La obesidad se está convirtiendo en el principal problema de salud en los países desarrollados. Las principales causas son los malos hábitos alimenticios y la escasa actividad física que desarrollamos en los países industrializados especialmente.
La vida sedentaria que llevamos no ayuda en
nada a atacar estas causas. Según los investigadores de la revista
científica ‘The Lancet’, menos de un tercio de los
adultos practica deporte y la falta de ejercicio provoca, además, tantas
muertes como fumar, lo que cuantificado representa alrededor de 5,3 millones de muertes al año.
Frente a esta realidad, y tal y como reconoce el Ministerio de Sanidad español, el deporte es una parte fundamental para luchar contra la obesidad, que ha alcanzado proporciones de epidemia en Europa y muchas otras partes del mundo. Del mismo modo, no podemos olvidar que la obesidad provoca una serie de problemas graves de salud como pueden ser: diabetes, enfermedades relacionadas con el corazón y algunos tipos de cáncer. La Organización Mundial de la Salud ya ha tomado cartas en el asunto y recomienda que los adultos realicen al menos 30 minutos al día de ejercicio físico moderado. Los niños necesitan 60 minutos como mínimo.
Para cambiar esta tendencia, existe unanimidad en el sector médico: es preciso impulsar la práctica deportiva, lo que además conllevará un ahorro muy importante en el gasto sanitario, cuyo coste mundial se estima en 2.500 millones de euros para combatir la obesidad.
Pasear, caminar, correr, montar en bici, todos ellos beneficiosos para el sistema cardio-respiratorio. Este tipo de ejercicios ayuda a mejorar la capacidad pulmonar, y provoca un mayor consumo máximo de oxígeno, lo que permite una mayor capacidad física para realizar esfuerzos. Otro de los beneficios importantes es la mejora de la función cardiovascular, reduciendo así el riesgo de padecer enfermedades tales como la hipertensión arterial o el infarto de miocardio. Además, la práctica deportiva puede mejorar o reducir la existencia de anormalidades asociadas a la obesidad, como la sensibilidad a la insulina, la intolerancia a la glucosa o el perfil de lípidos en sangre.
Pero no son los únicos beneficios, puesto que la práctica deportiva ayuda a mantener los niveles adecuados de colesterol LDL, ayuda a descender los triglicéridos, y mejora la resistencia a padecer diabetes. También ayuda a mejorar la capacidad pulmonar, y previene ante algunos tipos de cáncer.
Por último tiene efectos beneficiosos en nuestra psique, aumentando la autoestima, y disminuyendo los estados de ansiedad.
Además de ayudar a tener un mejor estado de salud, el ejercicio, especialmente el colectivo, fomenta la adquisición de valores muy importantes para el ámbito social del ser humano: espíritu de equipo, tolerancia y juego limpio.
En definitiva, no existe una razón única que explique la epidemia de la obesidad. Han sido una serie de cambios: aumento en el suministro de alimentos, cambios significativos en la producción de los mismos, sociedades más industrializadas, menor disponibilidad de tiempo para cocinar, abuso de alimentos grasa, aumento del consumo de los platos preparados…
La actividad física, el ejercicio físico y el deporte resultan esenciales para la salud, ya que mejoran el estado físico, mental y social, creando unos hábitos de vida que generan beneficios estables.
Frente a esta realidad, y tal y como reconoce el Ministerio de Sanidad español, el deporte es una parte fundamental para luchar contra la obesidad, que ha alcanzado proporciones de epidemia en Europa y muchas otras partes del mundo. Del mismo modo, no podemos olvidar que la obesidad provoca una serie de problemas graves de salud como pueden ser: diabetes, enfermedades relacionadas con el corazón y algunos tipos de cáncer. La Organización Mundial de la Salud ya ha tomado cartas en el asunto y recomienda que los adultos realicen al menos 30 minutos al día de ejercicio físico moderado. Los niños necesitan 60 minutos como mínimo.
Para cambiar esta tendencia, existe unanimidad en el sector médico: es preciso impulsar la práctica deportiva, lo que además conllevará un ahorro muy importante en el gasto sanitario, cuyo coste mundial se estima en 2.500 millones de euros para combatir la obesidad.
Ejercicios para combatir la obesidad
Pero la intensidad de ejercicio va a depender mucho de la frecuencia con la que practiquemos el ejercicio, la intensidad del mismo, la duración y el tipo de ejercicio. El ejercicio debe estar adaptado a cada persona, puesto que existe una relación directa entre el tipo de ejercicio físico y el estado de salud de cada persona.Aeróbicos
Pasear, caminar, correr, montar en bici, todos ellos beneficiosos para el sistema cardio-respiratorio. Este tipo de ejercicios ayuda a mejorar la capacidad pulmonar, y provoca un mayor consumo máximo de oxígeno, lo que permite una mayor capacidad física para realizar esfuerzos. Otro de los beneficios importantes es la mejora de la función cardiovascular, reduciendo así el riesgo de padecer enfermedades tales como la hipertensión arterial o el infarto de miocardio. Además, la práctica deportiva puede mejorar o reducir la existencia de anormalidades asociadas a la obesidad, como la sensibilidad a la insulina, la intolerancia a la glucosa o el perfil de lípidos en sangre.
Trabajo de flexibilidad
Ayudar a mejorar la movilidad articular, y son flexiones y estiramientos. Además, practicar un programa de entrenamiento de la flexibilidad puede mejorar el rendimiento físico. Una articulación flexible puede moverse a lo largo de un mayor rango y requiere menos energía para hacerlo.Ejercicios de fuerza
Pesas, que ayudan a fortalecer y endurecer los músculos. En definitiva, ayudan a mejorar nuestra calidad de vida.El ejercicio mejora tu salud y evita la obesidad
Todo este tipo de ejercicios favorecen en niños y adolescentes reducciones de peso en niños pre-obesos y reducción del depósito de grasa abdominal y ayudan a mantener el peso. Pero no es la única ventaja, pues además tiene beneficiosos efectos sobre el aparato locomotor como el aumento de la densidad ósea y la masa muscular.Pero no son los únicos beneficios, puesto que la práctica deportiva ayuda a mantener los niveles adecuados de colesterol LDL, ayuda a descender los triglicéridos, y mejora la resistencia a padecer diabetes. También ayuda a mejorar la capacidad pulmonar, y previene ante algunos tipos de cáncer.
Por último tiene efectos beneficiosos en nuestra psique, aumentando la autoestima, y disminuyendo los estados de ansiedad.
Además de ayudar a tener un mejor estado de salud, el ejercicio, especialmente el colectivo, fomenta la adquisición de valores muy importantes para el ámbito social del ser humano: espíritu de equipo, tolerancia y juego limpio.
En definitiva, no existe una razón única que explique la epidemia de la obesidad. Han sido una serie de cambios: aumento en el suministro de alimentos, cambios significativos en la producción de los mismos, sociedades más industrializadas, menor disponibilidad de tiempo para cocinar, abuso de alimentos grasa, aumento del consumo de los platos preparados…
La actividad física, el ejercicio físico y el deporte resultan esenciales para la salud, ya que mejoran el estado físico, mental y social, creando unos hábitos de vida que generan beneficios estables.
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