Siempre he mantenido que lo primero de lo que debemos disponer
para que un programa de entrenamiento tenga éxito es... dedicarle
tiempo. Vivimos en la sociedad de los "atajos", del beneficio rápido,
muchas personas incluso prefieren gastar dinero a invertir su tiempo en
obtener los beneficios ya sean de salud, rendimiento o estéticos.
Y sí, he dicho "invertir" porque el tiempo dedicado a nuestro
bienestar sin duda revierte en beneficios de incalculable valor, muchos
de ellos que ni siquiera se pueden obtener con dinero. Muchas personas
piensan que hacer ejercicio, incrementar su salud o mejorar físicamente
necesita mucho tiempo, es la excusa perfecta, está es la diferencia
entre las personas que ven una oportunidad o las que buscan excusas para
justificar su falta de iniciativa y esfuerzo. Lo cierto es que para
obtener estos beneficios que nos aporta el llevar una vida activa y
saludable son mínimos, seguramente la mayoría de la población pierde
mucho tiempo vital plantado delante del televisor o navegando por
internet (espero que este no sea el caso). 30 minutos de actividad
física 3 veces por semana sería ya suficiente para evitar multitud de
alteraciones y desde luego para conseguir un estado de forma física
aceptable.
La
mayoría de información que encontramos de entrenamientos van dirigidos a
la mejora y optimización de la forma física, conllevan una
planificación y dedicación más elevada. Así que ese gran porcentaje de
población que aún está en situación sedentaria y que hasta el momento no
dispone de mucho tiempo (o es su gran excusa), son los que realmente
necesitan ideas, orientaciones y sobre todo recursos de fácil aplicación
para comenzar en estos primeros estadios de actividad. Este es el
objetivo del artículo que en este mes de febrero público en Sport Life,
un artículo donde además de concienciar de que para obtener beneficios
realmente no es necesario invertir mucho tiempo, también intento aportar
contenidos, medios y métodos para que estas personas tengan un apoyo
fácil y efectivo.
Muchas personas que entrenan fuerza en el gimnasio invierten
demasiado tiempo en sus sesiones. Para mí un entrenamiento de fuerza
bien planteado, no debe durar más de 45 minutos, sin embargo hay
entusiastas que superan este tiempo ampliamente con ejercicios no
solamente innecesarios sino incluso contraproducentes a su objetivo. Mas
nunca es mejor, menos en el desarrollo de la fuerza ya que es una
cuestión de intensidad y no de volumen.
Otro
perfil son esas personas que solamente ir y volver del gimnasio ya
requiere más tiempo que el propio entrenamiento. Pero tenemos soluciones
para hacer en casa, incluso más interesantes que las salas de fitness
llenas de máquinas. En el artículo propongo como con medios sencillos
como elásticos, un cajón y por supuesto tu propio cuerpo (o el de tu
pareja, mucho más interesante...), se pueden conseguir multitud de
variables obteniendo un entrenamiento completo.
Por
último, hoy en día existen aplicaciones muy atractivas que nos
facilitan el control del tiempo obligándonos a respetar los tiempos de
recuperación adecuados y planteados, ya que es en esta variable donde la
mayoría de la gente dilata su entrenamiento. Una cuestión por cierto,
que no se le da la importancia que merece, no entiendo a estas personas
que eligen sus ejercicios, no se saltan una repetición y ponen todo su
esfuerzo en cada serie para luego no respetar el tiempo de recuperación
ocupando la recuperación en charlas, paseos o hacer vida por las redes
sociales con el móvil.
Para todos los que quieran disponer de más recursos, de obtener ideas
para sus sesiones, optimizar el tiempo invertido, conocer materiales
para equiparse una zona de entrenamiento en casa en pocos metros o para
conseguir mejores resultados en el gimnasio con menos tiempo.
Portada
martes, 28 de octubre de 2014
TU MEJOR FORMA CARDIOVASCULAR PARA COMENZAR
Consigue tu mejor forma cardiovascular en tus primeras semanas al
comenzar un entrenamiento centrado en la mejora de la capacidad
aeróbica.
La mejora y rendimiento en el entrenamiento cardiovascular es un concepto multidisciplinar y particular, es decir, depende de varios factores y cada persona tiene adaptaciones diferentes, por tanto no existe un entrenamiento válido para todos.
Para ayudarte a optimizar tus sesiones de entrenamiento, vamos a desarrollar los contenidos específicos para esta primera inicial donde se hace necesario tener claro los conceptos de adaptación.
Tus primeros meses
El objetivo en esta fase es superar los tres primeros meses de entrenamiento. Cuando se comienza una actividad, las primeras sesiones suelen ser desconcertantes ya que no disponemos de una percepción objetivo del esfuerzo y desconocemos las adaptaciones en nuestro organismo, lo más seguro es que pasemos unos días de agujetas, sobrecargas, mal ritmo respiratorio... cuestiones físicas que afectan al estado emocional con sentimientos de incapacidad que terminan desmotivando y fracasando en el intento de continuidad. Con ciertos trucos y contenidos que a continuación te describiré te resultará mucho más fácil acometer esta primera etapa.
Tonifica el tren inferior
En personas que inician un trabajo cardiovascular suele pasar que el limitante es antes el sistema muscular, más que el cardiovascular. Es decir, aparece antes una fatiga en los músculos de las piernas que una fatiga a nivel cardiorrespiratorio, las pulsaciones no suelen ser muy elevadas pero resulta difícil terminar una hora de trabajo aeróbico o a los pocos días aparece la fatiga muscular. En estos casos, no es más que una falta de adaptación a nivel muscular, es conveniente introducir un programa de tonificación para el tren inferior durante las primeras semanas. Unas piernas fuertes te permitirán entrenar más y mejor.
Estudia tu FC
Es muy recomendable que utilices un pulsómetro para observar tu frecuencia cardiaca (FC) y conocer cómo responde tu corazón, relacionar tus sensaciones con la intensidad real. Por otra parte, el pulsómetro es una gran herramienta de motivación, hoy en día te aportan datos de consumo calórico, márgenes de trabajo ideal y pueden organizar tus entrenamientos controlando tus ejercicios semanales. Sin duda, llevar un diario, te motivará y ayudará a ver tus progresos.
Tú carga ideal de trabajo:
Durante estos 2 ó 3 primeros meses es preferible avanzar despacio. Intenta superar un mínimo de 2 horas semanales de trabajo, lo puedes repartir como quieras pero lo ideal sería unos 3 días 40 minutos o 4 días 30 minutos aproximadamente. En cuanto a la intensidad, no te precipites, mantente en un margen entre el 40 y el 70% de tu FC máxima. Si llevas tiempo sin hacer nada, evita comenzar por la carrera, es preferible la bici, le elíptica y el remo, si no tienes posibilidad comienza por un programa de andar-trotar.
Tu planificación semanal.
Aquí tienes una distribución semanal de cómo deben ser tus primeras semanas. En este ejemplo se plantean dos días semanales de entrenamiento en circuito para tonificar y cuatro sesiones de trabajo cardiovascular para completar 2 horas a la semana.
4 DIAS / SEMANA
Los terminos que debes conocer:
Hay algunos términos que seguro que te suenan y otros quizás no sabes muy bien lo que significan. No te preocupes, aquí tienes todos los términos que debes saber.
Consumo de oxígeno (VO2 máx.)
Esta capacidad está determinada por la habilidad del organismo de captar, transportar y utilizar oxígeno durante la actividad física, por tanto, es un parámetro que nos indica la capacidad aeróbica de trabajo de una persona y nos refleja de forma global el sistema de transporte de oxígeno desde la atmósfera hasta su utilización en el músculo. Por tanto, es un fiel parámetro para determinar la capacidad y eficiencia aeróbica de una persona. A mayor nivel de condición física, mayor consumo de oxígeno.
Representa el volumen de oxígeno consumido durante una actividad física. Un aumento de intensidad se acompaña de un aumento del VO2, pero a partir de un determinado nivel, el VO2 no sigue aumentando, se estabiliza en lo que se denomina el VO2 máximo, el 100%.
Valores medios relativos del VO2max:
Atletas resistencia:
Gran masa muscular (remeros): 70 ml/kg/min
Poca masa muscular (maratonianos): 85 ml/kg/min
Frecuencia Cardiaca Máxima (FCmáx).
Hace referencia al ritmo cardiaco. Por más que aumentemos la intensidad, no producirá un aumento mayor de pulsaciones. Es la máxima cantidad de veces que el corazón puede latir en cada minuto.
Para determinar su valor disponemos de varias fórmulas. Las más conocidas son:
Fórmula abreviada: FCmáx = 220 – edad.
Universidad de Ball State: FCmáx (hombres) = 209 – (0,7 x edad).
FCmáx (mujeres) = 214 – (0,8 x edad).
Si observamos los datos obtenidos por diferentes fórmulas veremos que son muy aproximados, las diferencias son mínimas por tanto lo habitual es utilizar la fórmula convencional de 220 – edad.
Frecuencia Cardiaca Basal (FCB).
Es el ritmo cardiaco mínimo que mantenemos en total y absoluto estado de reposo, en posición tendida y completamente relajados. Los valores medios de la FCB en personas normales oscilan entre las 60-70 ppm. Recuerda que este dato sí que varía con el entrenamiento, siendo menor cuanto mayor es el nivel de condición física y viceversa; en deportistas de élite de resistencia puede llegar a las 35 ppm.
Umbrales
Los umbrales determinan el límite, el margen a partir del cual se debe llevar a cabo el entrenamiento para que la carga produzca un estímulo suficiente y significativo como para generar mejoras en el sistema cardiorrespiratorio.
Por debajo del umbral aeróbico el esfuerzo no provoca un estímulo suficiente como para producir mejoras (intensidad umbral). En principiantes este nivel se establece sobre el 60% de la FC máx. para personas en forma es el 70%
Por encima del umbral anaeróbico los esfuerzos son demasiado intensos, entrando en juego un metabolismo principalmente anaeróbico, pudiendo producir sobreentrenamiento y fatiga (intensidad límite). Para iniciados se sitúa en el 70% y para entrenados se eleva hasta el 90%.
La mejora y rendimiento en el entrenamiento cardiovascular es un concepto multidisciplinar y particular, es decir, depende de varios factores y cada persona tiene adaptaciones diferentes, por tanto no existe un entrenamiento válido para todos.
Para ayudarte a optimizar tus sesiones de entrenamiento, vamos a desarrollar los contenidos específicos para esta primera inicial donde se hace necesario tener claro los conceptos de adaptación.
Tus primeros meses
El objetivo en esta fase es superar los tres primeros meses de entrenamiento. Cuando se comienza una actividad, las primeras sesiones suelen ser desconcertantes ya que no disponemos de una percepción objetivo del esfuerzo y desconocemos las adaptaciones en nuestro organismo, lo más seguro es que pasemos unos días de agujetas, sobrecargas, mal ritmo respiratorio... cuestiones físicas que afectan al estado emocional con sentimientos de incapacidad que terminan desmotivando y fracasando en el intento de continuidad. Con ciertos trucos y contenidos que a continuación te describiré te resultará mucho más fácil acometer esta primera etapa.
Tonifica el tren inferior
En personas que inician un trabajo cardiovascular suele pasar que el limitante es antes el sistema muscular, más que el cardiovascular. Es decir, aparece antes una fatiga en los músculos de las piernas que una fatiga a nivel cardiorrespiratorio, las pulsaciones no suelen ser muy elevadas pero resulta difícil terminar una hora de trabajo aeróbico o a los pocos días aparece la fatiga muscular. En estos casos, no es más que una falta de adaptación a nivel muscular, es conveniente introducir un programa de tonificación para el tren inferior durante las primeras semanas. Unas piernas fuertes te permitirán entrenar más y mejor.
Estudia tu FC
Es muy recomendable que utilices un pulsómetro para observar tu frecuencia cardiaca (FC) y conocer cómo responde tu corazón, relacionar tus sensaciones con la intensidad real. Por otra parte, el pulsómetro es una gran herramienta de motivación, hoy en día te aportan datos de consumo calórico, márgenes de trabajo ideal y pueden organizar tus entrenamientos controlando tus ejercicios semanales. Sin duda, llevar un diario, te motivará y ayudará a ver tus progresos.
Tú carga ideal de trabajo:
Durante estos 2 ó 3 primeros meses es preferible avanzar despacio. Intenta superar un mínimo de 2 horas semanales de trabajo, lo puedes repartir como quieras pero lo ideal sería unos 3 días 40 minutos o 4 días 30 minutos aproximadamente. En cuanto a la intensidad, no te precipites, mantente en un margen entre el 40 y el 70% de tu FC máxima. Si llevas tiempo sin hacer nada, evita comenzar por la carrera, es preferible la bici, le elíptica y el remo, si no tienes posibilidad comienza por un programa de andar-trotar.
Tu planificación semanal.
Aquí tienes una distribución semanal de cómo deben ser tus primeras semanas. En este ejemplo se plantean dos días semanales de entrenamiento en circuito para tonificar y cuatro sesiones de trabajo cardiovascular para completar 2 horas a la semana.
4 DIAS / SEMANA
Los terminos que debes conocer:
Hay algunos términos que seguro que te suenan y otros quizás no sabes muy bien lo que significan. No te preocupes, aquí tienes todos los términos que debes saber.
Consumo de oxígeno (VO2 máx.)
Esta capacidad está determinada por la habilidad del organismo de captar, transportar y utilizar oxígeno durante la actividad física, por tanto, es un parámetro que nos indica la capacidad aeróbica de trabajo de una persona y nos refleja de forma global el sistema de transporte de oxígeno desde la atmósfera hasta su utilización en el músculo. Por tanto, es un fiel parámetro para determinar la capacidad y eficiencia aeróbica de una persona. A mayor nivel de condición física, mayor consumo de oxígeno.
Representa el volumen de oxígeno consumido durante una actividad física. Un aumento de intensidad se acompaña de un aumento del VO2, pero a partir de un determinado nivel, el VO2 no sigue aumentando, se estabiliza en lo que se denomina el VO2 máximo, el 100%.
Valores medios relativos del VO2max:
Atletas resistencia:
Gran masa muscular (remeros): 70 ml/kg/min
Poca masa muscular (maratonianos): 85 ml/kg/min
Frecuencia Cardiaca Máxima (FCmáx).
Hace referencia al ritmo cardiaco. Por más que aumentemos la intensidad, no producirá un aumento mayor de pulsaciones. Es la máxima cantidad de veces que el corazón puede latir en cada minuto.
Para determinar su valor disponemos de varias fórmulas. Las más conocidas son:
Fórmula abreviada: FCmáx = 220 – edad.
Universidad de Ball State: FCmáx (hombres) = 209 – (0,7 x edad).
FCmáx (mujeres) = 214 – (0,8 x edad).
Si observamos los datos obtenidos por diferentes fórmulas veremos que son muy aproximados, las diferencias son mínimas por tanto lo habitual es utilizar la fórmula convencional de 220 – edad.
Frecuencia Cardiaca Basal (FCB).
Es el ritmo cardiaco mínimo que mantenemos en total y absoluto estado de reposo, en posición tendida y completamente relajados. Los valores medios de la FCB en personas normales oscilan entre las 60-70 ppm. Recuerda que este dato sí que varía con el entrenamiento, siendo menor cuanto mayor es el nivel de condición física y viceversa; en deportistas de élite de resistencia puede llegar a las 35 ppm.
Umbrales
Los umbrales determinan el límite, el margen a partir del cual se debe llevar a cabo el entrenamiento para que la carga produzca un estímulo suficiente y significativo como para generar mejoras en el sistema cardiorrespiratorio.
Por debajo del umbral aeróbico el esfuerzo no provoca un estímulo suficiente como para producir mejoras (intensidad umbral). En principiantes este nivel se establece sobre el 60% de la FC máx. para personas en forma es el 70%
Por encima del umbral anaeróbico los esfuerzos son demasiado intensos, entrando en juego un metabolismo principalmente anaeróbico, pudiendo producir sobreentrenamiento y fatiga (intensidad límite). Para iniciados se sitúa en el 70% y para entrenados se eleva hasta el 90%.
LA ESTABILIDAD DE LA COLUMNA EN LOS EJERCICIOS DE FUERZA
Observa atentamente las diferentes posiciones que podemos elegir para realizar un ejercicio de fuerza como puede ser un press de hombros con mancuernas. De todas las imágenes ¿cuál de ellas crees que es la más adecuada? ¿Cuál de ellas elegirías tú para tus ejercicios?
Tradicionalmente se ha recomendado mantener la espalda apoyada durante los ejercicios de fuerza para conseguir una mayor estabilidad y salud articular de las estructuras vertebrales. Sin embargo, este planteamiento tan conservador ha demostrado que lejos de salvaguardar la integridad de la columna, a medio y largo plazo genera un desequilibrio entre músculos estabilizadores y músculos de la dinámica. Lo de apoyar la espalda como recurso de seguridad y salud, es uno de los criterios tradicionales considerados como sagrados que debemos poner en duda y comenzar a considerar otras alternativas, más reales, efectivas y desde luego también saludables.
Elige una posición para realizar tus ejercicios.
La tendencia hacia el "functional training" unido a las últimas investigaciones en salud de la espalda con respecto al ejercicio, han demostrado que es interesante prescribir ejercicios donde la espalda se encuentre libre de apoyos y que permita trabajar a sus propios músculos estabilizadores, equilibrando así las adaptaciones entre músculos de la estática y la dinámica.
Sin embargo a la hora de aplicar, lo cierto es que la elección entre espalda apoyada o libre, no es tan sencilla como parece, la respuesta correcta sería depende. Si que es cierto que los criterios que apuestan por la funcionalidad del ejercicio recomiendan libertad de movimientos sin apoyos externos auxiliares, pero desde el extremo de máxima libertad con estímulos externos, hasta el de utilizar apoyos que generan estabilidad absoluta, existe en amplio rango de posibilidades que dependerá de varios factores como objetivo, carga, experiencia, adaptaciones etc.
Si pensamos en trabajo de fuerza máxima la estabilización de la columna puede estar justificada para minimizar los riesgos asumidos. Sin embargo, si el objetivo es trabajar movimientos involucrando a los propios estabilizadores, es conveniente liberar a la columna de apoyos, y si planteamos una mejora de la propiocepción, la utilización de bases inestables también podría estar justificada.
Aunque no hay ejercicios buenos o malos, si que existen combinaciones y progresiones poco compatibles. Por ejemplo, no tiene mucho sentido el desarrollo de la fuerza a alta intensidad con la utilización del fitball como base de apoyo, tampoco la prescripción de ejercicios con libertad para personas que aun no tienen estabilidad o pasar de un ejercicio totalmente estabilizado con respaldo a uno en situación inestable sin las adaptaciones mecánicas adecuadas.
Por muy "funcional" que parezca sentarse en un balón, no puede que sea un ejercicio con mejores beneficios que por ejemplo realizarlo de pie. Debemos tener claro en que punto de la progresión debemos situar a nuestros ejercicios para que todo tenga sentido a través de varios programas y progresivas adaptaciones.
Desde mi visión, lo que estas imágenes desean transmitir es la necesidad de progresar hacia situaciones mecánicamente más naturales para las diferentes estructuras articulares, en este caso hacia una situación de cadera neutra donde la posición en cadera y columna sea por una parte la más natural posible y por otra, que ofrezca una situación eficiente para manejar la carga, ya sea ante movimientos de empuje o de tracción. Es necesario progresar hacia situaciones de libertad de movimientos donde se pongan en acción a los propios estabilizadores, pero no debemos olvidar que toda progresión necesita de una integración y esta integración no sería posible si no disponemos de las adaptaciones mecánicas apropiadas, ya sean de fuerza estabilizadora o de movilidad articular. Es necesario saber cómo interactúan las cadenas musculares y comprobar que cada estructura realiza su función y no otra, que las articulaciones y músculos que deben aportar estabilidad están realizando precisamente esa función estabilizadora y no asumiendo una función dinámica propia de los músculos motrices.
Si me dieran a elegir a mí entre estas posiciones, de entre ellas elegiría a la posición sentada sin respaldo. Es una situación donde los estabilizadores están obligados a trabajar, los músculos del core, en especial los erectores de columna, se encuentran muy activos para conseguir la estabilización de la columna que debe ser un punto de apoyo para el movimiento efectivo de empuje del tren superior. Si observas, la columna mantiene sus curvas naturales mientras que la cadera se encuentra en una posición neutra. Observa el detalle de las piernas en esta posición, en contra de lo que hasta ahora se venía prescribiendo, si situamos los pies hacia atrás favoreceremos colocar la cadera en su posición neutra, al tiempo que el centro de gravedad queda dentro de la base de sustentación y no proyectado hacia delante como en el resto de posiciones.
En la situación de apoyarse en el respaldo, el inconveniente que presenta es la baja participación de los estabilizadores, ofreciendo un ejercicio muy analítico y que puede generar desequilibrios si abusamos del mítico apoyo de la espalda como pretexto de seguridad. A medio y largo plazo, conseguimos músculos fuertes pero acoplamientos débiles.
En esta posición de espalda apoyada, encontramos la versión "más segura" de situar los pies apoyados en una superficie elevada. La justificación para adoptar esta posición es que conseguiremos que la zona lumbar quede asentada y presionando el respaldo, lo que supone un grado mayor de seguridad. Este es el supuesto que s pensaba y que a priori puede parecer más lógico y seguro, pero lo cierto es que no es así. Lo que sucede mecánicamente cuando situamos los pies elevados, es que la cadera se dispone en retroversión y consecuentemente la curvatura lumbar desaparece pasando a una situación de flexión donde las vértebras lumbares ofrecen una situación de acuñamiento hacia el disco intervertebral situándolo en una disposición de riesgo donde se encuentra predispuesto a protusionar hacia la parte posterior de la columna, en resumen, una situación ideal para provocar una hernia de disco si se continua abusando de esta posición y manejando cargas elevadas. Una adaptación que se suponía que protegía a la espalda baja, es todo lo contrario, es una situación de riesgo que debemos evitar: la cadera no se dispone en una posición neutra y arrastra a la columna lumbar. Si observamos esta postura es la que adoptamos al conducir o durante la jornada laboral, y ya sabemos que pasar largas horas en esta posición es la causa del dolor de espalda, si además lo reproducimos en los ejercicios y manejando cargas, el resultado no puede ser otro que más dolor y alteración en los estabilizadores pasivos.
A medida que adelantamos y elevamos los pies, más difícil le resultará a la cadera situarse en posición neutra. Al sentarnos y adelantar los pies desplazamos en centro de masas hacia delante, lo que supone una variación importante en las cargas que afectan a la columna. Estamos mecánicamente diseñados para soportar cargas sobre la columna pero no fuera de ella, así que mientras más desplazamos los pies hacia delante, mas variará el centro de masas, si a esta situación le añadimos una situación de columna sin sus curvas naturales por elevar los pies, la situación mecánica se presenta muy frágil para soportar las cargas y el disco se encuentra en una situación muy comprometida.
Si por el contrario, situamos los pies más cerca del cuerpo, además de acercar el centro de masas y alinearlo con la columna, favorecemos la posición de la cadera en una situación neutra favoreciendo la conservación de la curva lordótica natural e imprescindible que el ejercicio necesita. No necesitaremos una activación tan intensa de erectores para evitar la retroversión de la cadera, sino que el control de la cadera será realizado por una juste coordinado entre todos los músculos del tronco; erectores, oblicuos y recto del abdomen.
Finalmente, realizar el ejercicio sobre un fitball, demanda una mayor estabilidad y sin duda representará un estimulo neuromuscular adicional a los músculos del core que estarán obligados a responder con ajustes continuos por esas pequeñas variaciones del centro de masas. Este aporte posiblemente genere un estímulo interesante para ciertos ejercicios y objetivos, aunque desde mi punto de vista poco tiene de beneficio y transferencia ante un ejercicio de fuerza donde necesitamos estabilidad para la eficiencia mecánica a la hora de movilizar cargas. Si el objetivo es manejar cargas considerables con un objetivo de mejora de la fuerza, la mejor opción es disponer de un punto de apoyo estable, si el objetivo es conseguir respuestas neuromusculares con participación de los husos musculares en el control de la postura y el equilibrio, el fitball puede ser un elemento de ayuda en conseguir estos objetivos, sin embargo fuerza e inestabilidad son factores difíciles de comprender en el mismo ejercicio y objetivo. Ejercicios sobre medios materiales que generan inestabilidad, no por aportar más componentes y estímulos, conseguirá mayores beneficios, sino todo lo contrario, resultarán más limitantes e incluso presentando situaciones de riesgo si elevamos la carga.
Para verlo todo con una perspectiva más amplia, no es cuestión de elegir una u otra opción rechazando el resto de opciones, sino de tener un camino, una progresión técnica hacia la que encauzar los ejercicios con respecto a las posiciones elegidas para su ejecución. En mi visión (siempre que sea con un carácter funcional y con transferencia hacia otros movimientos) contemplo que el ejercicio a medio y largo plazo será realizado en posición de pie, es la posición natural y con mayor transferencia hacia otros gestos y acciones deportivas, así que en este caso que estamos tratando como ejemplo, mi mejor opción sería que el ejercicio se realizase de pie y a ser posible con un movimiento de push-press, es decir involucrando al tren inferior en el movimiento de empuje vertical, de esta forma la columna y cadera se encontrarían en situaciones mecánicas de libertad y dentro de márgenes motrizmente efectivos para aportar estabilidad sin riesgos, los músculos del core realizarían un gran trabajo estabilizador y se ganaría no solo fuerza a nivel muscular, sino también vía coordinación intermuscular, es sin duda el movimiento ganador en cualquier elección frente a posiciones sentadas. Sin embargo, el trabajo en posición de pie con el centro de masas más elevado, libertad de movimientos y trabajando grandes cadenas musculares, es el destino final de una progresión que comenzaría sobre un apoyo estable.
Un ejercicio o una determinada posición por si sola no puede ser valorado al completo y de forma individual, debemos contemplar la situación desde una visión más general y dentro de una progresión y planificación para disponer de un criterio más claro a la hora de prescribir y sobre todo planificar cada opción dentro de diferentes programas. Algunas personas me preguntan si es mejor un ejercicio que otro, un medio material u otro, la fase excéntrica lenta o con inercia, etc. Lo cierto es que este tipo de cuestiones no tienen una respuesta clara, dependerá de cada objetivo, progresión y nivel de condición física y técnica del usuario. Afortunadamente todo dependerá del adecuado trabajo del técnico o entrenador a la hora de marcar las diferentes progresiones, integraciones para llegar al objetivo planteado.
Mi consejo es que el entrenamiento es como una partida de ajedrez y los ejercicios son simples piezas que tienen una misión limitada dentro de una estrategia, sin la visión del tablero y la disposición de las piezas sobre él nos resultará difícil valorar cada pieza de forma individual.
ESTIRAMIENTOS PARA PSOAS
CONTROLANDO LA CADERA
La cadera es el nexo de conexión entre el tren superior e
inferior, un control adecuado y activación de los músculos del core, es
el primer paso antes de continuar con algunos ejercicios de fuerza.
La cadera mecánicamente representa un complejo articular que debe aportar movilidad, debe ser la protagonista al realizar la flexión de cadera o inclinación del tronco. Sin embargo, está comunicada articularmente con el tren inferior y la columna, los músculos que a priori su principal función es la de aportar estabilidad, pueden no disponerse de forma equilibrada y comenzar a desencadenar patrones posturales incorrectos, lo mas habitual por falta de control postural, pero en ocasiones por una sobreactivación y no seleccionar el grado adecuado de recorrido e intensidad de contracción.
En esta comparativa están representados los patrones posturales más habituales de la cadera y sus consecuencias mecánicas en la postura estable en posición bípeda. Lo ideal a la hora de realizar una valoración es basarse en indicadores de la postura durante el movimiento y observar las interactuaciones y compensaciones mecánicas en los diferentes gestos motrices, sin embargo la posición de pie también nos da pistas mecánicas de cómo nuestro sistema musculo-esquelético compensa el resto de estructuras cuando existe un fallo postural en la articulación de la cadera.
Antes de tener toda la información, observa detenidamente las cinco posiciones, detecta los patrones erróneos, piensa en las causas que lo pueden producir y también en las modificaciones que debería introducirse en cada posición para corregir los patrones incorrectos. Intenta adivinar cuál es a priori la más correcta y la que deberías inculcar en tu patrón postural
1. Antepulsión
La cadera se desplaza en bloque por delante de la línea del centro de masas. Provoca una curva lordótica más acentuada. Suele presentarse en personas con sobrepeso como es el caso de obesos o mujeres en avanzado estado de gestación, pero también en personas con laxitud en la cadena anterior, cuestión muy habitual en mujeres con falta de tono muscular.
Las rodillas se extienden completamente hasta bloquearse dejando sin actividad de control de la postura a los músculos de las piernas. La cadera se proyecta hacia delante acentuándose la curva lumbar, lo que compromete a los discos intervertebrales.
2. Retropulsión
La cadera se desplaza hacia atrás, con el cuerpo ligeramente inclinado, delegando la carga en el erector de la columna. El centro de masas se desplaza ligeramente hacia delante activándose toda la gran cadena posterior. El control del equilibrio postural se delega en la cadena posterior que se ve obligada a una sobreactivación muscular para guardar el equilibrio, la participación del cinturón abdominal es mínima.
Este patrón genera sobrecargas musculares en la musculatura lumbar.
3. Excesiva retroversión (y activación profunda)
Una activación excesiva de glúteos y abdominales profundos provocará una posición en excesiva retroversión de la cadera que tiene dos inconvenientes mecánicos; por una parte la rectificación de la curva natural de la lordosis lumbar, y por otra, un diámetro excesivamente reducido de la cintura. Estos dos mecanismos, en contra de lo que se pudiera pensar a priori, suponen un déficit en la capacidad estabilizadora y disponen al sistema de estabilización en una posición poco natural. Una mayor rectificación sobreeactivación muscular, no significa una ventaja extra.
La reducción del diámetro abdominal con mecanismos como el abdominal hollowing, donde existe una mayor activación de los músculos profundos y un vaciamiento abdominal para conseguir una mayor reducción del diámetro de la cintura, ha quedado demostrado que no aportan una mayor estabilidad lumbar.
Este mecanismo puede resultar interesante para trabajos de concienciación y activación pero no para adoptarlo en situaciones para soportar cargas en posiciones bípedas.
4. Excesiva anteversión (y desactivación profunda)
Es sin duda el patrón postural desequilibrado más habitual entre la población. Consecuencia de unos flexores de cadera acortados, una sobreactivación de la musculatura lumbar y unido a una falta de tono y activación de la pared abdominal y glúteos, la cadera bascula hacia delante. Se encuentra alineada con el centro de masas, pero la zona lumbar aumenta su curvatura comprometiendo la las estructuras vertebrales. Una baja actividad física y bajo control postural, terminará disponiendo a la cadera en anteversión progresivamente.
5. Cadera neutra
La cadera neutra es el objetivo a conseguir para proporcionar la mayor estabilidad y funcionalidad a la postura bípeda. La cadera debe colocarse en una posición donde garantice por una parte las curvas naturales fisiológicas de la zona lumbar y por otra, que esté controlada por una actividad muscular por parte de la pared abdominal y glúteos que ofrezca un mecanismos equilibrado de estabilidad pero con cierto margen de ajuste, por esta razón no es necesario imprimir una máxima contracción de los abdominales profundos, ni de los potentes glúteos. El mecanismo denominado como brace resulta más interesante para la estabilidad de la cadera que la máxima reducción del diámetro abdominal.
Se produce una activación de los músculos abdominales en conjunto alrededor de la columna con el objetivo de aumentar la rigidez del cilindro abdomino-lumbar. El brace con la cadera en posición neutra representa ese punto intermedio entre el hollowing y la maniobra de Valsalba.
A día de hoy, parece ser que los últimos estudios al respecto donde se ha cuantificado la estabilidad espinal se ha demostrado que el abdominal brace resulta más efectivo que el abdominal hollowing en la estabilización lumbar.
La cadera mecánicamente representa un complejo articular que debe aportar movilidad, debe ser la protagonista al realizar la flexión de cadera o inclinación del tronco. Sin embargo, está comunicada articularmente con el tren inferior y la columna, los músculos que a priori su principal función es la de aportar estabilidad, pueden no disponerse de forma equilibrada y comenzar a desencadenar patrones posturales incorrectos, lo mas habitual por falta de control postural, pero en ocasiones por una sobreactivación y no seleccionar el grado adecuado de recorrido e intensidad de contracción.
En esta comparativa están representados los patrones posturales más habituales de la cadera y sus consecuencias mecánicas en la postura estable en posición bípeda. Lo ideal a la hora de realizar una valoración es basarse en indicadores de la postura durante el movimiento y observar las interactuaciones y compensaciones mecánicas en los diferentes gestos motrices, sin embargo la posición de pie también nos da pistas mecánicas de cómo nuestro sistema musculo-esquelético compensa el resto de estructuras cuando existe un fallo postural en la articulación de la cadera.
Antes de tener toda la información, observa detenidamente las cinco posiciones, detecta los patrones erróneos, piensa en las causas que lo pueden producir y también en las modificaciones que debería introducirse en cada posición para corregir los patrones incorrectos. Intenta adivinar cuál es a priori la más correcta y la que deberías inculcar en tu patrón postural
1. Antepulsión
La cadera se desplaza en bloque por delante de la línea del centro de masas. Provoca una curva lordótica más acentuada. Suele presentarse en personas con sobrepeso como es el caso de obesos o mujeres en avanzado estado de gestación, pero también en personas con laxitud en la cadena anterior, cuestión muy habitual en mujeres con falta de tono muscular.
Las rodillas se extienden completamente hasta bloquearse dejando sin actividad de control de la postura a los músculos de las piernas. La cadera se proyecta hacia delante acentuándose la curva lumbar, lo que compromete a los discos intervertebrales.
2. Retropulsión
La cadera se desplaza hacia atrás, con el cuerpo ligeramente inclinado, delegando la carga en el erector de la columna. El centro de masas se desplaza ligeramente hacia delante activándose toda la gran cadena posterior. El control del equilibrio postural se delega en la cadena posterior que se ve obligada a una sobreactivación muscular para guardar el equilibrio, la participación del cinturón abdominal es mínima.
Este patrón genera sobrecargas musculares en la musculatura lumbar.
3. Excesiva retroversión (y activación profunda)
Una activación excesiva de glúteos y abdominales profundos provocará una posición en excesiva retroversión de la cadera que tiene dos inconvenientes mecánicos; por una parte la rectificación de la curva natural de la lordosis lumbar, y por otra, un diámetro excesivamente reducido de la cintura. Estos dos mecanismos, en contra de lo que se pudiera pensar a priori, suponen un déficit en la capacidad estabilizadora y disponen al sistema de estabilización en una posición poco natural. Una mayor rectificación sobreeactivación muscular, no significa una ventaja extra.
La reducción del diámetro abdominal con mecanismos como el abdominal hollowing, donde existe una mayor activación de los músculos profundos y un vaciamiento abdominal para conseguir una mayor reducción del diámetro de la cintura, ha quedado demostrado que no aportan una mayor estabilidad lumbar.
Este mecanismo puede resultar interesante para trabajos de concienciación y activación pero no para adoptarlo en situaciones para soportar cargas en posiciones bípedas.
4. Excesiva anteversión (y desactivación profunda)
Es sin duda el patrón postural desequilibrado más habitual entre la población. Consecuencia de unos flexores de cadera acortados, una sobreactivación de la musculatura lumbar y unido a una falta de tono y activación de la pared abdominal y glúteos, la cadera bascula hacia delante. Se encuentra alineada con el centro de masas, pero la zona lumbar aumenta su curvatura comprometiendo la las estructuras vertebrales. Una baja actividad física y bajo control postural, terminará disponiendo a la cadera en anteversión progresivamente.
5. Cadera neutra
La cadera neutra es el objetivo a conseguir para proporcionar la mayor estabilidad y funcionalidad a la postura bípeda. La cadera debe colocarse en una posición donde garantice por una parte las curvas naturales fisiológicas de la zona lumbar y por otra, que esté controlada por una actividad muscular por parte de la pared abdominal y glúteos que ofrezca un mecanismos equilibrado de estabilidad pero con cierto margen de ajuste, por esta razón no es necesario imprimir una máxima contracción de los abdominales profundos, ni de los potentes glúteos. El mecanismo denominado como brace resulta más interesante para la estabilidad de la cadera que la máxima reducción del diámetro abdominal.
Se produce una activación de los músculos abdominales en conjunto alrededor de la columna con el objetivo de aumentar la rigidez del cilindro abdomino-lumbar. El brace con la cadera en posición neutra representa ese punto intermedio entre el hollowing y la maniobra de Valsalba.
A día de hoy, parece ser que los últimos estudios al respecto donde se ha cuantificado la estabilidad espinal se ha demostrado que el abdominal brace resulta más efectivo que el abdominal hollowing en la estabilización lumbar.
martes, 21 de octubre de 2014
POSTURA CORPORAL
El término postura corporal es tan amplio y ambiguo que para definirlo deberemos conocer y diferenciar tres conceptos básicos:
- Posición: es la relación de la totalidad del cuerpo y el medio que le rodea.
- Postura: etimológicamente proviene de la palabra latina positura, que significa planta, acción, figura, situación o modo en que está colocada una persona, animal o cosa. Si atendemos a criterios funcionales, podrían entenderse como la tensión que nuestro cuerpo desarrolla para conseguir la posición ideal con una eficacia máxima y un gasto energético mínimo.
- Actitud: es el resultado final de un complejo proceso (mental y físico) de equilibrio muscular llevado a cabo por el conjunto de posturas que adoptan todas las articulaciones del cuerpo en un momento determinado. Abarca tres dimensiones: orientación, mantenimiento y expresión. Cuando el proceso es educado y llega a estar tan automatizado que se realiza de forma natural y correcta, ya sea en un ejercicio estático o dinámico, se dice que es un hábito postural.
La postura se puede considerar de dos formas, estática o dinámica. Desde un punto de vista estático la postura es la posición relativa del cuerpo en el espacio donde se encuentra, o de las diferentes partes del cuerpo en relación a otras, mientas que en sentido dinámico se entiende como el control de la actividad neuromuscular para mantener el centro de gravedad dentro de la base de sustentación.
MODELO POSTURAL CORRECTO.
Se entiende por modelo o estándar postural correcto el equilibrio y la alineación ideal de todos los músculos, las articulaciones y los segmentos corporales en base a una serie de principios científicos y anatómicos que sirven de guía.
En posición bípeda se establece el modelo postural correcto observando a la persona desde cuatro posiciones: de frente, desde el lado izquierdo, desde el lado derecho y de espalda. Para ello se utiliza como referencia una línea de plomada, es decir, una línea vertical suspendida desde un punto fijo, que sirve para medir las posibles desviaciones.
Es necesario aproximarse lo más posible a este estándar para conseguir la máxima eficacia del cuerpo con la mínima tensión y rigidez y con un gasto energético pequeño. No se debe olvidar que las leves desviaciones del modelo ideal son fruto de la actitud postural de cada persona.
Postura correcta:
- Cabeza: Se debe colocar en posición recta, en equilibrio, sin que la barbilla esté demasiado alta (cabeza hacia atrás) ni demasiado baja (cabeza hacia abajo).
- Hombros: Deben colocarse nivelados y, en una visión lateral, ninguno debe estar ni hacia delante ni hacia atrás. Los brazos se deben dejar relajados, colgando perpendiculares al cuerpo con las palmas mirando hacia éste. Las escápulas deben permanecer planas, sin los omóplatos demasiado hacia atrás ni demasiado separados.
- Pecho: Se debe colocar hacia delante y hacia arriba, y se debe mantener la espalda alineada. Como referencia, la posición debe estar entre la inspiración completa y espiración forzada.
- Columna y pelvis: Debe respetar las cuatro curvas naturales (cuello y lumbares hacia delante y dorsales y sacro hacia atrás) y las caderas han de estar niveladas. Influyen el lado hábil, o lateralidad, de la persona.
- Abdomen: Lo que más influencia tiene en esta parte del cuerpo, es la edad de la persona. En edades tempranas el abdomen es prominente en los niños mayores y los adultos es más liso.
- Rodillas y piernas: Deben mirar hacia delante y estar rectas de arriba hacia abajo. Si las miramos de lado, no deberá estar una más adelantada que la otra.
- Pies: Se deben colocar paralelos, con las puntas de los dedos hacia fuera y hacia delante y deben soportar el peso por igual.
Factores externos. Se denominan así a los factores de tipo ambiental que influyen en el desarrollo y en el mantenimiento de la adecuada postura corporal, dentro de este grupo se pueden distinguir factores de tipo intrínseco y de tipo extrínseco:
- Intrínsecos: son aquellos que recibimos del exterior y que mediante un proceso interno (actitud) ajustamos y modificamos a nuestra realidad para que contribuyan positivamente en nuestra vida diaria, como, por ejemplo los conocimientos para sentarse correctamente.
- Extrínsecos: son aquéllos provenientes del exterior que se refieren a los objetos con los que el cuerpo interactúa, como, por ejemplo, las sillas, la cama, la mochila…
- Fisiológicos-hereditarios: son los principales factores que influyen en la postura corporal, entre ellos cabe destacar: el tono muscular, la columna vertebral, el centro de gravedad, la longitud y las particularidades de las extremidades, de los músculos posturales, de la flexibilidad y de la lateralidad.
- Psicológicos-emocionales: el sistema nervioso central es el encargado de controlar, y de regular los movimientos a través de los esquemas motores, lo que implica que el estado de ánimo también influye en nuestra postura. Por ejemplo, si estamos alegre, confiados, nuestra postura será más erguida y segura, mientras que si, por el contrario, nos encontramos abatidos, la postura será más agarrotada y tímida.
Las alteraciones posturales son anomalías existentes en nuestro cuerpo que se manifiestan mediante el dolor. Se pueden distinguir dos tipos.
Trastornos o discapacidades estructurales.
Se asocian a limitaciones de movilidad, de desviaciones y de malformaciones que condicionan nuestra postura negativamente. En algunos casos incapacitan y son irreversibles, mientras que en otros precisan de terapia rehabilitadora, de ayudas técnicas o, incluso de cirugía, como, por ejemplo, la rotura de la tibia.
Defectos posturales.
Son actitudes o hábitos incorrectos (vicios) que adquirimos y que pueden llegar a modificar o alterar negativamente nuestra postura y, en consecuencia, nuestra salud.
En cada etapa aparecen unos defectos características, por ejemplo, en la adolescencia, los debidos al nuevo esquema corporal. En muchos casos pueden ser corregidos y prevenidos.
Los defectos posturales se manifiestan en su mayoría en la columna vertebral y llegan a producir la deformidad de la misma. Los más característicos en el ser humano son tres y se manifiestan mediante actitudes cifóticas, lordóticas y escolióticas:
- Cifosis: Consiste en un arqueamiento de la curva dorsal que apunta hacia atrás, lo que conlleva una postura conocida comúnmente como joroba.
- Lordosis: Es un incremento de la curva posterior de la columna cervical y lumbar, lo que crea la apariencia de estar inclinado hacia atrás.
- Escoliosis: Es la desviación lateral de la columna vertebral, y puede producirse en forma de “S” o “C”.
- Genu valgo: se denomina comúnmente piernas en “X”. Consiste en una lateralización del peso del cuerpo respecto al centro de la articulación como consecuencia de la angulación interna del muslo y de la pierna. Representa un gran riesgo para la rodilla.
- Genu varo: se denomina comúnmente piernas en “O”. Es un defecto inverso al anterior y supone un riesgo grande para el ligamente lateral externo que se localiza por la parte exterior de la rodilla.
- Asimetría de las extremidades inferiores: se produce cuando las piernas presentan una diferencia de longitud grande (por regla general no son totalmente iguales). Provoca una aumento del grado de inclinación de la pelvis a causa de la desigualdad de las piernas. Se necesita la compensación ortopédica (plantillas en el calzado) si la diferencia está por encima de 1,5 cm.
El conocimiento de unas actitudes posturales correctas en nuestra vida diaria es el primer paso de la prevención postural. Estas actitudes son educables y,, con vertidas en hábitos, tienen un efecto positivo para la salud.
La mejor manera de llevar estos contenidos a la práctica será a través del área de Educación Física. Si se fomenta en edades tempranas la preocupación y la responsabilidad por el cuidado del cuerpo, para aprender a valorarlo, mejorarlo y disfrutarlo, puede llegar a constituir la primera medida higiénica postural.
Educación postural en la vida diaria.
Se refiere a la postura correcta que se debe adoptar en acciones tanto estáticas como dinámicas. Se describirán a continuación los principios higiénicos de las posiciones básicas: de pie, sentado y de transporte de objetos.
Posición bípeda (estar de pie).
La posición bípeda se refiere a la verticalidad de las personas. Se debe buscar un equilibrio estable y no estar sometido a ninguna aceleración. Para conseguir esta situación, todas las fuerzas de nuestro cuerpo deben neutralizarse y el centro de gravedad del mismo debe proyectarse sobre la base de sustentación.
Todo esto significa que debe tomarse una postura que se aproxime al modelo postural correcto, visto anteriormente, y mantener la forma natural de la columna vertebral, lo que se puede conseguir con las siguientes reglas:
- Llevar los hombros hacia atrás suavemente con el cuello recto.
- Mantener la cabeza levantada, con el cuello recto.
- Mantener los músculos del abdomen contraídos.
- Evitar la inclinación de tronco (por ejemplo, al cepillarnos los dientes).
- Cambiar de posición, cuando se tenga ocasión es necesario moverse (andar o sentarse).
- Descargar el peso, para ello se puede apoyar la espalda contra la pared, posar una pierna en una pequeña elevación (escalón de poca altura), etc.
Tampoco hay que olvidar el papel fundamental que la pelvis desempeña en la estabilización y en equilibrio del tronco. En él destacan dos grupos musculares, los flexores de la cadera (situados en la parte delantera) y los glúteos (sus antagonistas), por lo que el equilibrio se conseguirá estirando los flexores y reforzando los glúteos.
Posición yacente (estar acostado).
En este apartado se analizarán las posturas que hay que adoptar al acostarse, mientras se está acostado y al levantarse.
Para acostarse y levantarse de la cama hay que ponerse al lado de la misma y ayudarse con los brazos, tanto para incorporarse como para acostarse, y sentarse primero en el borde para no realizar giros bruscos de cintura. Al despertarse es conveniente tomarse un tiempo y desperezarse poco a poco, tomando conciencia de que el cuerpo ha estado varias horas inactivo y debe prepararse para la actividad diaria.
Las posturas más habituales para dormir son:
- Boca arriba: es la más adecuada, aunque no todas las personas pueden adoptarla. La máxima eficacia se consigue manteniendo la alineación ideal de la columna, al igual que en bipedestación, para lo que debe utilizarse una almohada cuyo grosor no incline ni devíe la cabeza. La colocación de un cojín debajo de las rodillas ayudaría a reducir la lordosis lumbar.
- De lado: no debe existir rotación cervical, para evitarlo la almohada debe ser más gruesa que en el caso anterior, así la cabeza tendrá la misma alineación lateral que la columna y se asemejará a la alineación ideal.
- Boca abajo: esta postura sólo debe utilizarse si no se es capaz de dormir de otra manera. Si es así, conviene que se haga con una inclinación hacia uno de los costados o en posición fetal, ya que aumenta exageradamente la hiperlordosis lumbar.
Es preferible dormir sobre superficies más duras y estables (por ejemplo, con un tablero de madera entre el somier y colchón) que en superficies blandas y deformadas.
Posición sedente (estar sentado).
En la sociedad actual, esta posición adquiere especial importancia ya que las personas cada vez pasamos más tiempo sentados.
La postura correcta se obtiene equilibrando la masa corporal sobre el asiento, o sobre el suelo. Hay que conseguir que el tronco se sitúe en posición vertical, con los hombros hacia atrás y con la columna vertebral recta (sin que el cuerpo se doble hacia delante y sin arquear la espalda). Los muslos debe estar horizontales, las piernas verticales (formando con la articulación de la rodilla un ángulo de 90º) y los pies deben descansar en el suelo.
Al sentarnos se debe tener siempre un pie delante de otro e inclinarse de modo que los brazos queden pendientes hacia abajo, de tal forma que nos sentemos como si nos cayéramos por nuestro propio peso, pero de manera relajada, sin que exista brusquedad. Lo mismo sucede al levantarse, hay que hacerlo con un pie delante del otro y se debe deslizar el trasero hasta el borde; luego hay que inclinarse hacia delante, mantener la espalda vertical y ayudarse con los brazos, si es posible, de forma que nos levantemos por nuestra propia fuerza.
En este caso, también hay una influencia de los factores extrínsecos. El tamaño de la silla ha de ser acorde con el de la persona, y si cuenta con respaldo, éste no debe ser ni más alto ni más bajo de que la longitud de la espalda. Es aconsejable que exista una inclinación hacia atrás de 110º entre el respaldo y el asiento, además de contar con una apoyo a nivel lumbar, aunque si no lo tiene puede servir un pequeño cojín.
Utilizar un reposapiés ayuda a mantener una mayor altura de las rodillas respecto a la cadera, lo que facilita la basculación de la pelvis y evita el arqueamiento de la región lumbar, que tiende a bascular hacia adelante.
Si no es posible utilizar estos complementos, otra opción es cruzar las rodillas, lo que permite que la pelvis no bascule y que la cadera y la región lumbar se mantengan estables.
En ocasiones se considera, erróneamente, que la mejor postura para estar sentado es la más recta y rígida, pero lo cierto es que el mantenimiento de esa posición requiere un cierto esfuerzo y representa una fatiga innecesaria para los músculos de la espalda, ya que produce hiperlordosis en la región lumbar.
Por último, cabe analizar la posición que se adopta frente al ordenador. Sería aconsejable contar con dos alturas, una para el teclado y otra para la pantalla, debiendo coincidir con el centro de ésta última con la línea de los ojos. Los codos tienen que estar flexionados y apoyados, y la mano ha de estar completamente recta con respecto al antebrazo cuando se maneja el ratón.
Posición de carga y transporte.
La carga, la manipulación y el transporte de objetos debe hacerse con las rodillas parcialmente flexionadas (nunca hay que elevar pesos con las piernas estiradas). Se debe mantener el objeto cerca del cuerpo, para que su peso se encuentre lo más cerca posible de nuestro centro de gravedad y el esfuerzo se realice con los músculos de las piernas y no con los de la espalda. Los pies deben estar separados para que constituyan una base de sustentación cómoda y estable.
Deben evitarse los esfuerzos unilaterales del cuerpo como, por ejemplo, llevar los libros en una mano o en bandolera, cargar una bolsa en una mano y en la otra nada… Lo más recomendable es utilizar un carrito y empujarlo con las dos manos en vez de arrastrarlo con una sola.
Con respecto al transporte del material escolar, sucede lo mismo. Lo más aconsejable sería efectuarlo con una mochila-carro, pero eso sólo sucede en edades tempranas. Luego se produce un aumento del uso de la mochila que guarda relación directa al incremento de la edad y del ciclo educativo. El uso de esta última no es del todo perjudicial si se tienen en cuenta los siguientes consejos:
- La relación entre el peso corporal del alumno y el de la mochila no debe superar el 10 %.
- Deve llevarse bien colocada en la espalda, con ambas tiras de sujeción por encima de los hombros, “descansando” y adaptándose a los largo de la columna vertebral y respetando las curvaturas de la misma. Debe tener una tamaño adaptado al de la persona que la utiliza.
Educación postural en la actividad física.
Partiendo de la idea de que la actividad física puede constituir un beneficio para la salud, en este apartado se tratará sobre la postura correcta que se debe adoptar tanto en ejercicios estáticos como dinámicos.
Es conveniente realizar actividades físicas variadas. Existen actividades físicas más neutrales en cuanto a sus efectos sobre la postura, como son la marcha, la carrera, la natación, el remo con banco móvil o el ciclismo, aunque sus consecuencias también dependen del cuidado y de la forma de realización de los mismos. Hay otro deportes que afectan al equilibrio muscular. Son aquellos en los que predomina un lado del cuerpo como, por ejemplo, el tenis.
No es lógico pensar que los principales factores que influyen en la elección de uno u otra actividad física a practicar sean los de carácter postural, pero si es posible minimizar las influencias posturales negativas de algunos de los deportes practicados habitualmente complementándolos con prácticas o disciplinas deportivas como el yoga, el tai-chi o el pilates.
La especialización en un sólo deporte, hecho que suele producirse cuando la persona está en periodo de crecimiento, puede ser negativa. La adquisición y especialización de una destreza mediante una práctica intensiva suele acarrear problemas.
La actividad física de alto rendimiento, deja de ser saludable y es preciso ayudar al cuerpo tanto con ejercicios específicos para mantener la amplitud del movimiento articular como mediante la potenciación de determinados músculos cuando sus antagonistas se encuentran hipertrofiados por la propia actividad. A esto se le llama entrenamiento preventivo o postural.
ENTRENAMIENTO PREVENTIVO-POSTURAL.
Como hemos visto en el apartado anterior, toda especialización deportiva nos puede acarrear problemas en cuanto al equilibrio postural. Es recomendable la combinación del entrenamiento habitual con el entrenamiento preventivo, que consta de ejercicios de movilidad-relajación articular y ejercicios de fortalecimiento, y que debe seguir las pautas aconsejadas en cualquier entrenamiento: comienzo progresivo, realización bajo la supervisión del profesor del entrenador…
Antes de comenzar este entrenamiento, es conveniente identificar la posición neutra de la columna para poder interiorizarla y llegar a tener un control subconsciente. Para ello, hay que colocarse contra la pared sin que la espalda esté plana (debe existir un pequeño espacio entre la zona lumbar y la pared), con los talones a unos 10 cm aproximadamente y con los pies separados a la anchura de las caderas.
Ejercicios de fortalecimiento.
Con ellos se intenta potenciar las regiones abdominal y lumbar:
- Elevación de la pelvis: se inicia en posición decúbito supino (tumbado boca arriba) en el suelo o sobre una colchoneta, con las rodillas flexionadas, los pies apoyados y los brazos a los lados del cuerpo apuntando hacia los pies. Hay que levantar las caderas y mantener los hombros abajo, y usar la musculatura abdominal hasta mantener una línea recta desde las rodillas hasta los hombros.
- Elevación de la pelvis invertida: hay que colocar se en decúbito prono (boca abajo), con los codos doblados y los antebrazos apoyados en el suelo. Se debe contraer la musculatura abdominal para levantar el torso y los muslos desde el suelo, y mantener la espalda recta.
- Contracción y depresión de la espalda: partiendo de la posición de cuadrupedia, hay que curvar la espalda mediante la contracción de los músculos del abdomen, a la vez que se baja la cabeza, para luego invertir el movimiento, es decir, deprimir la espalda a la vez que se eleva la cabeza.
- Fortalecimiento lumbar: hay que tenderse boca bajo, con un cojín bajo el abdomen y con los brazos extendidos a los lardo del cuerpo con las palmas de las manos hacia arriba. Se deben realizar movimientos alternativos con las piernas de poca amplitud.
- Plegado abdominal: hay que colocarse en posición decúbito supino, con las rodillas flexionadas, los pies tocando el suelo y las manos entrelazadas detrás de la nuca o cruzadas sobre el pecho. Se debe levantar la parte superior de la espada (hasta los omoplatos, unos 30º) y luego volver a la posición inicial, manteniendo la cabeza fija y sin balanceos, con la mirada al techo.
- Plegado abdominal superior: se realiza igual que el ejercicio anterior, pero levantando los pies del suelo y elevando los codos. La parte inferior de la espalda debe estar siempre tocando el suelo durante los ejercicios abdominales.
- Incorporación desde cuclillas: desde la posición inicial de cuclillas, hay que incorporarse sin hundir la cabeza, subir con la espalda recta y la barbilla hacia fuera y realizar el trabajo básicamente con los cuádriceps.
Con estas ejercicios se busca estirar las regiones abdominal, lumbar, dorsal y cervical. Deben realizarse en un superficie firme pero no dura.
- Basculación de la pelvis: en posición decúbito supino, se tensa los músculos del abdomen para alisar la parte interior de la espalda basculando la pelvis hasta que la region lumbar apoye recta sobre el suelo.
- Estiramiento de los flexores de la cadera: en posición inicial decúbito supino, hay que llevar la rodilla hacia el pecho, hasta que la región lumbar quede apoyada recta, y mantener la otra pierna estirada.
- Estiramiento de la región lumbar: se realiza igual que el ejercicio anterior, pero esta vez las dos rodillas al pecho y se eleva el trasero levemente del suelo.
- Estiramiento de los músculos posterior del cuello: en posición de decúbito supino, con las rodillas flexionadas y los pies apoyados en el suelo, con las manos entrelazadas detrás de la nuca, elevaremos la cabeza hacia delante, hasta que se estire ligeramente la parte posterior del cuello. También puede realizarse a la inversa, presionando la cabeza hacia atrás, con la barbilla hacia abajo y hacia dentro, aplastando la región cervical contra el suelo.
- Pellizco de omóplatos: desde la posición de sentado, con los dedos entrelazados en la nuca, se debe tirar de los omóplatos hacia adentro, como si se quisiera juntarlos, con el fin de crear una tensión en la parte superior de la espalda.
Como ya se vio anteriormente, la Educación Física tiene una función higiénica donde los contenidos son abordados desde una perspectiva anatómico-funcional en busca de un ejercicio seguro y efectivo. A lo largo del tiempo, algunas investigaciones han demostrado que ciertos ejercicios que se realizan comúnmente tienen un efecto negativo, ya que aumentan el riesgo de lesión a medio y a largo plazo. Actividades que han sido consideradas tradicionalmente como adecuadas están en la actualidad totalmente desaconsejadas bajo la perspectiva de la actividad física y de la salud.
Para rechazar los ejercicios desaconsejados o contraindicados, primero hay que conocerlos. En base a principios científicos, se intentará establecer un equilibrio entre el beneficio y el riesgo. Esta identificación no consiste en un análisis de los ejercicios que se realizan en el deporte estandarizado y de élite, ya que muchos de los ejercicios estarían desaconsejados o contraindicados, pues los objetivos que pretenden son completamente distintos a los propuestos por la actividad física y la salud.
Tampoco se debe confundir la ausencia de dolor durante la realización de un ejercicio con el hecho de que éste sea seguro, ya que los daños en la mayoría de los casos suelen aparecer con el tiempo.
En resumen, un ejercicio desaconsejado no es un movimiento aislado, sino que se trata de una compleja combinación de acciones articulares, entendiendo éstas como cualquier movimiento que se produce que se produce entre dos o más palancas óseas. Así pues, una acción articular desaconsejada (AAD) se define como aquel movimiento entre palancas óseas que produce un daño sobre cualquier estructura anatómica-funcional (Miñarro, 2000).
Se denomina combinación de acciones articulares desaconsejadas a aquellos ejercicios en los que se combinan dos o más AAD de forma simultánea en un mismo núcleos articular, por lo que sus efectos nocivos son multiples y el peligro de generar una lesión mucho mayor. Las combinaciones más comunes, y que debemos conocer en el ámbito educativo, son: la hiperflexión y la rotación de tronco, la hiperextensión y la rotación de tronco, la flexión de tronco y de piernas con éstas extendidas y la hiperextensión lumbar y coxofemoral.
Columna vertebral.
- Hiperflexión cervical: consiste en la máxima extensión articular del cuello, que queda forzado al mantener una posición flexionada. Los efectos negativos que produce son, entre otros, una excesiva presión en las vertebras cervicales y en los discos intervertebrales que puede producir alteraciones nerviosas debido a los numerosos nervios que hay en esta zona, y un sobreestiramiento ligamentoso y muscular cervical. Todo ello puede desembocar a largo plazo en una patología discal.
- Hiperextensión y circunducción cervical: la hiperflexión se produce cuando la cabeza se lleva hacia atrás de manera exagerada y se sobrepasa la posición erecta, mientras que la circunducción cervical ocurre cuando se realizan círculos con la cabeza de gran amplitud. Los efectos que causan ambas acciones son similares, puesto que la circunducción engloba a la hiperextensión, y entre ellos destaca la severa compresión de los discos intervertebrales cervicales, el pinzamiento de los nervios cervicales y los desgarros en los cartílagos articulares.
- Hiperextensión lumbar: la extensión lumbar se realiza cuando la zona lumbar regresar a una posición neutral desde la posición de flexión, manteniendo erguida la columna. Por tanto, cuando se habla de hiperextensión lumbar se trata de un aumento de la curvatura lumbar desde la posición neutral. Eso ocurre en el ejercicio comúnmente realizado en Educación Física denominado “la barca”. Los problemas que genera son una excesiva compresión de discos invertebrales y vértebras lumbares, una laxitud de ligamento vertebral común posterior y un pinzamiento de la fibras nerviosas.
- Hiperflexión de tronco (flexión de tronco máxima o submáxima): se produce cuando la flexión supera los 60º y el músculo erector de la espalda decrece. Esto se llama flexión-relajación, ya que el control del movimiento recae sobre las estructuras ligamentosas del raquis lumbar. Este tipo de acción se realiza en muchos ejercicios físicos y en las actividades de la vida diaria, en donde se repite una y otra vez la flexión de tronco en acciones como hacer la cama, barrer, lavarse los dientes… Entre otros problemas que puede ocasionar, se encuentran la sobrecarga de los discos intervertebrales, la excesiva tensión en los ligamentos lumbares, el favorecer la cifosis al intentar aumentar el recorrido articular y el riesgo de desgarros en el anillo fibroso del disco intervertebral lumbar.
- Flexión lateral máxima: se puede entender como la flexión forzada que una persona realiza hacia un lado intentando llegar a la máxima amplitud articular, unos 20-30º. Para llevar a cabo esta acción y conseguir el objetivo deseado no es necesario llegar a forzar la amplitud del movimiento al máximo ni tampoco colocar los brazos en alto, ya que en esta posición se aumenta la resistencia. La cadera debe permanecer en todo momento neutral e inmóvil, para lo cual se debe flexionar ligeramente la rodilla.
- Rotación vertebral máxima: se define como la rotación del tronco sobre su eje longitudinal, para llegar a su máxima amplitud de movimiento vertebral. Se trata del movimiento donde la columna gira sobre un eje vertical en un plano horizontal. Hasta los 45º el movimiento se produce sin problemas aparentes, mientras que si se sobrepasa esta amplitud o se realiza balísticamente se convierte en un ejercicio inadecuado al aumentar la tensión a nivel intervertebral.
En la mayoría de los casos se pueden
realizar ejercicios alternativos que producen el mismo efecto pero con
menor riesgo. Estas alternativas son tan sencillas como modificar la
posición inicial de manera que llevemos la columna a la posición
horizontal (decúbito supino), y así se consigue que se reduzca el
sobreesfuerzo de la zona lumbar.
Rodilla.
- Hiperextensión de rodilla: esta acción se produce cuando se extiende la rodilla y el centro de gravedad se desplaza por delante del eje de giro de la articulación unos 5-10º, lo que comúnmente se conoce como llevar la rodilla para atrás.
- Hiperflexión de rodilla: se considera que existe una hiperflexión cuando la rodilla se flexiona 120º o más como, por ejemplo, en las sentadillas profundas. La alternativa planteada por diversos autores es evitar las flexiones de rodillas con ángulos mayores de 90º y sólo llegar a una posición de flexión de rodillas hasta el punto en que los muslos estén en ángulo recto con las piernas. No se deben sobrepasar los 120º, especialmente si hay carga externa.
- Rotación de rodilla: se presenta en dos casos concretos, cuando se coloca la pierna en una posición flexionada en la que la tibia tiende a rotar sobre el fémur, o cuando estando con las rodillas extendidas se realizan giros balísticos sobre el eje longitudinal del tronco. En ambos casos se producen efectos nocivos, ya que son peligrosas porque colocan a la rodilla en una posición antinatural, y provocan un estrés anormal en la articulación.
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