LA TRANSFORMACIÓN DE LOS ALIMENTOS EN ENERGÍA
Células, mitocondrias, enzimas aeróbicas, enzimas anaeróbicas…fábricas, calderas, obreros especializados. Todos unidos por la misma causa: formar ATP. En este caso, el ATP no es la asociación de tenistas profesionales. El ATP es Adenosín Trifosfato; una molécula que interviene en todos los intercambios de energía celular y la responsable de que nosotros podamos dar pedales, más rápido o más despacio, en función del combustible y oxígeno existente para formar ATP. Si el nombre ya asusta, no te quiero ni contar cómo se forma, pero voy a intentar hacerlo de una forma que sea bastante entendible, ya que es un proceso muy interesante y que seguro satisfacerá la curiosidad a más de uno.
¿CÓMO SE ALIMENTA EL MÚSCULO?De una gran mayoría es sabido, que cuando vamos a bajas intensidades, la fibra muscular utiliza y se alimenta de grasas. Pero si hablásemos con más propiedad, dichas grasas van al músculo para quemarse en la mitocondria y darte a cambio una buena cantidad de ATP. Y lo mismo ocurre con la glucosa. Su misión es quemarse para producir ATP. Si no hay ATP, no hay movimiento, no hay contracción muscular.
Por poner un ejemplo, sería como el petróleo…pero al revés. Un producto único, como el petróleo, sufre las distintas elaboraciones para que entre otras cosas, dispongamos de varios tipos combustibles para los distintos usos. En el caso que nos ocupa, es al contrario, todos los combustibles disponibles (grasas, hidratos de carbono, proteínas, fosfato de creatina), tienen la misión de conseguir un producto único, como es el ATP.
Para que os hagáis una idea, de lo esencial que es la producción continuada de esta molécula, sólo tenemos que deciros que las cantidades existentes de ATP en el músculo son ínfimas. Si nuestras contracciones musculares durasen más de 2 ó 3 segundos, se agotarían las reservas existentes en la fibra muscular, por lo que su producción tiene que ser continuada para poder seguir moviéndote. La cantidad de oxígeno existente en el músculo, a nivel celular, es muy importante ya que va condicionar el trabajo de elaboración.
Estás terminando de arreglarte para ir al punto de encuentro de la grupeta o el club. En ese momento, cuando ya vas con prisas y con el tiempo justo, tu musculatura inferior está consumiendo casi exclusivamente ácidos grasos. Todavía tienes el desayuno en la boca, y el riego sanguíneo está más activo a nivel estomacal, a fin de hacer la digestión. En esos momentos, a nivel de piernas, el riego sanguíneo es mínimo. El sistema vegetativo tiene “cerrado el grifo”, de lo contrario el que está todo el día de pie, tendría la mayor parte de la sangre en las zapatillas. En condiciones basales o de sedentarismo, hay órganos que necesitan más esa sangre.
Cuando bajas a la calle y te sientas encima de “la flaca”, ya empieza a cambiar la cosa. El sistema vegetativo está a punto de cerrar el grifo al estómago, riñones y vísceras, para abastecer de riego sanguíneo a tus piernas. Empiezas a dar pedales, para recorrer los primeros metros que hay hasta el primer semáforo y ya has agotado todas las reservas de ATP que disponías en tus fibras. Y no has dado ni media docena de pedaladas.
Y ahora, ¿Qué vas a utilizar, para seguir fabricando ATP? Todavía no ha tenido tiempo, el sistema cardiovascular, de abastecer de oxígeno suficiente a las piernas y tienes que seguir dando pedales. Por lo tanto tendrá que utilizar algo que no necesite oxígeno para la elaboración de ATP: El fosfato de creatina. Si te acuerdas, este combustible es el que utiliza la fibra muscular en esfuerzos máximos, lo que sería anaeróbico aláctico, sin oxígeno ni producción de ácido láctico, ya que no hay degradación de glucosa. El combustible rey de los sprints.
Pero tenemos otro inconveniente, y es que las reservas de fosfato de creatina, también son muy pequeñas: de 10 a 15 segundos. Tendrá que seguir buscándose la vida. Lo siguiente que utilizará, será el glucógeno existente en tus propias fibras. Lo reconvertirá en glucosa y tendrá que ser utilizada anaeróbicamente (sin oxígeno), al no haber llegado la suficiente aportación de oxigeno. Necesitará un par de minutos aproximadamente para que llegue oxígeno suficiente a las piernas y que la glucosa la pueda quemar aeróbicamente. Aún no has llegado a la vuelta de la esquina y fíjate cómo se están organizando tus piernas, para que no te caigas de la bici.
Se podría decir que los primeros 20 minutos de ejercicio, aproximadamente, vienen predefinidos de serie. El músculo utiliza la glucosa, hasta que en función de cómo hagas la salida, utilice uno o varios sustratos para trabajar.
Vamos a ver los distintos de qué tipo de combustibles disponemos y cómo los utiliza el músculo:
LAS GRASAS
A nivel cicloturista, se suelen tener buenas reservas. Las grasas se encuentran almacenadas en forma de triglicéridos. En más de una ocasión habrás oído a alguien, normalmente sedentario, que en los análisis de la empresa, le han dicho que tiene altos los triglicéridos.
Cuando el músculo solicite grasas para trabajar, vamos a suponer que llega la orden a tus michelines. Los triglicéridos se fraccionan y se dividen en dos: ácidos grasos libres y glicerina. Este fraccionamiento se llama lipólisis. La glicerina toma un camino y los ácidos grasos son transportados por la sangre, mayoritariamente asociados a proteínas, con dirección al músculo.
Una vez en la fibra muscular, los ácidos grasos libres atravesarán la pared de la célula y se encontrarán con miles de mitocondrias dispuestas a quemar esos ácidos grasos. Cómo ya sabemos, será la famosa L-Carnitina la que tiene que ayudar a atravesar la pared de la mitocondria. Una vez atravesada la pared, esos ácidos grasos se convierten en Acetil-CoA. No te olvides de esta última “palabreja”.
HIDRATOS DE CARBONO
Cuando comemos hidratos de carbono, estos se transforman en glucosa y se almacenan en el músculo y en el hígado en forma de glucógeno. Cuando el músculo solicita glucosa, porque la intensidad que llevamos es elevada, el glucógeno se descompone en glucosa y viaja a través del torrente sanguíneo, dirección músculo. Existe una diferencia con las grasas y es la posibilidad de quemar la glucosa, con oxígeno y sin oxígeno; lo que sería aeróbicamente y anaeróbicamente.
Cuando la glucosa llega a la célula, también estarán esperando miles de mitocondrias, pero a diferencia de las grasas, habrá once enzimas preparadas, con el fin de transformar la glucosa en otra sustancia y que pueda ser quemada. Cuando hablábamos en el artículo anterior, de los habitantes del músculo, decíamos que las enzimas eran las encargadas de las reacciones químicas. En este caso, se van a ir pasando la glucosa de una enzima a otra, con el fin de que cuando llegue a la última reacción, lo que antes era glucosa, será otra sustancia llamada piruvato. Una vez que ya es piruvato, puede ingresar en la mitocondria y convertirse en acetil-CoA. Volvió a aparecer “la palabreja”.
PROTEINAS
El músculo también puede alimentarse de proteínas y aminoácidos, pero no es un combustible muy interesante a nivel energético, por el poco rendimiento que produce y la gran cantidad de desechos que se derivan de su combustión. Se genera amoniaco, que es tóxico, y el organismo tiene que depurarlo en el hígado, transformándolo en urea y eliminándola a través del riñón y en menor medida por el sudor.
Cuando el esfuerzo es muy importante, las miofibrillas musculares se rompen y son descompuestas en aminoácidos, pasando a la sangre y terminando convirtiéndose en acetil-CoA. Como habrás podido observar, todos los combustibles utilizados, tienen al final de la cadena, un mismo fin: convertirse en acetil-CoA. Una vez que se convierten a Acetil- Co A se pone en funcionamiento el ciclo de Krebs. En este ciclo se obtiene anhídrido carbónico (se elimina) y H2, el cual se une a O2 en la cadena respiratoria que tiene lugar en el interior de la mitocondria, formándose H20, liberándose energía química en forma de ATP.
Una vez completado el ciclo de Krebs y cadena respiratoria, los ácidos grasos son los que más rendimiento de energía nos va a dar en la oxidación. Nos van a dar más cantidad de ATP que la glucosa y los aminoácidos. Por cada gramo oxidado de ácidos grasos obtendremos 9 Kcal. /gramo; por el contrario de las 4 Kcal. /gramo de la glucosa y los aminoácidos. Pero hay que tener en cuenta que cuando sobrepasamos ciertos límites de intensidad no disponemos del oxígeno necesario para quemar ácidos grasos, siendo en este caso la glucosa la que puede sacar más rendimiento, quemando más calorías con el mismo volumen de oxígeno.
Una vez que tenemos las moléculas de ATP, cómo producen esa energía que nos hacen volar por esas carreteras, es otro tema que por hoy es suficiente.