Hay muchos factores que pueden provocarnos dolor de espalda. Pasar muchas horas sentados frente al ordenador, la vida sedentaria… pero también hay que tener en cuenta que dormir en una mala postura puede ser la causa o al menos parte del problema.
Seguir unos buenos hábitos en nuestro descanso nos ayudará a relajar la espalda, al igual que aprender a colocarnos en la cama de la forma más adecuada.
Posturas para dormir
Todos tenemos nuestras preferencias, dentro de las cuales una buena opción es dormir de lado, con una almohada que nos eleve el cuello, para que la columna quede recta. Además la posición fetal favorece una buena respiración, imprescindible para un sueño reparador.Si nos gusta dormir boca arriba tenemos que escoger una almohada más fina, porque si la cabeza queda muy elevada podemos provocar dolores cervicales. Si apoyamos también las pantorrillas sobre un cojín subiéndolas ligeramente mejoraremos nuestra circulación y no solo favoreceremos nuestra espalda, también sentiremos las piernas más ligeras al despertar.
Una elección que es mejor intentar rehuir, es la de dormir boca abajo. Cuando lo hacemos estamos obligados a girar la cabeza para poder respirar, forzando el cuello, lo que a la larga puede traducirse en tensión muscular y dolor cervical.
Sea cual sea la postura que escojamos, si al levantarnos nos ponemos primero siempre de lado evitaremos forzar la zona lumbar. Los movimientos bruscos no se llevan bien con nuestra columna, así que cuanto más suavemente nos incorporemos mejor.
Un buen colchón y algo de ejercicio
Para cuidar nuestra espalda debemos elegir un colchón que sea firme y confortable y que se adapte a nuestro cuerpo. No se trata de que nos hundamos en él, pero tampoco que parezca que estamos durmiendo sobre una piedra.Debemos sentir que presta apoyo a toda la columna, sin generar puntos de presión que puedan resultar incómodos y para ello no hay que dudar cuando vayamos a comprar uno de probarlo en la tienda, antes de decidirnos, tumbándonos en nuestras posturas más habituales para dormir.
Para conservarlo correctamente (una media de unos 10 años) hay que darle la vuelta unas cuatro veces al año, se puede hacer al inicio o final de cada estación para recordarlo mejor, de izquierda a derecha y de la cabecera a los pies, así no le causaremos deformaciones por usar siempre la misma zona, que nos puedan provocar malestar.
Por último recordar que hacer algo de ejercicio al despertar (empezando por unos estiramientos ligeros) también nos ayudará a tener una espalda más sana, algo que agradeceremos durante todo el día.
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