Las primeras semanas tras dar a luz no son nada fáciles para la nueva mamá: el cansancio, las molestias físicas, adaptarse al bebé y aprender a cuidarle… Son muchos los cambios que se producen de repente. Pero con ayuda y siguiendo unos sencillos consejos, verás qué pronto te acostumbras a tu nuevo papel y qué rápido te recuperas
¿Qué debo esperar?
El posparto en su totalidad comprende unas 5-6 semanas, periodo que comúnmente conocemos como “cuarentena”. Es el tiempo que la nueva mamá necesita para recuperarse físicamente de todo el proceso del embarazo y del parto.
En los primeros días del posparto, la mamá experimenta cambios físicos. Durante las primeras 48 horas después de parir, la zona perineal y genital presenta congestión y tumefacción que remitirá con la ayuda de analgésicos y/o antiinflamatorios. Simultáneamente comienza la recuperación uterina, lo que significa que el útero vuelve a la ubicación y al tamaño que tenía antes del embarazo.
En esta recuperación se producen contracciones y pérdidas sanguíneas, estas últimas conocidas como “loquios” o “manchado vaginal”. Estos “loquios” irán cambiando de aspecto, color y cantidad a lo largo de los 20 días que dura el proceso. Si la mujer ha requerido de episiotomía o ha sufrido algún desgarro del canal del parto precisará, además, de unos días de cicatrización de los puntos de sutura.
Casi toda recién parida padece lo que se conoce como “tristeza posparto”, un periodo de unos 10 días aproximadamente de duración que se caracteriza por una cierta inestabilidad emocional donde se alternan momentos de llanto con otros de euforia. La irritabilidad o la sensación de miedo provocada por el temor de no saber si podrá hacer frente a la maternidad son algunos de los síntomas más habituales. En la mayoría de casos, esta “tristeza posparto” remite de manera espontánea transcurridos unos días. Ahora bien, si estos síntomas se agravan en intensidad y se prolongan en el tiempo, la mamá puede entrar en una “depresión posparto” que debe ser reconocida y tratada por un especialista.
Consejos para este periodo
- Adaptándose a las nuevas circunstancias que la llegada de un bebé siempre comporta, la madre debe ir recuperando la normalidad en su día a día. Para ello deberá descansar el tiempo suficiente, seguir una alimentación equilibrada y desarrollar una actividad física ajustada al momento que vive.
- La alimentación ha de ser nutritiva y equilibrada. Si la mamá da el pecho, con mayor motivo, ya que la lactancia materna supone un consumo energético importante. En muchas ocasiones, además, la alimentación puede complementarse con hierro, calcio o algún complejo polivitamínico prescrito por el ginecólogo.
- Las molestias de los puntos pueden durar hasta dos semanas. No te quedes mucho rato de pie, no uses ropa muy ajustada y la ropa interior mejor de algodón. Lávate dos veces al día con agua y jabón de pH neutro, sin abrir los labios, siempre con agua corrida para prevenir infecciones y la maceración de la zona perineal. Para secar los puntos se recomienda usar compresas de algodón (empapando y no frotando) o con un secador de aire frío, según la preferencia de cada mujer. A veces los puntos no se caen solos y deben ser retirados por la comadrona o el médico. Acostúmbrate a mirar la zona de los puntos con un espejo para ver su evolución y si las molestias no disminuyen con el paso de los días, coméntaselo a tu ginecólogo.
- Superada la “cuarentena” es un buen momento para iniciar la recuperación del suelo pélvico y de la faja abdominal, siempre bajo la supervisión de un especialista.
- Acudir a clases de recuperación posparto en un centro especializado es una gran ayuda.
Gracias a estas sesiones, la mujer conseguirá una más rápida y eficaz recuperación física, además de orientada a sus necesidades. Es decir, el tratamiento será distinto en función de si la mujer ha tenido una cesárea o un parto vaginal. Asimismo, estas sesiones permiten a las nuevas mamás compartir experiencias y consejos, lo cual supone un gran apoyo emocional. Las mujeres ganan en autoestima y confianza en esta importante etapa de su vida.
Hay que hacer hincapié en la Gimnasia Hipopresiva para recuperar la faja abdominal y el suelo pélvico, previniendo posibles lesiones funcionales u orgánicas, como incontinencia urinaria o fecal, caída de la vejiga o útero, estreñimiento o disfunciones sexuales. Ponemos a punto a la mamá para que se pueda incorporar a la vida diaria, mejorando así su calidad de vida.
¿Qué debo esperar?
El posparto en su totalidad comprende unas 5-6 semanas, periodo que comúnmente conocemos como “cuarentena”. Es el tiempo que la nueva mamá necesita para recuperarse físicamente de todo el proceso del embarazo y del parto.
En los primeros días del posparto, la mamá experimenta cambios físicos. Durante las primeras 48 horas después de parir, la zona perineal y genital presenta congestión y tumefacción que remitirá con la ayuda de analgésicos y/o antiinflamatorios. Simultáneamente comienza la recuperación uterina, lo que significa que el útero vuelve a la ubicación y al tamaño que tenía antes del embarazo.
En esta recuperación se producen contracciones y pérdidas sanguíneas, estas últimas conocidas como “loquios” o “manchado vaginal”. Estos “loquios” irán cambiando de aspecto, color y cantidad a lo largo de los 20 días que dura el proceso. Si la mujer ha requerido de episiotomía o ha sufrido algún desgarro del canal del parto precisará, además, de unos días de cicatrización de los puntos de sutura.
Casi toda recién parida padece lo que se conoce como “tristeza posparto”, un periodo de unos 10 días aproximadamente de duración que se caracteriza por una cierta inestabilidad emocional donde se alternan momentos de llanto con otros de euforia. La irritabilidad o la sensación de miedo provocada por el temor de no saber si podrá hacer frente a la maternidad son algunos de los síntomas más habituales. En la mayoría de casos, esta “tristeza posparto” remite de manera espontánea transcurridos unos días. Ahora bien, si estos síntomas se agravan en intensidad y se prolongan en el tiempo, la mamá puede entrar en una “depresión posparto” que debe ser reconocida y tratada por un especialista.
Consejos para este periodo
- Adaptándose a las nuevas circunstancias que la llegada de un bebé siempre comporta, la madre debe ir recuperando la normalidad en su día a día. Para ello deberá descansar el tiempo suficiente, seguir una alimentación equilibrada y desarrollar una actividad física ajustada al momento que vive.
- La alimentación ha de ser nutritiva y equilibrada. Si la mamá da el pecho, con mayor motivo, ya que la lactancia materna supone un consumo energético importante. En muchas ocasiones, además, la alimentación puede complementarse con hierro, calcio o algún complejo polivitamínico prescrito por el ginecólogo.
- Las molestias de los puntos pueden durar hasta dos semanas. No te quedes mucho rato de pie, no uses ropa muy ajustada y la ropa interior mejor de algodón. Lávate dos veces al día con agua y jabón de pH neutro, sin abrir los labios, siempre con agua corrida para prevenir infecciones y la maceración de la zona perineal. Para secar los puntos se recomienda usar compresas de algodón (empapando y no frotando) o con un secador de aire frío, según la preferencia de cada mujer. A veces los puntos no se caen solos y deben ser retirados por la comadrona o el médico. Acostúmbrate a mirar la zona de los puntos con un espejo para ver su evolución y si las molestias no disminuyen con el paso de los días, coméntaselo a tu ginecólogo.
- Superada la “cuarentena” es un buen momento para iniciar la recuperación del suelo pélvico y de la faja abdominal, siempre bajo la supervisión de un especialista.
- Acudir a clases de recuperación posparto en un centro especializado es una gran ayuda.
Gracias a estas sesiones, la mujer conseguirá una más rápida y eficaz recuperación física, además de orientada a sus necesidades. Es decir, el tratamiento será distinto en función de si la mujer ha tenido una cesárea o un parto vaginal. Asimismo, estas sesiones permiten a las nuevas mamás compartir experiencias y consejos, lo cual supone un gran apoyo emocional. Las mujeres ganan en autoestima y confianza en esta importante etapa de su vida.
Hay que hacer hincapié en la Gimnasia Hipopresiva para recuperar la faja abdominal y el suelo pélvico, previniendo posibles lesiones funcionales u orgánicas, como incontinencia urinaria o fecal, caída de la vejiga o útero, estreñimiento o disfunciones sexuales. Ponemos a punto a la mamá para que se pueda incorporar a la vida diaria, mejorando así su calidad de vida.
Ejercicios para practicar desde casa
Perder peso no es lo mismo que recuperar el tono muscular. Necesitarás ejercitar los músculos abdominales y del perineo para que vuelvan a la normalidad. Sin embargo, justo después del parto, encontrar tiempo y ganas de hacer ejercicio puede parecer un sueño imposible.
Empieza suavemente y no te olvides de los músculos del suelo pélvico. Contacta con un especialista de suelo pélvico que te dé el visto bueno para comenzar con una tabla de ejercicios. Recuerda que tu abdomen es como una caja estanca, la tapa que se queda floja e incluso que puede ceder por el embarazo es la inferior, primero hay que reforzarla y que la caja quede bien sellada, porque cualquier aumento de presión intraabdominal repercutirá sobre ella y puede ceder si no la hemos reforzado después del parto, con los consiguientes problemas que antes hemos comentado (incontinencia urinaria o fecal, caída de la vejiga o útero, estreñimiento o disfunciones sexuales).
No te olvides de calentar antes. Es mejor empezar poco a poco, por ejemplo, con dos repeticiones de cada ejercicio al día e ir subiendo hasta diez. Si algún ejercicio te provoca dolor, para.
1- Contrae los músculos del suelo pélvico y relájalos con rapidez. Repite cinco veces.
2- Arquea la espalda. Colócate a cuatro patas con las manos y las rodillas ligeramente separadas. Contrae las nalgas y arquea lentamente la espalda hacia arriba. Mantén los brazos estirados, pero sin bloquear los codos. Este ejercicio alivia el dolor de la zona lumbar.
3-Tonifica el estómago. Tumbada en el suelo, con las rodillas flexionadas y los brazos estirados junto al cuerpo. Mete la tripa y presiona la espalda contra el suelo. Aguanta cuatro segundos y repite.
4- Enróscate. Intenta este ejercicio abdominal cuando hayan pasado al menos dos semanas. Tumbada con las piernas dobladas como antes, intenta tocarte las rodillas deslizando tus manos por los muslos. Con las manos tan cerca de las rodillas como puedas, al espirar, contrae los músculos del estómago y levanta la cabeza. Cuenta hasta cuatro y relájate.
5- Levanta las piernas. Este sencillo ejercicio fortalece los muslos y músculos abdominales. Tumbada de lado, sujeta la cabeza con una mano y equilibra el cuerpo apoyando la otra mano frente a ti. Asegúrate de que tus piernas están alineadas con la cadera y el hombro. Con la rodilla y el pie mirando de frente, levanta la pierna estirada hacia arriba hasta llegar a la altura del hombro, cuenta hasta dos y baja. Repite unas cuantas veces, luego date la vuelta y repite con la otra pierna.
6- Flexiones laterales. De pie con las piernas separadas y los brazos a los lados, dóblate lentamente por la cintura al mismo tiempo que estiras hacia fuera. Vuelve a la posición inicial y repite el otro lado.
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