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Establecer la intensidad adecuada en la que se quema más grasa es uno de
los temas más controvertidos. Son muchos los mitos y medias verdades
que se escuchan al determinar cuál es la intensidad adecuada para “quemar grasa”.
Es difícil marcar un margen de intensidad general en el que se obtenga
la energía a través de la degradación de los depósitos de grasa. Depende
de varios factores: alimentación, medio utilizado, posición del cuerpo,
recuperación… Sin duda, el más determinante es el nivel de condición
física cardiovascular de cada persona.
Siempre hemos escuchado e incluso en muchas máquinas cardiovasculares
aparece un gráfico donde se aconseja entrenar a intensidades de bajas a
moderadas para un objetivo de pérdida de peso. A grandes rasgos y con
un carácter general, esto es cierto, a estas intensidades bajas, que
oscilan entre el 50 y 70% de la frecuencia cardiaca
máxima (FCmáx), el metabolismo utilizado es de carácter aeróbico con
aporte suficiente de oxigeno, lo que permite la obtención de energía a
través del proceso de la lipólisis siempre y cuando el volumen de
entrenamiento sea amplio, es decir, larga duración y poca intensidad.
Por este motivo, además de la intensidad, hay que tener en cuenta la
duración del ejercicio, que debe ser la más amplia posible. Si deseamos quemar grasa es preferible estar más tiempo y bajar la intensidad, que mantener la intensidad alta y reducir el tiempo de entrenamiento.
Sin embargo, este criterio no es así de simple como parece, lo cierto es
que a medida que mejora el nivel de condición física se producen
adaptaciones a nivel celular y enzimático que mejoran la obtención de
energía vía aeróbica. Estas adaptaciones permiten “quemar grasa” a
intensidades más elevadas que al inicio. Entre las 6 y 8 semanas se
producen unas adaptaciones fisiológicas que permiten a nuestro organismo
ser más eficiente en ejercicios cardiovasculares y soportar más intensidades, además de obtener energía con una participación
muy significativa de la lipólisis (quemar ácidos grasos). Por tanto, en
personas entrenadas, el proceso de la lipólisis puede desarrollarse a
intensidades entre el 70 y el 80% de la FCmáx. Cierto es que a estas
intensidades aguantamos menos tiempo, no podemos estar dos horas, ya que
aparecerá la fatiga. Sin embargo, se queman muchas más calorías y gran
parte de ellas vienen de la oxidación de los ácidos grasos.
Adaptaciones a medio plazo (6/8 semanas)
- Aumento del número de mitocondrias celulares (mayor facilidad para obtener energía vía aeróbica)
- Mejora de la actividad enzimática (facilidad para obtener moléculas de energía: glucosa y ácidos grasos)
- Mejora de la difusión alveolo-capilar (mejora en la captación de oxígeno)
- Aumento de mioglobina (transportador del oxígeno en la sangre)
Según lo anterior, podemos orientar la intensidad del ejercicio según el
nivel de condición física en los siguientes parámetros si lo que
pretendemos es una movilización y participación elevada de los depósitos de grasa:
Personas sedentarias:
entre el 50 y 70% de la FCmáx.
Personas activas:
entre el 70 y 80% de la FCmáx.
Por tanto, a medida que mejoramos debemos pasar de entrenar en límites
bajos a límites medios o incluso altos, e introducir cambios de ritmos.
Quemar grasa con pulsómetro
Algunos pulsómetros presentan una función donde te informan además de
las calorías consumidas, también te orientan del % de grasas eliminadas.
Su formula es muy sencilla, a menor intensidad, mayor porcentaje de
grasas utilizadas como combustible
energético. Esta función ha creado más confusión que ayuda a los
entusiastas de esta función, obligados a entrenar en una baja intensidad
con tal de conseguir el mayor porcentaje de quema de grasas. Hoy en
día, se sabe que esto no es así del todo, no es nada más que una
referencia que como antes comentaba es enormemente variable y
dependiente de multitud de factores. Los pulsímetros, avanzaron con esta
función y volvieron a crear un margen mas ajustado según un análisis
previo de factores difíciles de desarrollar en este artículo pero que
tenían que ver con la variabilidad de la frecuencia cardiaca. Por tanto,
si utilizas pulsómetro para entrenar, toma la FC como un dato de
referencia, pero no te fíes de estos datos de consumos calóricos y % de
utilización de sustratos, son datos siempre indirectos.
Por otra parte, el entrenamiento de alta intensidad produce un estimulo a
nivel metabólico mucho mas intenso y duradero, lo que provoca un estado
metabólico mas elevado y como efecto secundario es capaz de elevar el
metabolismo basal consumiendo mas calorías en reposo que cuando se
realiza un ejercicio suave.
Mi consejo es que si tienes un bajo nivel de condición física y acabas
de iniciar un programa, debes situarte en una intensidad baja a
moderada, pero debes tener presente que debes abandonar esta zona de
baja demanda metabólica en cuanto tu nivel de condición física te lo permita.
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