La suplementación con aminoácidos ramificados (BCAA) está muy extendida entre los deportistas de resistencia aeróbica, buscando esencialmente dos efectos: energético para los músculos activos y prevención de la fatiga central. Recientemente se han publicado los resultados de un estudio muy interesante (Falavigna y col, 2012; Nutrients 4: 1767) en el que los autores trataron de determinar los efectos de una suplementación crónica con BCAA sobre los mecanismos de fatiga en ratas. Las ratas de grupo experimental realizaron 1 h al día de natación, 5 días por semana, durante 6 semanas, recibiendo una dieta con 3,67% BCAA (S1) ó 4,76% BCAA (S2). Los resultados mostraron que el rendimiento (tiempo de nado hasta la fatiga) aumentó un 37% en el grupo S1 y se redujo un 43% en el grupo S2, en comparación al grupo control (C). El efecto ergogénico del grupo S1 se produjo al provocar un efecto ahorro de glucógeno muscular y disminuir la concentración plasmática de amonio, mientras que en el grupo S2 el efecto ergolítico se explicó por una hiperamonemia. La concentración hipotalámica de serotonina no fue diferente entre grupos, ni al final del esfuerzo hasta el agotamiento.
Los resultados de este y otros estudios indicen en la importancia de individualizar la dosis de todas las ayudas ergogénicas, que como en el caso de los BCAA, pueden tener efectos dosis-dependiente, y por tanto, por encima de ciertas dosis actuar como ergolíticos, más que como ergogénicos. Los médicos especialistas en medicina del deporte y los nutricionistas deportivos, son los responsables de evitar una mala prescripción de este tipo de ayudas, que con frecuencia se banaliza, creyéndonos todos expertos en su prescripción.
J.L. Chicharro
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