El problema de la salud mental se ha agudizado severamente en la
sociedad actual. Una investigación realizada por el Instituto Nacional
de Salud Mental Americano -NIMH- (Regier et al., 1984) sobre una muestra
de 17.000 personas de cinco comunidades, utilizando como fuente de
diagnóstico el DSMMD (American Psychiatric Association, 1980) indicó que
durante seis meses, un 20% de la población adulta sufrió de alguna
manera de algún trastorno mental y hace una estimación que entre el 29 y
el 38% de los americanos adultos puede padecer algún problema
psiquiátrico significativo durante sus vidas (Robins et al., 1984).
Una gran parte de los trastornos y de los síntomas se relacionan con
el estress, como la ansiedad y la depresión (Regier et al., 1988). Para
tratar estos trastornos tradicionalmente se usa la psicoterapia y la
medicación. La psicoterapia comprende un largo tratamiento y los
psicotrópicos casi siempre presentan efectos colaterales. Sin hablar del
alto costo de un tratamiento psicoterapéutico o medicamentoso. De esta
manera, para enfrentar a los trastornos referidos, han sido estudiados
otros medios alternativos. Una técnica no tradicional es el ejercicio y
el deporte.
El valor del ejercicio para la prevención y tratamiento de la
ansiedad y la depresión, según Burton (1632), era conocido por los
médicos desde la época de Hipócrates. El interés de los médicos en el
uso del ejercicio para la salud mental declinó a mediados de este siglo,
cuando la psicofarmacología y la neurobiología desarrollaron drogas
eficaces para combatir la depresión y los psicólogos y psiquiatras
adoptaron la psicoterapia para ayudar al ser humano en sus trastornos
emocionales (Campbell & Davis, 1940). Poniendo énfasis en el papel
de la conducta en la prevención y en la lucha contra las enfermedades,
hubo un retorno hacia la influencia del ejercicio en la etiología y en
el tratamiento de los problemas emocionales (USDHHS, 1990).
Actualmente, existe literatura específica que registra la eficacia
del ejercicio y del deporte para el mejoramiento de diversos factores
emocionales del ser humano y se está aplicando el término PSICOTERAPIA A
TRAVES DEL MOVIMIENTO (Rümmele, 1990).
Considero importante presentar algunos aportes para que el lector
pueda comprender las distintas posibilidades de aplicación del ejercicio
y del deporte para beneficiar el área emocional de los practicantes, ya
sea un sujeto saludable, un atleta de élite o de recreación o también
un portador de trastornos o de diversas deficiencias.
Definición de ejercicio y deporte
El Colegio Americano de Medicina del Deporte - ACSM (1990) clasifica el
ejercicio o el deporte en tres tipos: a) cardiorrespiratorio (aeróbico);
b) fuerza o resistencia muscular; c) flexibilidad. La mayoría de los
estudios realizados para verificar la influencia del ejercicio sobre el
área emocional del ser humano, utilizaron actividades aeróbicas como la
carrera, natación o ciclismo. Algunos realizaron ejercicios anaeróbicos
(entrenamiento de fuerza). No fueron utilizados ejercicios de
flexibilidad.
El deporte utilizado en las investigaciones, son actividades
deportivas, individuales o colectivas, que poseen una reglamentación a
nivel internacional, practicados desde las escuelas deportivas, el
deporte adulto recreativo, así como el de alto rendimiento.
Ejercicio, deporte y ansiedad
El ejercicio y el deporte promueven una reducción significativa de la
ansiedad-estado y sus medidas fisiológicas correlacionadas. De acuerdo
con el meta-análisis de Petruzzello (1991), examinando la
ansiedad-estado, la ansiedad-rasgo y los correlatos fisiológicos de la
ansiedad, no importa COMO la ansiedad sea considerada, no hay duda que
el ejercicio está asociado con una reducción de esas tres medidas, de
acuerdo con la edad, sexo y modelo de salud mental. Una sesión de
ejercicios aeróbicos, por ejemplo, es suficiente para reducir la
ansiedad de individuos ansiosos (Folkins & Sime, 1981; Mihevic,
1982; Morgan, 1985). Para producir un efecto tranquilizante el ejercicio
debe ser rítmico, como la caminata, la carrera, saltar sobre
obstáculos, o andar en bicicleta, manteniendo una duración de 5 a 30
minutos, en una intensidad del 30 al 60% de la intensidad máxima
permitida para el sujeto (DeVries, 1981).
Algunos programas de ejercicio no reducen la ansiedad (Hughes, 1994;
Morgan & Goldston, 1987; Sorensen, 1987) porque no respetan un
mínimo de tiempo necesario. La reacción de ansiedad es algo individual y
suponer que el ejercicio o el deporte puedan alterar este patrón es
algo irreal. Es necesario un tiempo de práctica de entre 4 a 20 semanas.
Así también, para trastornos de pánico y agorafobia los resultados han
sido controvertibles.
Ejercicio, deporte & Depresión
El ejercicio y el deporte han sido considerados, ya hace cierto
tiempo, como una medida higiénica (Antonelli, 1974; Becker Jr., 1985a;
1986). Desde una óptica opuesta, algunos investigadores (Doyne et al.,
1987), llegaron a la conclusión que la falta de ejercicio es un factor
importante para la aparición de síntomas de depresión. La posibilidad de
reducción de los síntomas de ansiedad y depresión por medio del
ejercicio, contribuyó para que varios psicoterapeutas comparasen el
ejercicio con diversos tipos de psicoterapias tradicionales, demostrando
que tanto el ejercicio aeróbico como anaeróbico presentan un valor
similar a cualquier procedimiento de psicoterapia tradicional. Martinsen
y colegas (1994), revisando 2 estudios quasi-experimentales y 10
experimentales de intervenciones del ejercicio sobre pacientes
depresivos señalaron que el ejercicio aeróbico es suficiente para
reducir la depresión unipolar sin melancolía y/o conductas psicóticas.
El ejercicio físico puede ser una alternativa al tratamiento o una
ayuda en un tratamiento con dispositivos tradicionales de psicoterapia
en la formas unipolares de depresión leve o moderada (ISSP, 1992;
Bosscher, 1993). Existen dudas si diferentes intensidades en el
ejercicio y el deporte presentan beneficios emocionales diferentes a sus
practicantes. De acuerdo con Paffenbarger y colegas (1984), el
ejercicio debe ser riguroso para estar asociado con un beneficio
emocional. No obstante, Leon y colegas (1987) verificaron que el
ejercicio moderado ofrece al ser humano un beneficio emocional igual al
ejercicio vigoroso. Por otro lado, los ejercicio de alta intensidad, no
reducen la depresión y determinan aumento de la tensión, irritación,
fatiga y disturbios del carácter.
Un resumen de la consideración (Statement) realizada por los
directivos de la International Society of Sport Psychology - ISSP
(1992), merece ser presentada para cerrar este artículo. Esta
consideración refiere:
El proceso del ejercicio, ya sea de corta o larga duración, causa un
bienestar mental y mejoría psicológica. La actividad física es causante
de una mejora en la autoestima que produce beneficios en la
hipertensión, osteoporosis, crisis diabéticas y varios trastornos
psiquiátricos. Es una forma efectiva como otras formas de psicoterapia
para el paciente depresivo. Los beneficios individuales del ejercicio
incluyen: a) reducción de la ansiedad-estado; b) reducción a niveles
mínimos y moderados de la depresión; c) reducción de los niveles de
estress; d) reducción de los niveles de neurosis; e) colabora en el
tratamiento de la depresión severa; f) beneficia psicológicamente a
ambos sexos y a todas las edades.
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