Cruzar las piernas es algo que casi todos nosotros hacemos a diario cuando nos sentamos, y es que se trata de un gesto muy habitual y automático, pero a pesar de parecer alto totalmente inofensivo no lo es en absoluto, ya que puede tener en nuestro cuerpo más de un efecto secundario. Por ello en esta ocasión nos vamos a detener en lo que cruzar las piernas puede suponer para nuestro cuerpo.
Aparentemente se trata de un gesto sencillo y común que todos realizamos en más de una ocasión a diario. Hay que tener en cuenta que no se trata de una posición cómoda para el cuerpo, pues no es natural, sino que se trata de algo totalmente forzado. Como tal vamos a analizar todo lo que esta costumbre tan extendida podría depararnos poco a poco.
En primer lugar vamos a detenernos en el efecto directo que tiene en la circulación sanguínea. No hay que olvidar que por las piernas pasan algunas de las arterias más importantes del cuerpo que son las encargadas de suministrar riego sanguíneo a la parte inferior de éste. Al cruzar las piernas lo que hacemos es apretar y obstruir los vasos sanguíneos, dificultando de este modo la circulación en esta zona. Esto puede acabar poco a poco haciendo que aparezcan problemas como varices, o mal riego en esta parte.
Efectos en la espalda
Pero los principales inconvenientes de sentarnos cruzando las piernas tienen mucho que ver con la higiene postural, y es que al cruzar las piernas lo que hacemos es cargar todo el peso del cuerpo en un solo lado, obligando a nuestra columna a adaptarse a esta nueva distribución del peso, y con ello a permanecer forzada y luchando por aguantar con una carga mal distribuida.Lo que podemos conseguir con esto es a la larga causarnos una serie de problemas de espalda derivados de una postura mal adquirida y prolongada en el tiempo. Esto es debido a que la pelvis estará desnivelada durante mucho tiempo y con ello lo que haremos será obligar a que el cuerpo adquiera una nueva estructura. Esto puede derivar en dolores de espalda y problemas como escoliosis.
Es importante que tengamos esto presente y que adoptemos una postura adecuada a la hora de sentarnos. Hay que dejar de lado la costumbre de cruzar las piernas y es necesario que nos coloquemos con la espalda recta contra el respaldo de la silla para descansar la espalda y así aliviarla de tensiones, mientras mantenemos las piernas apoyadas contra el suelo de manera relajada.
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