Aunque mucho se ha hablado sobre los beneficios de practicar
deporte para la salud y multitud de estudios demuestran que practicar
ejercicio es sinónimo de bienestar, hoy queremos hacer hincapié en la
práctica del entrenamiento de fuerza para prevenir la osteoporosis.
Según la Sociedad Española de Reumatología, la osteoporosis es una enfermedad caracterizada por tener unos huesos más frágiles, que resisten peor a los golpes y que se rompen con mayor facilidad.
La fragilidad viene explicada porque el tejido que forma el hueso disminuye de forma general y pierde las proteínas y las sales minerales cálcicas que lo forman. Es decir, el hueso compacto adelgaza y pierde su grosor, lo que hace que se vuelva más vulnerable y proclive a fracturarse.
Aunque la enfermedad suele ser más común en mujeres que están pasando por la menopausia y en personas mayores, llevar una buena alimentación y practicar ejercicio regularmente hará que nuestros huesos crezcan sanos y fuertes y podamos prevenir mejor este tipo de enfermedades.
Entrenamiento de fuerza y prevención
Uno de los mejores ejercicios para prevenir la osteoporosis es el entrenamiento de fuerza, que consiste en usar la resistencia para contraer los músculos, incrementando así su fuerza y tamaño. El entrenamiento de fuerza se utiliza en multitud de deportes, aunque los más conocidos y los que derivan directamente de su práctica son el culturismo o la halterofilia.
Aunque no desarrollemos el músculo de un culturista, el entrenamiento de fuerza nos traerá consigo infinidad de ventajas claves para prevenir la osteoporosis:
Los tipos de entrenamiento para mejorar la fuerza se clasifican en isométricos, isotónicos e isocinéticos.
Según la Sociedad Española de Reumatología, la osteoporosis es una enfermedad caracterizada por tener unos huesos más frágiles, que resisten peor a los golpes y que se rompen con mayor facilidad.
La fragilidad viene explicada porque el tejido que forma el hueso disminuye de forma general y pierde las proteínas y las sales minerales cálcicas que lo forman. Es decir, el hueso compacto adelgaza y pierde su grosor, lo que hace que se vuelva más vulnerable y proclive a fracturarse.
Aunque la enfermedad suele ser más común en mujeres que están pasando por la menopausia y en personas mayores, llevar una buena alimentación y practicar ejercicio regularmente hará que nuestros huesos crezcan sanos y fuertes y podamos prevenir mejor este tipo de enfermedades.
Entrenamiento de fuerza y prevención
Uno de los mejores ejercicios para prevenir la osteoporosis es el entrenamiento de fuerza, que consiste en usar la resistencia para contraer los músculos, incrementando así su fuerza y tamaño. El entrenamiento de fuerza se utiliza en multitud de deportes, aunque los más conocidos y los que derivan directamente de su práctica son el culturismo o la halterofilia.
Aunque no desarrollemos el músculo de un culturista, el entrenamiento de fuerza nos traerá consigo infinidad de ventajas claves para prevenir la osteoporosis:
- Incrementaremos nuestra flexibilidad
- Nuestros huesos y articulaciones tendrán un mayor movimiento, lo que fomentará que se desarrollen y crezcan más fuertes.
- Tendremos tendones y ligamentos más fuertes.
- Mejorará nuestra densidad ósea
Los tipos de entrenamiento para mejorar la fuerza se clasifican en isométricos, isotónicos e isocinéticos.
- Ejercicios isométricos: consiste en realizar contracciones estáticas del músculo. Es decir, la posición y el ángulo del músculo que se trabaja no varía durante el movimiento.
- Ejercicios isotónicos: en este tipo de ejercicio, las contracciones musculares se realizan contra resistencia y a lo largo de un recorrido largo. Los ejercicios isotónicos se realizan en dos fases: una, concéntrica, que es cuando la contracción se realiza con acortamiento del músculo y otra, excéntrica, en la que la contracción del músculo se produce con alargamiento.
- Ejercicios isocinéticos: estos ejercicios proporcionan una resistencia variable a un movimiento y se realizan con aparatos especializados, lo que asegura una velocidad constante en los movimientos y una resistencia proporcional a la fuerza ejercida en cada punto a lo largo de todo el recorrido articular.
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