FASCITIS PLANTAR
La fascia plantar, junto con el aparato cápsulo-ligamentoso, la musculatura intrínseca del pie y otros músculos que se insertan en zonas cercanas (tibial posterior, peroneo lateral largo, flexores de los dedos y del dedo gordo, gemelos y sóleo indirectamente), se encarga del mantenimiento de los arcos plantares transversal y sobre todo longitudinal del pie (estabiliza el pie en la última fase de apoyo).
La fascia plantar, por su localización, está expuesta de forma continua a fuerzas de compresión, tensión, cizallamiento y estiramientos repetitivos, de ahí su alta densidad en colágeno, lo que la hace altamente resistente.
La fascitis plantar es una lesión producida por microtraumatismos repetitivos en este tejido, principalmente en la unión de la aponeurosis con el hueso calcáneo (talón), siendo esta región la más vulnerable y con mayor acúmulo de receptores sensitivos.
En un primer momento, los microdesgarros que se producen en la zona dan lugar a una inflamación del tejido, considerándose ésta la fase aguda (aproximadamente las 3 primeras semanas), existiendo una verdadera FASCITIS plantar.
Pasada esta fase, si no se toman medidas para proteger y recuperar la lesión, comienza un proceso degenerativo en el tejido conjuntivo que forma la fascia, con una alteración en la reparación cicatrizal y con formación de un tejido fibrótico poco elástico y resistente, que puede romperse constantemente al someterse a un mínimo esfuerzo. Estaríamos en este momento ante una fase "crónica" o degenerativa de la lesión, denominada más adecuadamente FASCIOSIS en lugar de fascitis plantar.
Los síntomas suelen ser:
- Dolor en el talón, principalmente en su parte interna y más anterior y/o en la planta del pie, habitualmente cerca del centro.
- El dolor es mayor por la mañana, al levantarse de la cama y dar los primeros pasos, y mejora al caminar un rato.
- El dolor suele empeorar al final del día, sobre todo si se ha tenido que estar mucho tiempo de pie, andando o después de realizar actividades deportivas que exijan correr o saltar.
- El comienzo del dolor no se suele relacionar con ningún traumatismo o movimiento lesional específico.
- En deportistas, en las primeras fases de la fascitis, el dolor disminuye con el calentamiento, pero en fases avanzadas el dolor puede persistir hasta en reposo.
¿Por qué puede comenzar una fascitis plantar?:
- Por una fascia plantar demasiado rígida, normalmente asociado también a rigidez en el tendón de Aquiles, que se considera desde el punto de vista fascial, como una expansión de la fascia plantar. Es muy habitual que exista también un exceso de tensión en la musculatura y fascia posterior de todo el miembro inferior, principalmente en el triceps sural (gemelos y sóleo) y en los músculos isquiotibiales.
- Problemas estructurales de arco plantar, como la existencia de un pie cavo o un pie plano con hiper pronación del pie durante la carga del peso del cuerpo. Puede presentarse también en presencia de un primer dedo (dedo gordo) rígido.
- Por llevar un calzado con una suela demasiado dura y plana.
- Por el uso de zapatillas de deporte que no proporcionen un buen apoyo al arco interno del pie y amortiguación al talón, aumentando su estrés durante la actividad deportiva, sobre todo si ésta incluye carrera y salto.
- Correr continuadamente en asfalto o terreno duro.
- En ocasiones la presencia de un espolón calcáneo, que es una calcificación de la fascia plantar en su inserción en el calcáneo, puede provocar dolor en el talón, aunque muchas personas con espolón calcáneo no presentan síntomas. Suele aparecer como consecuencia de las tracciones continuas y excesivas en el periostio (tejido que recubre al hueso) ejercidas por la fascia plantar.
¿Qué hacer?:
En la primera fase: inflamatoria.
- Cambiar el calzado por uno más elástico y que proporcione un buen apoyo al arco plantar y una buena amortiguación al talón.
- Parar la actividad deportiva, sobre todo si es de carrera y/o salto. Se puede sustituir por otra que no cause estrés en la planta de pie como nadar, bici...
- Evitar largas caminatas.
- Todos los días, como mínimo una vez al día, realizar un masaje en la planta del pie rodando bajo ella una botella de plástico con agua congelada durante aproximadamente 10 minutos. Para ello te colocas sentado, pones la botella sobre una alfombra o toalla y el pie sobre ella. Presionas suavemente y mueves el pie hacia delante y hacia atrás, de manera que ruede sobre la botella lentamente. Si duele, disminuye la presión sobre la botella y si eres muy sensible al frío, puedes colocar otra toalla o paño de cocina entre la botella y la planta del pie.
- Realiza estiramientos suaves y mantenidos de toda la musculatura posterior de la pierna:
1. Estiramiento de gemelos: de pie contra una pared o similar. La
pierna a estirar es la que se coloca detrás, con la rodilla estirada y
la puntera del pie dirigida al frente. Sin levantar el talón del suelo,
llevar la pelvis hacia la pared hasta que se note el estiramiento en los
gemelos y mantener unos 15-20 segundos.
2. Estiramiento de sóleo:
posición de partida igual que para el estiramiento de gemelos. A
continuación se flexiona la rodilla de la pierna que está atrás sin
levantar el talón del suelo. 15-20 segundos.
3. Estiramiento de sóleo, gemelos y planta del pie en escalón: a la pata coja o con las dos puntas de los pies en el escalón. Dejar caer el peso del cuerpo despacio hasta que se note el estiramiento, 15-20 segundos. Si no hay molestias, desde esta posición ir a ponerse de puntillas contrayendo el triceps sural y repetir después el estiramiento.
4. Estiramiento global de la cadena posterior del miembro inferior: colocarse frente a una pared, silla o mesa donde apoyar los brazos y flexionar el tronco hacia delante intentando formar un ángulo de 90 grados entre pelvis y muslos y entre piernas y pies, manteniendo los pies juntos y las rodillas estiradas. Para aumentar el estiramiento dirigir la pelvis hacia el suelo pretendiendo disminuir el ángulo entre pelvis y muslos. Mantener esta posición (notando el estiramiento) durante 3 a 5 minutos.
5. Autoestiramiento de la fascia plantar: colocarse como en la imagen y tirar de los dedos y de la parte delantera del pie hacia ti hasta notar el estiramiento en la planta. Se puede realizar también colocándose en cuclillas, descalzo.
- Si el dolor es mayor en el talón, se puede colocar en el calzado una talonera de descarga (de venta en farmacias y ortopedias). Evita también caminar descalzo.
- Si notas tensión en los gemelos, además realizar los estiramientos, evita utilizar calzado plano y sustitúyelo por uno con al menos 2 cms. de tacón.
- Como medida extra se puede colocar un vendaje funcional en la planta del pie, pero no sustituye a la corrección en el calzado.
- Como fármacos, el médico suele prescribir anti inflamatorios orales, y en algunos casos una infiltración de corticoides (se recomienda no realizar más de tres porque tiende a degenerar el tejido).
En la segunda fase: degenerativa o "crónica".
Si llevas aproximadamente más de tres semanas con las molestias, es muy probable que tu lesión ya se encuentre en esta fase. Es muy frecuente que en este punto los anti inflamatorios orales ya no hagan el mismo efecto. Hay que tener en cuenta que no nos encontramos en este momento ante un proceso inflamatorio, de modo que la ingesta de AINES ya no tiene sentido, y continuar con ellos sólo dificultará el proceso de regeneración del tejido (inhibe la migración de las células inflamatorias al foco de lesión, que son necesarias para activar el proceso de reparación).
- Continuar con los consejos anteriores, pero probar a sustituir la botella congelada por otra que contenga agua caliente. Se puede masajear tambien la planta del pie con una pelota o realizar un automasaje.
- Si aún no lo has hecho, acude a un fisioterapeuta, ya que hay que realizar una exploración más exhaustiva del problema, identificar y corregir posibles alteraciones biomecánicas del aparato locomotor (problemas de movilidad articular, de coordinación o fuerza muscular, etcétera).
En este punto, nuestro tratamiento directamente sobre la fascia plantar va encaminado a mejorar la calidad del tejido y su elasticidad, mejorar la cicatrización y eliminar fibrosis si las hubiese, mediante técnicas como electroterapia (ultrasonidos especialmente), inducción miofascial, gancheo de la fascia plantar y regiones vecinas, vendaje neuromuscular...
Cuando los síntomas persisten en el tiempo, principalmente si los tratamientos recibidos han ido dirigidos exclusivamente a la fascia plantar, lo más probable es que el problema esté en otras estructuras y sean éstas las que hay que tratar. De ahí la importancia de realizar una exploración y valoración lo más completa posible desde el primer momento.
Otras posibles causas de dolor en el talón y/o la planta del pie pueden ser:
* Puntos gatillo del sóleo, gemelos, musculatura intrínseca profunda del pie u otros músculos.
* Tendinopatía del aquiles.
* Atrapamiento de la rama calcánea del nervio tibial posterior.
* Síndrome de almohadilla grasa (disminución del volumen de esta almohadilla que amortigua el golpe del calcáneo contra el suelo durante la marcha).
* Fractura por estrés del calcáneo.
- Estudio de la pisada por un podólogo, que valore si es necesario confeccionar unas plantillas correctivas.
Si aún así continúan los síntomas:
Y está claro que el problema está en la fascia plantar:- Lo siguiente puede ser valorar la posibilidad de aplicar ondas de choque.
- Como última opción está la cirugía, que suele consistir en la sección de parte de la fascia plantar más profunda en su punto de anclaje en el calcáneo.
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