Existen muchos factores vinculados al crecimiento y desarrollo del
individuo. Uno de ellos viene determinado genéticamente, ya que la
herencia juega un rol fundamental en la velocidad de crecimiento,
madurez ósea, estatura corporal, etc.
Sin embargo, existen otros factores exógenos o ambientales -como la
nutrición, el clima o las enfermedades que se hayan desarrollado -, que
también interactúan y determinan el crecimiento y desarrollo final. Dentro
de ellos, es bueno recalcar la importancia que tiene la práctica de la
actividad física y el deporte a edades tempranas, ya que ellos
repercuten en el aspecto afectivo, social y cognitivo de los niños.
La educación física y el deporte desarrollan capacidades como la
percepción espacial, la coordinación motora, la agilidad y el
equilibrio. A nivel social, los menores aprenden a asumir ciertas
responsabilidades, comprenden las normas establecidas, y vivencian los
éxitos y fracasos.
Por otro lado, también es necesario subrayar los beneficios que se
obtienen a nivel físico y psicomotor. Los especialistas coinciden en que
la realización de actividad física durante la niñez favorece el proceso
de crecimiento, debido a la estimulación que se produce a nivel de
tejido óseo y muscular.
No obstante, siempre es preciso tomar ciertas precauciones, ya que
cuando esta actividad supera los límites máximos permitidos -con
posiciones y ejecuciones incorrectas o cargas excesivas-, pueden
producirse efectos indeseables. Por eso es importante que el deporte
infantil sea impartido por educadores especializados, que sean capaces
de adaptar la actividad de acuerdo a la edad y condición física del
menor, evitando caer en errores que a futuro puedan influir
negativamente en su desarrollo.
• Niños menores de 5 años: antes que hacerles practicar un
deporte, es conveniente encauzarlos hacia un desarrollo psicomotor, de
modo que vayan adquiriendo equilibrio y coordinación.
• Entre los 6 y los 10 años: las cualidades elásticas y la fuerza
muscular empiezan a desarrollarse, por lo que ya se consideran aptos
para incursionar en el campo deportivo.
• Entre los 10 y los 14 años: a las características anteriores se añaden
coordinación, destreza y capacidad aeróbica, lo que aumenta su espectro
de actividades y permite definir especialidades.
• Entre los 14 y los 17 años: se alcanza la fuerza muscular máxima, que
conviene abocar a la práctica de una especialidad en particular.
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