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viernes, 12 de julio de 2013

QUÉ ES UN ESGUINCE Y CÓMO SE TRATA

 

      
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Por esguince nos referimos a una lesión que afecta a los ligamentos, que son las estructuras que fijan los segmentos óseos de una articulación para limitar y dirigir su movimiento. Por lo tanto, ante la pregunta de qué es un esguince, la respuesta es que así se denomina a las lesiones que cursan con estiramiento o rotura (parcial o completa) de las fibras que forman uno o varios ligamentos. Así un esguince se puede producir prácticamente en cualquier articulación, aunque los que más nos suenan sean en rodilla o tobillo por ser las más afectadas por este tipo de lesiones.
Los esguinces se pueden clasificar en función del número ligamentos de la articulación que se vean afectados, pero la forma más habitual de clasificarlos es en función de la gravedad de la lesión. Atendiendo al criterio de gravedad, se suelen clasificar en tres grados:
  • Grado I: El ligamento se estira, pero no llegan a romperse fibras, o se rompen muy pocas, de forma casi inapreciable, aunque cursa con dolor y dificultad para movilizar o apoyar..
  • Grado II: Rotura parcial de fibras.
  • Grado III: Rotura completa. Al haberse roto todas las fibras, suele ocurrir que el dolor no sea el síntoma más característico en este tipo de esguinces.

¿Cómo se producen los esguinces?

El mecanismo de producción suele deberse a un movimiento que va más allá del arco normal de movilidad de la articulación. El ligamento se puede romper si el movimiento es violento y de mayor amplitud de la normal.
El esguince más frecuente es el de tobillo. Esto se debe a que es muy típico que se fuerce en casi todos los deportes (al correr, saltar…), incluso en la vida cotidiana, ya que un mal paso, una caída o un desequilibrio usando zapatos de tacón pueden forzar una hipermovilidad del tobillo que lesione los ligamentos. En concreto el esguince más frecuente es de la cara externa del tobillo.

¿Cómo se tratan los esguinces?

En los tres grados es de vital importancia hacer una adecuada recuperación después de la lesión. La fisioterapia tiene un papel importante en optimizar la recuperación, para favorecer la vuelta a la actividad y la prevención de recaídas. En el grado III además suele ser necesario previamente el tratamiento quirúrgico.
Ya sea un esguince leve (grado I) o más grave (grados II y III), hay que darle la importancia que tiene. Técnicas contra el dolor (reposo-hielo-compresión-elevación, el famoso RICE) ayudarán a reducir el dolor y la inflamación, y permitir que las estructuras vayan sanando.
Un buen diagnóstico es importante desde el primer momento. Como he dicho, los de grado III pueden no doler, o doler menos que uno de grado I o II. Por eso el dolor o el aspecto no deben ser el criterio que nos haga pensar si es una lesión grave o no. Es sobre todo la impotencia funcional (la dificultad o imposibilidad de caminar) junto con el mecanismo de lesión lo que nos puede hacer pensar que tenemos un esguince o lesión. En cualquier caso, acudiremos siempre al médico para salir de dudas.
En el tratamiento posterior, una vez que el dolor y la inflamación ya se vayan aliviando, habrá que realizar un entrenamiento con ejercicios de tipo propioceptivo y de reacondicionamiento muscular. El objetivo es preparar la zona para que responda a estímulos similares a los que produjeron la lesión, haciendo que el cuerpo sepa responder para minimizar el riesgo de lesión.

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