Observarla permite ser consciente de lo que sucede en el cuerpo.
Tantos años viviendo conmigo y no había tenido tiempo de observar detenidamente mi respiración. Observarla ha convertido la sesión de esta mañana en una auténtica gozada, la vez que una gran oportunidad de aprender a intervenir en un proceso que me parece, sin lugar a dudas, milagroso para un corredor popular y aficionado como yo. Siempre había oído hablar de la importancia de saber respirar en carrera, de la necesidad de utilizar técnicas para aumentar el caudal de oxígeno al circuito, etc., pero hasta esta mañana no me he dado cuenta de la importancia que realmente tiene este proceso para un corredor popular como yo.
Es cierto que respirar es la diferencia entre estar vivo o muerto. Es cierto, también, que el mecanismo es sencillo: inspiramos el aire cargado de oxígeno y espiramos el aire cargado de dióxido de carbono. Es cierto que, en cierta forma, la inspiración es activa y la exhalación pasiva. Pero también es cierto que tenemos la posibilidad de jugar con esos factores a la hora de nuestros entrenamientos.
Respirar es algo que hacemos miles de veces en un día pero, en mi caso, es totalmente inconsciente, incluso en carrera o entrenamientos. Observar la respiración ha convertido la sesión de esta mañana en una auténtica gozada y en un aprendizaje espectacular. He podido sentir cómo, observando la respiración en momentos de mayor cansancio, ésta se alineaba al ritmo que llevaba en cada momento, se acompasaba perfectamente a las necesidades corporales y, además, el cansancio comenzaba a desaparecer. La sensación era como si los pensamientos de cansancio se detuvieran cuando la mente se centraba en la observación del ritmo respiratorio, como si mi atención fuera la que generara los procesos que deseaba que surgieran.
He sentido que la respiración era la mayor aliada que podía tener a la hora de entrenar y a la hora de poder cumplir con mis objetivos, tanto en los entrenamientos como en carrera. Y ha sido curioso ver cómo podía intervenir en el proceso de diferentes formas y maneras. Cuando ha bajado el cansancio y la respiración se ha regulado, he podido hacer activa la espiración hasta casi vaciar la totalidad del aire en mi cuerpo y he sentido cómo el cuerpo inspiraba de forma totalmente automática absorbiendo la cantidad de aire que necesitaba en cada momento. Ha sido casi mágico porque he podido descubrir una relajación inmensa en mi estado corporal y mental.
Realmente necesitamos una respiración totalmente pulmonar cuando estamos en los momentos álgidos de esfuerzo, pero antes de esos instantes, me he dado cuenta de que he podido realizar una respiración más completa, de que dispongo de una capacidad en la inspiración mucho mayor de lo que creía y de que la observación atenta del proceso me permite actuar ofreciéndole a mi cuerpo una mayor carga de oxígeno, gracias a la conciencia en el proceso.
Observar la respiración me ha permitido ser mucho más consciente de lo que sucedía en mi cuerpo y concentrarme especialmente en el entrenamiento que estaba realizando. ¿Cuántas veces me he perdido un entrenamiento? ¿Cuántas veces no he disfrutado de correr porque estaba en mis problemas o en mis preocupaciones? ¿Cuántas veces correr ha sido un mecanismo más en mi vida?
Hoy, darme cuenta de la respiración ha convertido el día en una motivación extra para poder seguir entrenando y para poder plantearme la necesidad de estar presente en los momentos en los que decido hacer cosas importantes en mi vida. Y correr es una de ellas. Sin lugar a dudas.
Juan Solbes es corredor desde hace 21 años.
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