Uno de los temas que más controversia causa en el mundo del ejercicio físico es el del acondicionamiento y entrenamiento de la musculatura abdominal (Tous y Balagué, 1998) pues se trata de una musculatura sujeta a diferentes mitos populares, potenciados por la publicidad televisiva
Autor: Jesús Villena Díaz* Adal Sempere Valdés*
* Licenciado en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte *Master en Alto Rendimiento Deportivo
Introducción
Uno de los temas que más controversia causa en el mundo del ejercicio físico es el del acondicionamiento y entrenamiento de la musculatura abdominal (Tous y Balagué, 1998) pues se trata de una musculaturasujeta a diferentes mitos populares, potenciados por la publicidad televisiva. Por esta razón se han convertido en los ejercicios que mayor revisión y estudio han sufrido en los últimos años.
Esta importancia se debe, quizá, a que siendo la musculatura más famosa entre la población, y a la que se presta gran atención en programas de ejercicio físico o practica autónoma de este, se entrena de forma inadecuada. Junto a ello, encontramos la controversia causada por la continua aparición de diferentes métodos y aparatos que prometen al comprador obtener en muy poco tiempo (semanas) grandes mejoras en la función abdominal. Cabe destacar que en el diseño de alguno de estos aparatos o métodos no se tiene en cuenta que la acción principal de la musculatura abdominal es la flexión del tronco hasta un grado de cifosis fisiológica (Santonja, 1997).
A estos factores se suma la frecuencia en la que se observa a personas sedentarias realizar ejercicios para la musculatura abdominal, de forma esporádica, ya que esta se encuentra hipodesarrollada (Reichardt, 1992) debido a que las acciones de la vida cotidiana no suelen estimularla. Si bien, estas personas usualmente persiguen un objetivo muy distinto que es “perder peso localizado del abdomen”, siendo sus esfuerzos infructuosos al no conocer la imposibilidad de localizar la pérdida de grasa. Realmente el mayor interés que han despertado estos músculos, viene determinado por factores estéticos (Yessis, 1994b) y profilácticos (como tratamiento del dolor lumbar), principalmente en la rehabilitación de lesiones de la columna lumbar, y como componente de programas de ejercicio para la salud (Axler y McGill, 1997). El papel preventivo de problemas lumbares es muy importante, pero si se trabaja en base a ejercicios abdominales desaconsejados se produce mas daño que beneficio.
Como consecuencia del éxito que tiene este grupo muscular se han diseñado multitud de ejercicios para su fortalecimiento, a los que se ha dado un mal uso. Es alarmante observar como en la actualidad se siguen ejercitando los músculos abdominales, en la mayoría de los casos, de forma inapropiada. Muchos profesionales de la actividad física y el deporte incluyen aún ejercicios abdominales desaconsejados (Wilmoth, 1986) en sus diseños de sesión.
Errores de aplicación que nacen del desconocimiento de la verdadera función y utilidad de estos músculos, junto con la creencia impropia de que cierta tensión sobre alguna zona corporal es indicativa de una realización eficaz del ejercicio (Colado, 1996). Para saber qué ejercicios deben elegirse y cómo se llevan a cabo hay que entender primero que músculos se utilizan y la función que desempeñan (Wirhed, 1996).
(Tomado de López Miñarro, 2000)
Desde aquí nos gustaría lanzar al aire una cuestión más seria de lo que parece:
Los músculos abdominales son seguramente de los más trabajados en los centros de fitness; pero ¿de qué manera están siendo entrenados?
Deberíamos respondernos a esta cuestión, tanto si somos instructores en sala como si somos usuarios de la misma… en esta reseña aprovecharemos para ver ejercicios que ayudarán a trabajar tu abdomen sin poner en peligro tu espalda sin causas ni repercusiones negativas de cara a la buena actitud postural además de falsos mitos y creencias que se producen en el campo del fitness.
Pero no sólo la manera de entrenar nuestros abdominales o las falsas creencias que se originan alrededor de este grupo muscular. además haremos hincapié en la importancia funcional que realizan sobre nuestro organismo, acción estabilizadora, mantenimiento de la postura correcta, uso en la respiración, cómo protegen nuestras visceras y órganos internos, y propondremos una progresión de ejercicios donde valoraremos su grado de dificultad en el entrenamiento.
Antes de entrar con mayor detalle sobre todo lo que rodea a este grupo muscular destacaremos que dicha musculatura suele tener un carácter fásico, es decir, suele estar con falta de tono muscular, si a esto le añadimos que su antagonista (musculatura lumbar) suele tener un excesivo tono; esto va a generar descompensaciones en la región pélvica y lumbar que desembocará en hiperlordosis con problemas de ciáticas y sobrecargas lumbares.
Uno de los aspectos más importantes y característicos a la hora de realizar un entrenamiento sería el Ritmo de Ejecución y trabajo muscular (sobretodo en ejercicios abdominales). En el caso de ejercicios isométricos haremos especial mención más adelante…
Respecto al Ritmo de Ejecución durante la realización del ejercicio autores como López Miñarro (1999) establecen que:
UN RITMO RÁPIDO CONLLEVA
- Comenzar con demasiada rapidez y utilizar la inercia como momento de potencia.
- Posibilidad de aumentar la flexión brusca de la columna vertebral cervical.
- Poco tiempo real y efectivo de trabajo muscular.
- No trabajar la contracción excéntrica si se vuelve a la posición inicial rápido.
UN RITMO LENTO CONLLEVA
- Mayor tiempo de trabajo muscular.
- Aprovechamiento del recorrido excéntrico.
- Evita aspectos negativos propios del ritmo rápido.
- Posibilidad de paradas isométricas.
Además, a este respecto diremos que en la realización de una correcta ejecución del ejercicio siempre debería estar presente la propiocepción muscular, por ejemplo, el hecho de enseñar a focalizar la atención (mediante palpaciones sistemáticas) es una forma de entrenamiento de estimulación kinestésica que no sólo puede permitir evaluar la tensión muscular en la musculatura abdominal y comprobar simetrías bilaterales (en ejercicios como el crunch, por ejemplo), sino también, ayudar a reducir tensiones musculares en músculos secundarios.
Además parece ser que mediante las palpaciones se mejora la función muscular, debido a la posible estimulación de los reflejos sensomotores, el posible cambio de reclutamiento de unidades motoras y la posible mejora en la coordinación intramuscular entre los músculos agonistas, antagonistas y sinergistas. En definitiva se trata de excitar el SNC para facilitar una contracción más fuerte y desarrollar conexiones a nivel neural (Tous y Balagué,1999).
MITOS y FALSAS CREENCIAS
Según Miñarro (1999) son muchas las falsas creencias que tradicionalmente se vienen dando acerca de esta zona de nuestro cuerpo.
Destacaremos principalmente los siguientes mitos:
- El mito de la pérdida localizada de tejido adiposo centrado en la pérdida de grasa abdominal con la realización de ejercicios abdominales.
- Abdominales Inferiores Vs Abdominales Superiores.
El mito de la pérdida localizada de tejido adiposo, centrado en la pérdida de grasa abdominal con la realización de ejercicios abdominales. Son muchas las personas que a lo largo de su vida, cuando se plantean reducir la adiposidad troncular, realizan ejercicios abdominales con tal fin. Este objetivo nace esencialmente de una tendencia mas estereotipada que profiláctica que se resumen en la siguiente frase. “No hay cosa que afee tanto la figura humana como un vientre voluminoso y caído denominado popularmente “curva de la felicidad”.
Si bien, la potenciación abdominal debe ser un objetivo desde el punto de vista de salud por sus efectos preventivos y profilácticos en cuanto al dolor lumbar, no es precisamente la forma de conseguir tal pérdida de peso. Es absolutamente imposible conseguir una pérdida localizada de grasa, ya que el lugar desde el cual provienen los ácidos grasos como combustible durante el ejercicio depende de factores genéticos, morfológicos, hormonales, etc. Así se pierde grasa allí donde más hay acumulada (Tinajas y Tinajas, 1992), y no existe ningún ejercicio que sea capaz de hacer desaparecer la grasa de una zona concreta.
Todo ello se resume en que no existe la reducción localizada (Howley y Franks, 1995). El problema se agrava cuando estas personas, convencidas de que pierden peso de la zona de la zona con la que se ejercitan, se miden el diámetro inmediatamente al finalizar los ejercicios y lo encuentran reducido.
La explicación más sencilla sería atribuir esta reducción a la perdida de “grasa” abdominal.especialmente televisivos, debido a la continua reiteración y aparición de aparatos y métodos que abogan por tal distinción.
Sin embargo, este proceso descrito es un fenómeno normal cuando se somete aun tejido a ejercicio, ya que se produce una redistribución de la grasa por efecto de la elevada temperatura, que desaparece después de finalizado el ejercicio y cuando el organismo recupera su homeostasis. Además hay que considerar que las directrices que debe reunir un ejercicio para lograr una reducción del peso graso, es difícilmente asumible por la musculatura abdominal en estas personas.
II. Abdominales Inferiores Vs Abdominales Superiores. Tradicionalmente a la hora de organizar el trabajo abdominal, se ha entendido que debían de realizarse dos grupos de ejercicios, cada uno destinado a una zona del recto anterior del abdomen. Esto ha llevado a que se hayan diseñado diferentes ejercicios basados en dos movimientos esenciales; la flexión de tronco para el desarrollo de la porción superior y ejercicios que implican la flexión coxofemoral (cadera) con las rodillas extendidas o flexionadas para el desarrollo de la porción inferior. Esta idea se ha sustentado a su vez en una sensación subjetiva de tensión en la zona inferior del abdomen al realizar ejercicios de movilización de caderas. Así se ha confundido la tensión generada por el Psoas Iliaco, que se inserta cerca del lugar de inserción de los abdominales inferiores, con tensión en estos últimos.
A su vez, este mito ha sido fuertemente difundido por los medios de comunicación,
EFECTOS POSITIVOS de un BUEN TRABAJO ABDOMINAL y del SUELO PELVICO
La musculatura abdominal es un componente importantísimo de nuestro equilibrio corporal, de la salud y protección de nuestra columna.
Principalmente existe un cierto mecanismo de protección cuando se contrae la musculatura abdominal, puesto que provoca un aumento de la presión intraabdominal, que a su vez provoca la disminución de las fuerzas comprensivas de la columna (Ibañez y cols, 1993; López Miñarro, 1999).
UNA MUSCULATURA ABDOMINAL BIEN TONIFICADA ES ESENCIAL POR LOS SIGUIENTES ASPECTOS (López Miñarro, 1999):
- Absorción impactos producidos por saltos, rebotes, pliometria, etc..
- Compensación efectos de tracciones del psoas y ms. lumbares.
- Estabilización del cuerpo de manera que los brazos y piernas puedan realizar cualquier movimiento teniendo como soporte a esta musculatura y formar una cadena muscular transmisora de fuerzas entre piernas y brazos (adecuada cadena cinética).
- Proporciona presión interna (intraabdominal) que mantiene la columna vertebral estable, reduciendo el estrés en la zona lumbar, produciendo una acción de descarga de presión sobre discos intervertebrales lumbares y estabilizando la columna.
- Colabora en la ventilación (espiración) en la práctica de actividad física.
- Mantenimiento de visceras en posición adecuada (kirby y roberts, 1985; lapierre, 1996 en lópez miñarro, 1999)
- Conservación actitud estática y durante el movimiento (estabilización de la pelvis).
- Disminución de la anteversión pélvica.
Interviene por lo tanto, en el mantenimiento de la postura consiguiendo una correcta alineación corporal. Manteniendo una alineación corporal correcta aumentará la efectividad del ejercicio, aumentando el rendimiento y disminuyendo el riesgo de lesión.
Actúa como fijador y estabilizador del tronco en distintas acciones motrices. En esfuerzos donde levantamos, empujamos y traicionamos resistencias, mantiene la columna como una base sólida, permitiendo que los brazos y piernas realicen el esfuerzo.
Ayuda a prevenir ciertas patologías directamente asociadas a molestias en la región lumbar tales como la hiperlordosis, lumbalgias, ciáticas, espondilolísis, espondilolistesis…
Y en cuanto al suelo pélvico… ¿Qué tipo de beneficios o factores positivos nos va a reportar fortalecer los músculos del suelo pélvico?
La tonificación en la base muscular de la cintura pélvica te ayudará a:
- Evitar posibles prolapsos de diferentes órganos de la zona.
- Facilitar el proceso para llegar al orgasmo. Los ejercicios de Kegel son esenciales para tonificar los músculos pubococcigeos e intensificar tus relaciones sexuales.
- Prevenir la incontinencia urinaria.
- En caso de embarazo:
Podrá facilitar el parto al producirse menos desgarros y posiblemente evitar una episiotomía (incisión quirúrgica realizada en el periné para agrandar la apertura vaginal justo en el momento que nace el bebé) con menor dolor tras el parto.
Facilitar el parto y los músculos vuelven a tonificarse con mayor facilidad.
SUELO PÉLVICO: ANATOMÍA y PAUTAS de TRABAJO
Introducción al nuevo concepto: Suelo Pélvico.
Arnol Kegel fue un ginecólogo americano que, en 1944, demostró que mediante la realización de una serie de ejercicios que potencian selectivamente la musculatura del suelo pélvico, que con la realización de unos determinados ejercicios era capaz de restaurar el tono y la fuerza de los músculos perineales alterados por el embarazo y el parto.
Hay varias maneras de realizar los ejercicios de Kegel, pero todos se basan en contraer y relajar el músculo pubococcígeo (conjunto muscular situado de pubis a cóccix formando así el suelo pélvico) repetidas ocasiones, con el objetivo de incrementar su fuerza y resistencia, y así prevenir ciertas deficiencias tales como la incontinencia urinaria y otros problemas asociados.
El músculo pubococcígeo, como ya hemos destacado, es el principal músculo del suelo de la pelvis pero además tiene una conexión nerviosa que alcanza el nervio pélvico, una ramificación que conecta el útero y la vejiga en el caso de la mujer, y la vejiga y la próstata con la parte inferior de la columna vertebral, en el caso del hombre.
El suelo pélvico es un conjunto de músculos y ligamentos que cierran el suelo del abdomen manteniendo en posición correcta y en suspensión la vejiga, el útero y el recto en contra de la fuerza de la gravedad. El debilitamiento del suelo pélvico puede provocar varios de los siguientes trastornos que se mencionan a continuación: incontinencia urinaria de esfuerzo, prolapsos (caída de los órganos intrabdominales) y disfunciones sexuales.
El problema de la incontinencia se genera al debilitarse los músculos del suelo pélvico. Estos sostienen la parte baja del abdomen como un arco protector en forma de hamaca flexible, y ofrecen el apoyo y sostén necesarios para la vejiga, el útero y el intestino inferior.
¿Cuáles son las causas que debilitan el suelo pélvico? ¿Existen prevenciones?
- Parto: al pasar el bebé a través de la vagina.
- Posparto: ejercitar precozmente abdominales o realizar saltos, practicar deportes o llevar pesos.
- Deportes: en especial los de “saltos” y de “impacto” (baloncesto, atletismo, tenis, aeróbic, footing, etc.) aumentan la presión abdominal, y si no se toman medidas oportunas, empeoran el tono muscular pélvico.
- Menopausia: por los cambios hormonales, ya que provocan pérdidas de flexibilidad y atrofia e hipotonía.
- Herencia: dos de cada diez mujeres tienen debilidad innata en los músculos del suelo pélvico.
- Hábitos cotidianos: retener la orina, vestir prendas muy ajustadas, practicar canto, tocar instrumentos de viento.
- Otras causas: obesidad, estreñimiento, tos crónica, estrés y otras.
La manera más sencilla y correcta de reconocer el músculo perineal es hacer como que orinas (sin orinar, ni tener ganas de ello) e intentar contraer el esfínter de la uretra. Al realizar está acción estás utilizando un complejo muscular que actúa como base de sustentación de nuestros órganos abdominales; al ejecutar este grupo muscular no estás realizando otra cosa que contraer, localizar y activar la propiocepción de este grupo de músculos. En este momento habrás llegado a localizar los músculos que deberás ejercitar para tonificar esta base del periné.
En caso de realizarlo durante la micción (totalmente desaconsejado) podrían quedar algo de residuos de orina en los uréteres pudiendo provocar infecciones urinarias a corto plazo.
Para tonificar estos músculos perineales podremos basarnos en todos aquellos ejercicios propuestos por el Dr. Kegel e incluso realizar modificaciones oportunas, siempre y cuando estemos siendo supervisados por un especialista.
En un estudio aparecido en la revista Obstetrics and Gynecology, científicos suizos encontraron que las mujeres que empezaron a hacer los ejercicios simples, dos meses después del parto y durante doce semanas, tuvieron significativamente menos problemas de incontinencia urinaria que mujeres que no los realizaron. Alrededor del 60% de las mujeres que ejecutaron los ejercicios dos veces a la semana, bajo supervisión, informaron de una gran mejoría en su capacidad de control de los músculos de la vejiga. Además de los ejercicios, las mujeres tomaron parte en un programa de entrenamiento por ordenador para ayudarles a que fueran más conscientes y tuvieran mejor control de estos músculos usando electroestimulación. Una pequeña descarga eléctrica en los músculos pélvicos a través de la vagina les ayudó a mejorar la resistencia de dichos músculos.
¿Cómo ejecuto los ejercicios para el fortalecimiento del Suelo Pélvico?
Aquí proponemos algunos ejercicios para que comiences a utilizar y a tener más clara la propiocepción de tu suelo pélvico. Para comenzar, y en nuestras primeras sesiones aconsejamos permanecer en la siguiente posición: permaneceremos en posición de cubito supino con ambos pies apoyados en el suelo y rodillas flexionadas. Mantén toda tu espalda en contacto con la superficie, sin dejar que la curvatura de la zona lumbar forme un arco, es decir, realiza una retroversión de la pelvis de manera que tu curvatura lumbar desaparezca. Piensa propioceptivamente cómo contraes tu suelo pélvico, como “empujas” de estos músculos hacia arriba (hacia el pubis). Realiza estas contracciones lentamente, concéntrate en tu respiración. Repítelo unas 10 a 15 veces.
La idea principal consiste en trabajar la faja abdominal y el suelo pélvico para reducir la presión intraabdominal, que a su vez podría provocar daños tales como prolapsos. La “cara oculta” de estos ejercicios se muestra en su dificultad. No todo el mundo es capaz de contraer este grupo muscular, o incluso realizar estos ejercicios de manera correcta. Debido a la complejidad que estos ejercicios, en ocasiones, nos pueden suponer sería conveniente acudir a un centro especializado donde incuso te puedan enseñar a realizarlos personalmente.
Pautas de Trabajo
Tras la presentación de este grupo de músculos y nuevo concepto de trabajo estableceremos una progresión de ejercicios de menor a mayor dificultad. Para ello, y basándonos en fuentes de investigaciones actuales transcribimos lo que Pinsach (2004) nos plantea en uno de sus estudios bibliográficos:
Previo al trabajo concreto de la musculatura abdominal se debe tomar conciencia de la acción muscular de los músculos del suelo pélvico, su acción es mucho más sutil y no por ello menos importante. Se puede iniciar sentado/a en una silla y juntar levemente los dos ísquiones (huesos sobre los que nos sentamos), el movimiento es apenas apreciable en un principio. Conviene evitar la contracción de grandes músculos como los glúteos. El siguiente paso es acercar el pubis al cóccix, el movimiento es más fácilmente apreciable. Por último el ejercicio más importante es sentir como, estando correctamente sentados/as, podemos elevar y descender a voluntad el ano. Estamos tonificando el músculo que sostiene los órganos internos (vejiga, recto y útero en las mujeres).
Una vez asimilada la acción de los músculos del suelo pélvico se añade esta acción a la de los músculos espiradores, básicamente el músculo abdominal más profundo, el transverso. Esto se logra expulsando el aire y reduciendo el contorno de cintura.
El siguiente paso es la coordinación de la contracción del recto sincronizada a la contracción del transverso, de los músculos del suelo pélvico y de la espiración.
Ejercicios isométricos que soliciten con intensidad la musculatura abdominal, especialmente transverso y oblicuos, en lo que podríamos denominar isometría concéntrica, cubrirá las necesidades de salud de los/as practicantes.
Paralelamente los ejercicios dinámicos mantendrán la movilidad. El problema se nos plantea al distribuir el porcentaje idóneo de ejercicios isométricos y dinámicos. Personalmente me inclino por un predominio de trabajo isométrico para acercar los ejercicios a las necesidades funcionales.
(Tomado de Pinsach, 2004)
Así mismo, este mismo autor, establece una progresión lógica de ejercicios isométricos para reducir la cintura en la que además se debe tener en cuenta la contracción previa del periné:
- Tendido prono, contracción previa del periné e intentar despegar el abdomen del suelo por la contracción del transverso, mantener unos segundos y repetir.
- En cuadrupedia, contracción previa del periné y reducir al máximo el contorno de cintura realizando una respiración básicamente torácica durante unos segundos.
- En la posición anterior elevar un brazo al frente lo más próximo a la línea del tronco. Alternar con el otro brazo.
- Realizar el mismo ejercicio únicamente estirándo la rodilla y despegando el pie del suelo. Alternar pierna.
- Incorporar al ejercicio anterior el brazo opuesto
Mayor dificultad:
- En cuadrupedia, previa contracción de periné y transverso, con apoyo de antebrazos y rodillas alinear el tronco de forma inclinada de cabeza a rodillas
- Apoyar la punta del pie y elevar una rodilla. Alternar
- Apoyado con ambos pies y antebrazos despegar levemente un pie del suelo. Alternar
- Con apoyo de manos y pies, en posición de fondo, elevar ligeramente un pie. Alternar
- Igual elevar el brazo contrario alineándolo con el tronco.
Sin lugar a dudas, fortalecer los músculos del periné es un nuevo concepto que cada día deberíamos tener más en cuenta pues vamos a disminuir problemas de incontinencia urinaria, va a reducir y evitar posibles prolapsos, va a mejorar las situaciones de parto y posparto y además va a intensificar y mejorar nuestras relaciones sexuales.
Por ello Pinsach, P. nos descubre algunas citas y referencias actuales en las que se constatan más aún, si cabe, esta tendencia al entrenamiento y tonificación de los músculos pélvicos. Destacaremos las siguientes:
J CALAIS-GERMAIN, B. (1998) El periné femenino y el parto, Barcelona, Los libros de la liebre de marzo (Página 69) “…un trabajo de refuerzo abdominal, será nocivo para el periné si crea presión hacia abajo, si hace abombarse el bajo vientre o el periné. Es más conveniente reforzar los abdominales empezando por la contracción del suelo pélvico, y solo entonces se puede continuar con la de los abdominales.”
J JOSÉ MIGUEL AMOSTEGUI (1999) Archivos de Medicina del Deporte. Volumen XVI Número 74 (Página 644) “La mujer por su condición, es candidata a padecer incontinencia urinaria, especialmente si es físicamente activa…Toda mujer fundamentalmente la deportista, debería conocer su periné, localizarlo, conocer su función…El ayudarle a ello puede ser función de los profesionales de la salud que la rodean.Entre los factores etiológicos, se considera como el más importante el aumento de la presión intra-abdominal, por la mala práctica deportiva o el ejercicio abusivo de abdominales, situación que va a incidir sobre el suelo pélvico, provocando la degradación progresiva del mismo y haciéndolo incompetente para la función de continencia.”
J G. VALANCOGNE, J.P. GALAUP (1996) Prolapsos y reeducación “.El estudio anatomico- fisiológico de los prolapsos muestran que resultan la mayoría de las veces de una deterioración de los elementos de suspensión de las vísceras pelvianas (núcleo fibroso central del perineo, nudo anterior de los músculos elevadores,nudo posterior fibroso), y de una mala sinergia abdomino-perineal, la resultante de los esfuerzos que provocan una hiperpresión abdominal,.”
J SOCIEDAD ESPAÑOLA DE GINECOLOGÍA Y OBSTETRICIA (1999) “La incontinencia urinaria afecta a 4 cada 10 mujeres, desde adolescentes a maduras. entre las jóvenes, incluso sin hijos, que practican deporte, especialmente ejercicios abdominales, 6 de cada 10 están afectadas de incontinencia de esfuerzo”. En su “Guía para mejorar la calidad de vida de la mujer” menciona un estudio del BRITISH MEDICAL JOURNAL (1988) en un estudio sobre 833 mujeres: 41% padecía incontinencia urinaria, de las cuales el 50% tenía menos de 45 años.
Cada día vemos en nuestras salas de musculación, en nuestros centros de fitness a un público, cada vez más joven, realizando clases de alto impacto, o ejercicios abdominales sin más juicio que el de lucir una buena “tableta” este verano en la playa. ninguno de nuestros usuarios son conscientes del peligro que estos ejercicios, sin control, les podría llegar a provocar. Es pues, nuestra misión advertirles que hagan una pequeña metamorfosis en su concepto de entrenamiento abdominal (más aún si son mujeres).
Una referencia relevante en cuanto a esta materia se plantea desde un artículo publicado en El Mundo, en el número 290 del jueves 23 de abril de 1998, donde PABLO JAUREGUI establece que “Más de dos millones de mujeres en España sufren problemas de incontinencia
urinaria….. la incontinencia urinaria se debe básicamente a la debilidad de la musculatura del
suelo pélvico.Además muchas prácticas deportivas, como el aeróbic, la gimnasia, el footing y los ejercicios abdominales que provocan un aumento de la presión afectan de una forma directa a la fuerza de la musculatura pélvica. además, el deterioro de la musculatura pélvica que causa la incontinencia urinaria deteriora la calidad de vida de las relaciones sexuales de una forma notable, los orgasmos son menos intensos o no llegan a alcanzarse…. “
CONCLUSIONES
Tras analizar con más detalle las bases anatómicas tanto de los músculos abdominales como del suelo pélvico podremos concluir que sería importante trabajar paralelamente abdomen-periné ya que cualquier contracción abdominal provoca una fuerza compresiva hacia el periné, el cual, si no está lo suficientemente tonificado puede correr el riesgo de padecer prolapsos, incontinencia urinaria, etc.
Por ello, desde esta reseña bibliográfica se propone un trabajo “distinto” desde el punto de vista de trabajo abdominal, se deberá realizar un fortalecimiento abdominal (¡correcto!) pero previo a este, se tendrá que realizar un trabajo pélvico y tras un acondicionamiento óptimo comenzar a trabajar paralelamente la musculatura abdominal. Es decir, primero musculatura pélvica y tras esta, refuerzo abdominal.
Deberíamos preguntarnos si un exceso de tono abdominal podría ser perjudicial para el suelo pélvico. La respuesta es afirmativa, puesto que un tono excesivo abdominal provocará una fuerza hacia el piso pelviano pudiendo provocar graves problemas ya mencionados anteriormente.
BIBLIOGRAFÍA
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