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domingo, 27 de septiembre de 2015

EL EJERCICIO PODRÍA PROTEGER DE LOS SÍNTOMAS DEL ALZHEINER INICIAL


La actividad física vigorosa beneficia al cerebro que envejece.
    

Imagen de noticias HealthDay
JUEVES, 23 de julio de 2015 (HealthDay News) -- El ejercicio regular podría ser la mejor medicina para las personas mayores que se enfrentan al inicio de la demencia, según tres ensayos clínicos recientes.
La actividad física mejoró el estado de ánimo, la memoria y la capacidad de pensar en los participantes de los tres estudios.
Un estudio encontró que el ejercicio aeróbico intenso mejora el flujo sanguíneo en áreas clave del cerebro, y parece reducir los nudos de proteína tau que son característicos de la enfermedad de Alzheimer. El Alzheimer es la forma más común de demencia.
"El flujo sanguíneo se reduce en esas áreas a medida que envejecemos, pero el ejercicio lo aumentó", dijo la autora líder, Laura Baker, neurocientífica cognitiva de la Facultad de Medicina de la Universidad de Wake Forest en Winston-Salem, Carolina del Norte. "Me parece que estamos cambiando los efectos relacionados con el envejecimiento, y quizá estemos cambiando los efectos asociados con el Alzheimer, ambas cosas mediante el ejercicio".
La nueva investigación se presentará este jueves en la Conferencia Internacional de la Asociación del Alzheimer (Alzheimer's Association) en Washington, D.C. Los hallazgos presentados en reuniones por lo general se consideran preliminares hasta que se publican en una revista médica revisada por profesionales.
Los tres estudios "nos ofrecen información sobre la vida con la enfermedad", dijo Heather Snyder, directora de operaciones médicas y científicas de la Asociación del Alzheimer.
"El ejercicio físico otorga un beneficio potencial a las personas que viven ahora con Alzheimer", dijo Snyder. "Incluso si ya sufre un deterioro cognitivo, la actividad física sigue siendo beneficiosa".
Las investigaciones anteriores han mostrado que el ejercicio puede mejorar la capacidad de pensamiento en los adultos sanos, así que Baker y sus colaboradores abordaron a personas con un deterioro leve para ver si la actividad física también podía ayudarlas. Las 65 personas del estudio de Baker tenían entre 55 y 89 años de edad, y no hacían ejercicio antes. También sufrían de prediabetes, que puede aumentar el riesgo de contraer la enfermedad de Alzheimer.
Los participantes se asignaron al azar a uno de dos grupos durante seis meses. El primer grupo realizó ejercicios de estiramiento que no aumentaban mucho su ritmo cardiaco, mientras que el segundo grupo tenía que hacer al menos 45 minutos de aeróbicos de alta intensidad cuatro veces por semana.
El grupo de aeróbicos tenía que permanecer en un rango del 75 al 85 por ciento de su ritmo cardiaco máximo durante al menos 30 minutos de su sesión de ejercicio, que la mayoría de veces se realizaba en una cinta caminadora. "Para una persona típica de 70 años, eso significa un ritmo cardiaco de al menos 130 latidos por minuto", dijo Baker.
El 92 por ciento de las personas permanecieron en el programa de ejercicio, y al final tenían una mejor forma física y unos mejores niveles de azúcar en sangre, encontraron los investigadores.
Algo más importante aún es que unas IRM cerebrales revelaron que el flujo sanguíneo había aumentado de forma significativa en los centros de memoria y procesamiento del cerebro de los participantes, con una mejora correspondiente en su capacidad de planificar, organizar y prestar atención.
Unos análisis que usaron muestras de líquido cefalorraquídeo de los pacientes también mostraron una reducción significativa en los nudos de proteína tau, y el efecto más pronunciado se observó en los mayores de 70 años de edad.
"Esos hallazgos son importantes porque sugieren de forma contundente que una intervención potente en el estilo de vida, como el ejercicio aeróbico, puede tener un impacto sobre los cambios en el cerebro relacionados con el Alzheimer", señaló Baker. "Ningún fármaco que esté aprobado ahora puede rivalizar con esos efectos".
En otro ensayo clínico, 200 personas de 50 a 90 años que sufrían de Alzheimer se asignaron al azar a un programa de ejercicio aeróbico o a un grupo de control que no hizo ejercicio adicional. Se pidió a los que hacían ejercicio que llegaran a una intensidad objetivo del 70 al 80 por ciento de su ritmo cardiaco máximo.
Los investigadores daneses hallaron que los que hacían ejercicio sufrían de menos problemas del estado de ánimo, como ansiedad, irritabilidad y depresión. Las personas que hacían ejercicio con más frecuencia y mayor vigor también lograron mejoras significativas en la velocidad mental y en la atención.
El tercer ensayo se realizó en Canadá, con 71 personas de 56 a 96 años que habían sufrido mini accidentes cerebrovasculares (ACV), lo que disminuyó su capacidad de pensar y recordar. La mitad se asignó a un grupo que participó en clases regulares de aeróbicos.
Los investigadores encontraron que los participantes que tomaron clases de aeróbicos con regularidad mejoraron su memoria y atención selectiva, en comparación con aquellos a quienes no se pidió que hicieran ejercicio regular.
Snyder y Baker dijeron que la mayoría de adultos mayores deberían ser capaces de encontrar una actividad física que puedan realizar, aunque sufran de algunas dolencias relacionadas con la edad.
"No hay que hacer ningún ejercicio en particular", aclaró Baker. "Se trata de cualquier cosa que aumente el ritmo cardiaco hasta que uno jadee y sude".
Pero anotó que las personas mayores deben consultar al médico antes de comenzar un programa de ejercicio, y comenzar poco a poco. El estudio danés ofreció a los participantes cuatro semanas para adaptarse antes de pedirles que hicieran un ejercicio más intenso.
Si una persona ya sufre de demencia, aún puede beneficiarse del ejercicio, pero es probable que necesite de alguien que guíe su calendario de ejercicios, añadió Baker.
"Pero esa supervisión puede ser en forma de ejercicio grupal", dijo. "No tiene que ser individual".

Artículo por HealthDay, traducido por Hola Doctor
FUENTES: Laura Baker, Ph.D., cognitive neuroscientist, Wake Forest School of Medicine, Winston-Salem, N.C.; Heather Snyder, Ph.D., director, medical and scientific operations, Alzheimer's Association; abstracts, July 23, 2015, presentations, Alzheimer's Association International Conference, Washington, D.C.
HealthDay

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