo está estirado en la posición más baja.
Los mejores ejercicios para cada grupo son:
Gemelos: Elevación de gemelos
*Hacer el aguante en la posición alta, con el talón elevado, haciendo tanta fuerza como se pueda a través del dedo gordo.
Cuádriceps: Sentadilla búlgara
*Hacer el aguante en la posición baja, cuando la rodilla de atrás está casi tocando el suelo. Intenta empujar el pie de la pierna de trabajo (la de adelante) lejos de ti, como si estuvieses haciendo una especie de extensión de piernas. Esto produce más estímulo, y minimiza la contracción de los femorales (haciendo que el cuádriceps trabaje más)
Flyes
Femorales: Extensión horizontal de espalda
*Hacer el aguante en la posición alta, cuando el torso está paralelo al suelo. Evitar arquear la espalda baja mientras se aprietan los femorales.
Glúteos: Puente de glúteos
*Hacer el aguante y apretar en la posición alta, cuando la cadera está extendida. Estirar los flexores de cadera entre cada serie, para lograr una mayor extensión de la cadera.
Pecho: Flexiones con los pies elevados
*Hacer el aguante en la posición alta, un poco antes del bloqueo de codos. Mantén los abdominales y glúteos contraídos, haciendo el intento de acercar las manos. Las manos no se moverán, pero sentirás el fuego en los pectorales.
Espalda alta: Cualquier variante de dominada o remo
*Hacer el aguante en la parte alta, cuando los codos están en el pico de flexión. Concéntrate en apretar las escápulas hacia atrás y hacia abajo.
Deltoides: Elevaciones laterales con mancuernas
*Hacer el aguante en la parte alta, cuando los brazos están paralelos al suelo. Rota un poco los hombros hacia dentro mientras aprietas los deltoides. Los nudillos del dedo meñique deberían estar un poco más altos que los del dedo índice mientras aprietas.
Bíceps: Remo invertido con agarre prono a la anchura de hombros
*Hacer el aguante en la posición alta, cuando los codos están al máximo de flexión. En la parte alta, haz el amago de intentar juntar las manos para reclutar más fibras. Las manos no se mueven, pero sentirás una quemazón más intensa.
Es mejor realizar este ejercicio en una barra fija que esté a la altura de la cintura. Las anillas sirven, pero no son tan óptimas para la posición de aguante.
Triceps: Jalón de triceps con banda de resistencia
*Hacer el aguante en la posición baja, cuando los triceps están totalmente extendidos. Gira las palmas un poco hacia fuera en la posición baja al apretar los triceps. Una banda fuerte funciona bien porque la resistencia de la misma se empareja con la curva de fuerza del movimiento. La banda tiene más resistencia en la posición donde somos más fuertes, y menos donde somos más débiles.
Trapecios: Encogimientos
*Hacer el aguante y apretar en la posición alta, cuando los hombros están en el pico de elevación. Tira de los hombros hacia arriba y hacia atrás, y mantén la barbilla apretada (no la dejes ir hacia atrás) para evitar problemas en el cuello.

¿Por qué funciona?

La clave para entrenar con alta frecuencia es encontrar una forma de quitar estrés a las articulaciones mientras que se estimula el crecimiento del músculo. Esto implica hacer que los músculos produzcan más tensión sin recurrir a pesos grandes. Puede que pienses que entrenar con cargas pesadas producirá la mayoría de la activación muscular, pero no es el caso.
Por ejemplo, una contracción isométrica de los bíceps contra un objeto inamovible dispara más la actividad en una electromiografía que cualquier otra cosa. Basándome en esto, comencé a emparejar el entrenamiento de cargas ligeras con contracciones isométricas intensas, haciéndolo de la forma descrita anteriormente, y mis atletas comenzaron a ganar músculo en áreas que no habían crecido durante meses.

Cómo NO hacer los isométricos

El crecimiento muscular requiere tensión. Entrenar con cargas pesadas que no se pueden levantar más de cinco veces, desde luego va a generar la tensión necesaria, pero hacerlo un mes tras otro puede superar a tu sistema nervioso y darle una paliza a tus articulaciones. Los músculos nunca se desgastan, pero las articulaciones si, a menos que entrenemos con inteligencia.
El entrenamiento isométrico ha tenido mala prensa durante décadas. Ha ayudado a algunos levantadores a ganar fuerza, pero normalmente no ha llevado a un crecimiento grande de los músculos. He aquí el por qué:

Hacían isométricos en el momento incorrecto

Para estimular al máximo, los isométricos han de hacerse cuando el músculo no está fatigado. De esa forma se reclutan las unidades motoras grandes, que tienen más potencial de crecimiento.
Mantenían la contracción demasiado tiempo
El crecimiento muscular requiere, además de tensión, un volumen suficiente de trabajo. Si realizas una contracción isométrica intensa durante 20 o 30 segundos, se produce demasiada fatiga y el músculo no se puede recuperar lo suficiente como para conseguir un volumen de tensión lo suficientemente alto en el entrenamiento.

No continuaban la contracción con repeticiones completas

Primero, la intensa contracción isométrica recluta las unidades motores más grandes. La contracción fuerte potencia el sistema nervioso para que puedas estimular más fibras musculares después de apretar. Es la combinación de aguante seguida de repeticiones completas lo que hace que esto sea efectivo.

Resumen y consejos

Aprieta tanto como puedas en la porción indicada del ejercicio durante 5 segundos, sigue con 5 repes completas, descansa 10 segundos, aprieta 4, 4 repes completas, descansa 10 segundos y aprieta 3, seguido de 3 repeticiones completas. Esto es una serie. Luego descansa 3 minutos y repite.
Intenta no reducir el peso si es posible. Haz 3 series en total.
La cuenta 5-3 puede utilizarse con cualquier ejercicio. Puedes experimentar un poco con duraciones mayores de aguante, si tus músculos tienden a crecer más con repeticiones altas.
Los músculos que normalmente responden bien a periodos más largos son los gemelos, cuádriceps y deltoides. Puedes intentar con estos una cuenta 10-8. Pero sigue haciendo tres series. Es decir, en este caso sería: apretar 10 segundos, 10 repeticiones, descansar 10 segundos, apretar 9 segundos, 9 repeticiones, descansar 10 segundos, apretar 8 segundos, 8 repeticiones y descansar 3 minutos y repetir.
Traducido y resumido del artículo “A new way to trigger fast muscle growth” por Chad Waterbury.

OBESIDAD Y EJERCICIO FÍSICO

Dres. J. R. Cabo Soler y J. Moreno Mercer

La obesidad es el problema metabóloco más frecuente y en su génesis y mantenimiento siempre existe un balance energético positivo, con menor gasto calórico que el obtenido de la ingesta. La escasa actividad física suele ser un factor importante en este menor gasto. Se recuerdan los aspectos bioquímicos y fisiológicos básicos del ejercicio físico, con énfasis en el tipo de sustratos consumidos para producir el ATP necesario, en función de la intensidad y, especialmente, de la duración del ejercicio. Se justifican bibliográficamente las ventajas del ejercicio físico en los programas de adelgazamiento, ya que ayuda a mejorar la composición corporal, perder grasa conservándose la masa muscular, lo que mantiene unas necesidades energéticas altas, con lo que es más fácil mantener la pérdida de peso con dietas estrictas. Se recuerdan especialmente las ventajas del ejercicio físico sobre el perfil metabólico de glúcidos y lípidos. Finalmente, los autores opinan sobre cómo llevar a la práctica esta recomendación de promover el ejercicio físico regular en los programas de reducción de pesol e, incluso, en la prevención del desarrollo de la obesidad.

Introducción

La obesidad consiste en un exceso de peso por un aumento de grasa, que conlleva una serie de problemas endocrino-metabólicos, estéticos y socio-económicos de la más diversa índole. Es de gran interés controlar la obesidad para minimizar estos efectos nocivos. El ejercicio físico está entre las ayudas a considerar para mantener el peso más adecuado para la salud.

¿Por qué se produce la obesidad?

La obesidad se origina por una ingesta de alimentos con aporte calórico superior al requerido para las necesidades energéticas del individuo. En cualquier tratamiento de obesidad el sujeto debe cambiar, si son incorrectos, sus hábitos alimentarios y el ritmo de vida para que el gasto energético sea superior al aporte calórico.
Numerosos estudios han demostrado el importante papel que una insuficiente actividad física tiene en favorecer el desarrollo o el mantenimiento de la obesidad, tanto en los niños como en los adultos y en los viejos. El ver televisión en exceso es una causa frecuente de la menor actividad física.

Interés del ejercicio físico en la obesidad

Acaba de publicarse el último informe anual del Cirujano General de los Estados Unidos, donde se hace referencia a la Actividad Física y la Salud (1996). También se han publicado recientemente (Meisler y St. Jeor, 1996) las recomendaciones del Comité de Expertos en Peso saludable de la Fundación Americana de la Salud. El mensaje de fondo en ambos trabajos es que todos podemos mejorar la salud y la calidad de vida si realizamos diariamente una actividad física moderada.
Una de los efectos descritos en estos informes es el interesante papel del ejercicio físico regular para controlar el peso corporal. De hecho, la realización regular de ejercicio físico para controlar la obesidad ha sido ampliamente aconsejada desde siempre. Si se incrementa el gasto energético mediante un aumento de la actividad física y la ingesta calórica se mantiene constante y debajo de las necesidades ricas totales, se produce un pérdida de peso corporal y, casi clusivamente, de la grasa.
Hay que tener en cuenta se requiere un esfuerzo físico considerable para gastar un número importante de calorías. Las tablas reflejan el gasto calórico para un período de tiempo determinado. Es evidente, sin embargo, que un individuo que no realizase la actividad física no daría un gasto calórico cero, sino que presentaría un cierto consumo por encima de los niveles basales (sentarse, estar de pie, andar). Por tanto, al mirar las tablas siempre se deben restar entre 1 y 1,5 kcal/min, correspondientes al gasto metabólico en reposo o sentado que se produce de todas formas.
En condiciones normales, la tercera parte de la energía consumida corresponde al trabajo muscular, siendo esta proporción aún mayor en el trabajador manual. Como la actividad muscular es, con diferencia, el gasto de energía más importante del organismo, se considera que la obesidad se debe a una ingesta de alimentos excesiva en comparación con la cantidad de ejercicio realizado (Tabla l).
Tabla I: Valores diarios del gasto energético para varios trabajos

Fuentes energéticas para el ejercicio físico

Es interesante recordar las principales fuentes de obtención del ATP necesario para la actividad muscular, en función de la intensidad y, en especial, de la duracíón del ejercicio a realizar.

Sistemas metabólicos musculares durante el ejercicio físico

El adenosintrifosfato (ATP) es la fuente básica de energía para la contracción muscular. Cuando se retira un radical fosfato de la molécula se liberan 7.300 calorías de energía que se pueden emplear para el proceso contráctil del músculo.
El esquema es el siguiente:
La cantidad de ATP que hay en los músculos basta para mantener la potencia máxima durante 3 segundos, por lo que es esencial que se forme continuamente ATP nuevo, incluso durante la ejecución de la actividad deportiva.
Figura 1: Sistemas metabólicos importantes en el suministro de energía
Los tres mecanismos metabólicos encargados de reconstituir y así mantener una provisión sostenida de ATP en las fibras musculares, son:

Sistema de la fosfocreatina

La fosfocreatina es un compuesto químico con un enlace de fosfato de alta energía, siendo su representación química: Creatina PO3.
La fosfocreatina se descompone en ión fosfato y creatina. El enlace fosfato de alta energía de la fosfocreatina tiene capacidad de liberar al romperse un poco más de energía que el enlace de ATP, 10.300 cal/mol, por lo que puede proporcionar con facilidad la energía suficiente para reconstituir los enlaces de alta energía del ATP. Esta transferencia de energía desde la fosfocreatina al ADP, para regenerar el ATP, se produce instantáneamente, en una fracción de segundo.
La fosfocreatina y el ATP de la célula se llaman, de manera global, "sisterna energético del fosfágeno". juntos pueden producir una potencia muscular máxima durante 8-10 segundos. Se utiliza la energía de este sistema para las descargas breves de fuerza muscular máxima.

Sistema del glucógeno-ácido fáctico

El glucógeno almacenado en el músculo, tras la ingestión de glúcidos y en los momentos de poca actividad muscular, se puede degradar, cuando haga falta, por acción de la glucógeno fosforilasa en glucosa fosforilada, que es la utilizada para obtener energía.
Las etapas iniciales del proceso de degradación de la glucosa, la glucólisis, se producen sin necesidad de la utilización de oxígeno, constituyendo lo que se conoce como la glucolisis anaeróbica. Durante esta glucólisis cada molécula de glucosa se convierte en dos moléculas de ácido pirúvico y se producen dos moléculas netas de ATP.
Normalmente, el ácido pirúvico entra en las mitocondrias de las células musculares y, al oxidarse, forma una gran cantidad de ATP. Sin embargo, cuando la provisión de oxígeno es insuficiente para que se produzca esta segunda etapa oxidativa del metabolismo de la glucosa, la mayor parte del ácido pirúvÍco se convierte en ácido láctico, que difunde hacia el exterior de las células musculares y llega a la sangre. Por esta razón, gran parte del glucógeno muscular, en estas circunstancias, se convierte en ácido láctico pero, al hacerlo, se forman ciertas cantidades de ATP, aun sin tener oxígeno.
Este sistema del glucógeno-ácido láctico puede formar moléculas de ATP con una rapidez 2,5 veces mayor que el mecanismo oxidativo de la mitocondria. Cuando se requieren grandes cantidades de ATP para un período moderado de contracción muscular, este mecanismo de glucólisis anaerobia se puede utilizar como fuente rápida de producción de energía.
En condiciones óptimas, el sistema del giucógeno y el ácido láctico permite formar el ATP necesario para 1,3-1,6 minutos de actividad muscular, además de los 8-10 segundos proporcionados por el sistema del fosfágeno.

Sistema aerobio

Este sistema implica el consumo de oxígeno a nivel de las mitocondrias para sintetizar el ATP necesario para la contracción muscular. La glucosa, los ácidos grasos y los aminoácidos de los alimentos, después de cierto procesamiento metabólico intermedio, liberan electrones que al final se combinan con el oxígeno, produciéndose en el proceso de transferencia de los electrones, saltos energéticos que permiten convertir el ADP en ATP.
Si comparamos los tres mecanismos, las velocidades relativas máximas de producción de ATP son:
  • Sistema aeróbico: 1 M ATP/min.
  • Sistema del glucógeno-ácido láctico: 2,5 M de ATP/min.
  • Sistema del fosfágeno: 4 M de ATP/min.
Estos sistemas permiten actividad muscular de una duración aproximada de:
  • Sistema del fosfágeno: 8-10 segundos.
  • Sistema del glucógeno-ácido láctico: 1,3 a 1,6 min.
  • Sistema aerobio: tiempo ilimitado (mientras duren los nutrientes).
El sistema del fosfágeno el utilizado por el músculo para las cargas puntuales de fuerza, sistema aerobio es el requerido para la actividad deportiva prolongada. Entre los dos se encuentra el sistema del glucógeno-ácido láctico, de especial importancia para brindar fuerza extra durante el ejercicio físico de duración intermedia).
Tabla II: Contribución relativa de los procesos anaeróbicos y aeróbicos a la producción total de energía durante el ejercicio máximo de diferente duraciones
Según el vigor de la actividad física y su duración, se pueden estimar cuáles son los sistemas energéticos que se emplean para cada actividad (Figura 2 y Tabla III).
Tabla III: Sistemas energéticos empleados en diversos deportes
  • Sistema del fosfágeno, casi exclusivamente: 100 metros lisos, salto, levantamiento de peso, buceo, carreras de fútbol americano
  • Sistema del fosfágeno, casi exclusivamente: 200 metros lisos, baloncesto, carrera de beisbol, carreras de hochey hielo
  • Sistema del glucógeno-ácido láctico, principalmente: 400 metros lisos, 100 metros en natación, tenis, fútbol
  • Sistema del glucógeno-ácido láctico y sistemas aerobios: 800 metros lisos, 200 metros en natación, 1.500 metros patinando, boxeo, 2.000 metros remo, carrera de 1.500 metros, 400 metros de natación
  • Sistema aerobio: 10.000 metros patinando, ski de larga duración, carrera de maratón (42,2 Km), jogging
Figura 2: Esquema de la utilización de sustratos durante el ejercicio 
Para obtener la energía que el músculo precisa para la actividad física, se emplean preferentemente las reservas de glucógeno muscular y la energía proporcionada por la dieta rica en glúcidos. Sin embargo, hay que recordar que los músculos suelen consumir también grandes cantidades de ácidos grasos y derivados, tales como el ácido acetoacético, para obtener energía, y también pueden consumir, en mucha menor proporción, aminoácidos.
En la Figura 3 se muestra el consumo relativo aproximado de grasas y carbohidratos para obtener energía durante el ejercicio exhaustivo prolongado bajo tres condiciones dietéticas diferentes: dieta rica en carbohidratos, dieta rica en grasas y dieta mixta. Se observa que la mayor parte de la energía se deriva de los carbohidratos durante los primeros segundos o minutos del ejercicio, pero que, en el momento en que sobreviene el agotamiento, se está extrayendo del 60 al 85% de la energía de las grasas.
Figura 3: Efecto de la duración del ejercicio y del tipo de dieta sobre los porcentajes relativos de carbohidratos o grasas utilizados por los músculos para obtener energía
No toda la energía procedente de los azúcares se deriva del glucógeno muscular almacenado. También se almacena una cantidad notable de glucógeno en el hígado, que puede degradarse hasta glucosa, que pasa a la sangre y es captada por los músculos para obtener energía. Por tanto, si se dispone de glucógeno muscular y de glucosa en la sangre, éstos serán los nutrientes de elección para la actividad muscular intensa.
Aún así, para un acontecimiento de verdadera resistencia y, por tanto, de larga duración, la grasa aporta más del 50% de la energía requerida después de las 3 a 4 primeras horas de esfuerzo.

Ventajas del ejercicio físico en los programas de adelgazamiento

La incidencia de la obesidad se ha incrementado dramáticamente en los últimos tiempos, debido a los cambios en el estilo de vida, que reflejan una actividad física reducida y la disminución en el consumo de alimentos ricos en azúcares complejos, ricos en almidón y fibra, acompañado por un aumento en la ingesta de azúcares simples y de grasas.
Numerosos trabajos científicos ya señalados, algunos incluyendo datos epidemiológicos, muestran una clara relación positiva entre inactividad y obesidad. Por ello, es importante adoptar hábitos que se mantengan, a ser posible de por vida, y que conduzcan al control del peso y a la salud general, en lugar de medidas, a veces extremas y temporales, sólo para una pérdida de peso rápida y de corta duración.
El ejercicio físico es un factor importante que facilita el adelgazamiento en el obeso, por aumento del gasto calórico, por lo que ayuda a reducir el peso corporal y a conservar la masa muscular, y también es esencial para mantener la pérdida de peso con dietas menos estrictas y más aceptables.
En ocasiones, basta un intenso ejercicio físico para conseguir el adelgazamiento. Asimismo, Racette y cols. (1995) y Kempen y cols. (1995), han mostrado el efecto beneficioso del ejercicio aeróbico sobre la composición corporal y sobre el gasto energético total diario en sendos estudios de reducción de peso mujeres en obesas. De hecho, los libros monográficos sobre la obesidad suelen dedicar siempre un capítulo al interés de la actividad física en el manejo de este problema (Figuras 4 y 5).
Figura 4: Pérdida total de peso durante un programa de dieta hipocalórica, con y sin ejercicio, de 12 semanas de duración (x + SEM). Los sujetos ejercitados andaban 5 días/semana.
Figura 5: Porcentaje de grasa corporal en función del grupo, tras un programa de reducción de peso, con y sin ejercicio, de 12 semanas de duración (x + SEM).
El ejercicio físico permite o adelgazamiento local, al reducir la grasa de una forma más notable en aquellas zonas del cuerpo que más participan en la actividad.
El ejercicio físico ayuda, sobre todo, a la pérdida de grasa corporal, estando especialmente indicado el ejercicio aeróbico de baja intensidad y de larga duración, considerado como el más apropiado para formar parte, junto a la dieta, de los programas de adelgazamiento, ya que se puede realizar a diario y permite los mismos cambios en la masa corporal que la dieta y el ejercicio de alta intensidad y corta duración y presenta muchos menos riesgos (Tabla IV).
Heymsfield y cols. (1989) han demostrado que la actividad física añadida a la dieta hipocalórica favorece y facilita la pérdida de masa grasa, sin variar la proporción de masa magra, siendo ésto lo deseable en la reducción de peso corporal, además de conseguirse otros beneficios físicos y psicológicos, con un perfil más positivo, como la disminución de la ansiedad, mejora de la depresión y mejora del humor que, con frecuencia, se acompaña de la reducción de ingesta calórica y que, también, favorece el adelgazamiento. En algunos estudios han demostrado que estos efectos se consiguen con actividad física no muy prolongada (Tabla V).
Esto es de gran importancia, ya que el contenido en grasa corporal para la mayoría de los adolescentes en nuestra sociedad oscila entre el 15 y el 23%, siendo superior en las mujeres que en los hombres, sobre todo tras la pubertad. Esta proporción de grasa corporal se correlaciona de forma inversa con la actividad física desarrollada, en estudios realizados en niños preescolares. Este porcentaje de grasa corporal aumenta con la edad, tanto en hombres como en mujeres, y normalmente va acompañado de una disminución de la masa corporal magra y un pequeño aumento en el peso corporal total. Así, para varones, la grasa corporal puede aumentar del 18-20% a la edad de 20 años, hasta el 35% a la edad de 60 años, con pequeños cambios en el peso corporal y el correspondiente descenso en la masa magra corporal. Sería deseable, por tanto, mantener el contenido en grasa corporal en proporciones no superiores al 20-25% para varones, y al 25-30% para mujeres.
El ejercicio físico sensibiliza al adipocito a la acción lipolítica de las catecolaminas y de otras hormonas, favoreciéndose por este medio el catabolismo de las grasas.
Por otra parte, se ha estudiado, tanto de forma experimental como clínica, la relación entre la ingesta alimentaria y el gasto energético con el ejercicio físico. Se ha visto que existe una estrecha relación entre la ingesta y la duración del ejercicio, manteniéndose el peso corporal constante, hasta un punto en el que se produce la pérdida de ese equilibrio ingesta-ejercicio. De gran interés es el hecho de que, a medida que la actividad física se reduce por debajo de 1 hora/día en los animales de laboratorio, la ingesta no se reduce más, sino que se desequilibra y luego aumenta, por lo que se produce un incremento de peso.
Los estudios realizados en nos han demostrado una relación similar entre los grados de actividad y la ingesta (Figura 6).
Figura 6: Ingesta calórica e intensidad de la actividad física. Obsérvese que con las ocupaciones sedentarias aumenta la ingesta calórica
Incluso el ejercicio puede aumentar la preferencia para ingerir glúcidos en lugar de grasas, lo que es muy conveniente para disminuir grasa y mantener esta pérdida.
Otras observaciones también nos indican la relativa inactividad de los sujetos obesos, tanto de adolescentes como adultos, y se ha demostrado en estudios comparativos que son menos activos que los sujetos controles no obesos. Esta menor actividad conlleva un menor gasto energético y, por tanto, contribuye al balance positivo que mantiene o aumenta la obesidad.
Además esta inactividad relativa podría incrementar la ingesta de alimentos. Estas observaciones apoyan la necesidad de algún tipo de actividad física como parte integrante de cualquier programa de reducción de peso. Es importante mantener el ejercicio físico, ya que una menor actividad física se correlaciona con un aumento de la Lipoprotein-Lipasa del tejido adiposo, lo que aumenta la lipogénesis y la recuperación de la grasa. Otro efecto interesante de la realización de ejercicio físico es la potenciación de los efectos de ciertos fármacos, como los agonistas beta-3.
Un reciente estudio ha demostrado la efectividad del ejercicio físico en minimizar el aumento de peso que suele producirse al dejar de fumar. Se ha demostrado que una gran acumulación de grasa, especialmente en la mitad superior del cuerpo, está asociada con ciertas complicaciones metabólicas, como intolerancia a la glucosa, llegando incluso a la diabetes, hiperlipidemias e hipertensión.

Efectos sobre el perfil metabólico de glúcidos y lípidos

El ejercicio físico contribuye de forma notable a mejorar el perfil metabólico de las personas con problemas de exceso de peso. Numerosos estudios han demostrado una resistencia a la acción de la insulina en la obesidad y cómo se puede mejorar esta acción de la insulina con el ejercicio físico regular y la disminucion de peso. De hecho, la actividad física regular puede prevenir y disminuir la incidencia de la Diabetes Mellitus tipo II.
A nivel del metabolismo de los glúcidos se favorece, por medio de la actividad física, la captación de glucosa por el músculo y otros tejidos y se favorece la acción de la insulina, que así tiene un mayor efecto, disminuyendo la resistencia a la hormona y conllevando a menores necesidades de producción de la misma (Figura 7).
Figura 7: Capacidad metabólica máxima de las células adiposas de ratas controles jóvenes, ratas entrenadas y ratas controles de la misma edad, en un estudio del mecanismo del aumento de la actividad transportadora de glucosa en ratas entrenadas físicamente. La utilización de glucosa se midió en células adiposas en presencia de glucosa 10mM e insulina 7mM. Datos expresados/célula. Las tasas de las ratas ejercitadas diferían tanto de los controles jóvenes como de los controles de la misma edad (p<0,0001).
Estudios experimentales realizados por Hirshman y cols. (1989), han demostrado que el entrenamiento físico mantiene un tamaño pequeño de célula adiposa, al ser utilizadas las grasas para dicha actividad física, y aumenta el número total de transportadores de glucosa en las células adiposas, produciéndose este incremento por incorporación de los transportadores almacenados en el interior de la célula. Con la estimulación por la insulina, un número aumentado de transportadores de glucosa es traslocado a la membrana plasmática y se asocia a tasas incrementadas de entrada y metabolización de la glucosa en esas células (Figura 8).
Figura 8: Actividades de transporte de glucosa en adipocitos basales y con estimulación insulínica máxima de ratas control jóvenes, ratas entrenadas y ratas control de la misma edad, en un estudio del mecanismo del aumento de la actividad transportadora de glucosa en ratas entrenadas físicamente. Los adipocitos aislados fueron muestrados para la determinación del transporte de glucosa (6-14C). Datos expresados/célula. Las tasas basales del transporte de glucosa difirieron entre grupos (p<0,02). Las tasas de transporte de glucosa estimulada insulínicamente en las ratas entrenadas difirieron de las del grupo joven control (p<0,001) y de las del grupo control de la misma edad (p<0,05).
El entrenamiento físico también induce cambios beneficiosos de adaptación en el metabolismo de los lípidos, observándose en los obesos mejoras significativas en los niveles de lípidos y lipoproteínas plasmáticas con el ejercicio físico prolongado, acompañado por una dieta baja en grasas, haciéndose equiparables los valores obtenidos a los de los sujetos no obesos.
Se ha demostrado que el entrenamiento físico de los obesos induce a una disminución del LDL-colesterol, VLDL-colesterol y de los triglicéridos en sangre, y a un aumento del HDL-colesterol plasmático. Estos cambios se correlacionan con la cantidad de peso perdido (Figura 9).
Figura 9: Porcentaje de disminución en diferentes fracciones de colesterol y diferentes grupos de edad en un programa de modificación de estilo de vida (dieta alta en fibra, alta en carbohidratos complejos, baja en grasas y en colesterol, combinada con ejercicio aeróbico diario, básicamente andar) realizado sobre 4.587 adultos durante 3 semanas. El descenso del colesterol total (Total-C) no fue significativamente diferente del porcentaje de descenso observado en el grupo más joven. Para el LDL-Colesterol, no se observaron diferencias significativas en la reducción entre ninguno de los grupos. La reducción de HDL-Colesterol no fue significativamente diferente entre los grupos más joven y más viejo.
Como indican estos estudios de Williams y colaboradores (1990), estas variaciones en los valores del colesterol sérico total y del LDL-colesterol están mediados, por lo menos parcialmente, por mecanismos relacionados a cambios en la insulina plasmática y/o cambios en la sensibilidad a la insulina, como se deduce de la correlación observada entre cambios inducidos por el entrenamiento en los niveles de insulina plasmática y los inducidos en los niveles de colesterol y LDL-colesterol. Incluso el ejercicio físico en los niños contribuye a mantener niveles más adecuados de los parámetros lipídicos.
Los cambios en la masa grasa corporal total y en el nivel de grasa abdominal, inducidos por el entrenamiento físico aeróbico, se correlacionan con los cambios inducidos en el metabolismo de los lípidos y los glúcidos. Estas variaciones en los lípidos, además de los otros cambios relacionados con una modificación del estilo de vida, se acompañan en la mayor parte de los sujetos obesos de una reducción de la agregación plaquetaria y otros factores coagulantes, así como de una mejora en el control de la diabetes o de la intolerancia a los glúcidos, y de la hipertensión, tal vez por una disminución en la producción de insulina, que da lugar a una disminución en la reabsorción renal de sodio, y por la eliminación de éste por el sudor durante el ejercicio físico, con lo que se produce una reducción en el riesgo de aterosclerosis y sus secuelas clínicas.

Otros efectos del ejercicio físico

Entre los efectos beneficiosos del ejercicio físico, no descritos previamente en este trabajo de revisión, está el de mantener la funcionalidad neuromuscular en los mayores, asociándose claramente una menor actividad física con una peor situación funcional. Es interesante destacar que el ejercicio físico aumenta los niveles de Vitamina D y que la inactividad, por el contrario, hace que disminuyan los niveles de esta vitamina, con lo que aumenta el riesgo de enfermedades cardiovasculares.
Diversos trabajos apuntan al posible papel preventivo del ejercicio físico sobre determinados tipos de cánceres, en especial el de colon, al acelerar el tránsito intestinal, y los estrógeno-dependientes (de mama, útero), al disminuir la produción de los estrógenos si se controla el tejido adiposo.

Recomendaciones prácticas para promover el ejercicio físico regular en los programas de reducción de peso

La decisión de tratar a un paciente obeso depende de varios factores:
  • El grado de obesidad, en relación con los niveles ideales de peso corporal para el individuo.
  • La motivación para perder peso.
  • La presencia de enfermedades cuyo curso se ve complicado por la obesidad.
El tratamiento de la obesidad comprende esfuerzos dirigidos a disminuir la grasa corporal total. En este sentido, destaca el papel del ejercicio físico como medio para incrementar el gasto calórico y facilitar la respuesta lipolítica del tejido adiposo.
Los efectos beneficiosos múltiples del ejercicio físico son claros y han sido descritos por numerosos autores. En las personas que voluntariamente aumentan su gasto calórico sin aumentar de forma correspondiente su ingesta al¡mentaria, se produce una pérdida de peso extra.
El ejercicio físico está indicado en todos los casos de reducción de peso, siendo muy buen complemento de las dietas hipocalóricas sensatas y de otras medidas, y es especialmente beneficioso para los individuos de costumbres sedentarias.
Como precaución se debe realizar siempre una valoración cardiorrespiratoria previa al inicio de cualquier actividad física.
Los efectos positivos sobre el sistema cardiovascular y, probablemente, un efecto óptimo para la reducción de la ingesta y del peso corporal, se pueden conseguir mediante niveles bajos, pero relativamente constantes de actividad aeróbica. La intensidad y duración del ejercicio debe ser la suficiente para elevar discretamente el pulso durante la sesión y debe continuarse durante un período de tiempo considerable. Es importante realizar el ejercicio físico a una velocidad suficientemente rápida para que proporcione al sistema cardiovascular los efectos beneficiosos del incremento de la frecuencia del pulso y del gasto cardíaco, así como la máxima utilización calórica, mediante la realización del ejercicio a una frecuencia confortable, pero rápida.
En cuanto a las pautas a seguir en su realización, se deben respetar siempre los siguientes puntos:
  1. Aumento progresivo en la intensidad y duración del ejercicio.
  2. Calentamiento previo, para permitir las adaptaciones respiratoria, cardiovascular y locomotora. Como adaptaciones respiratoria y cardiovascular previas, hay que señalar:
  3. Realizar diariamente, durante quince días, 10-15 minutos y 2-3 veces al día, ejercicios de flexibilidad, relajación y resistencia: Estiramientos, caminar, subir escaleras, etc.
  4. Repetir durante otros quince días la misma pauta de ejercicio pero con una duración de 15 a 20 minutos.
  5. Duración de 45 a 60 minutos al día o en días alternos.
  6. La intensidad aproximada del ejercicio físico debe ser la suficiente para alcanzar, aproximadamente, el 50% de la utilización de oxígeno en un ejercicio aeróbico máximo (V02 MAX).
En cuanto a los tipos de ejercicio a realizar, se recomiendan los ejercicios aeróbicos de media a larga duración como son, por ejemplo:
  • Andar rápido, a paso ligero notando que se está haciendo un esfuerzo. Práctica especialmente recomendada para las personas mayores.
  • Bailar.
  • Footing.
  • Natación.
  • Ciclismo.
  • Gimnasia.
  • Esquí.
  • Remo.
Es aconsejable que se inicie la actividad física desde el comienzo del tratamiento de exceso de peso.
Dado que se producen tantos fracasos en los tratamientos de la obesidad, incluso en los sensatos, con reducción calórica combinada con un aumento de la actividad física, es conveniente utilizar el ejercicio físico regular en la prevención del desarrollo de la obesidad y en el mantenimiento de un peso estable.