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viernes, 27 de diciembre de 2019

EL EJERCICIO FÍSICO, UN ESCUDO CONTRA EL CÁNCER


La OMS aconseja realizar un mínimo de 150 minutos semanales de ejercicio moderado. EFE
El ejercicio físico reduce el riesgo de sufrir nada más y nada menos que siete tipos de tumores: el de mama, colon, metiendo, riñón, hígado, mieloma y linfoma no Hodgkin. Hasta un 27% menos de probabilidades de padecer cáncer en el hígado si la persona, por ejemplo, hace aeróbic cinco días a la semana durante 30 minutos. Así lo constata una investigación realizada sobre una población de más de 750.000 personas.
"Las pautas de actividad física se han centrado siempre en su impacto en enfermedades crónicas como las cardiovasculares y la diabetes", afirma la principal autora de este trabajo epidemiológico, Alpa Patel, de la Sociedad Americana del Cáncer. "Nuestros datos aportan un fuerte respaldo a la idea de que los niveles recomendados de ejercicio también son importantes para la prevención del cáncer".
Actualmente, la Organización Mundial de la Salud (OMS) aconseja a los adultos (edades comprendidas entre los 18 y los 64 años) un mínimo de 150 minutos semanales de actividad aeróbica moderada (bailar, caminar a paso rápido o tareas domésticas) o 75 minutos si es intensa (running, aeróbic o desplazamientos rápidos en bicicleta).
La asociación entre el ejercicio y la prevención del cáncer está tomando cada vez más fuerza en los últimos años. De hecho, ya en 2017, la Asociación Americana de Oncología Médica (ASCO) declaraba la necesidad de prescribir en lugar de recomendar el ejercicio físico. Según sus indicaciones, entre los 30 y 60 minutos de movimiento moderado al día ayudan a reducir el riesgo de cáncer de mama, por ejemplo.
En este punto, cabe recordar un estudio español desarrollado por el Grupo GEICAM de investigación en cáncer de mama y publicado en la revista Gynecologic. Tal y como señalaban las conclusiones, las mujeres que no practicaban ningún tipo de actividad física tenían un 71% más de riesgo de padecer un cáncer de mama que aquellas que sí lo realizaban.
Un gran premio que requiere concienciación, vol untad y más estudio, ya que, según los autores de la investigación que acaba de publicarse en 'Journal of Clinical Oncology', no se tiene tanta información sobre las 'dosis' necesarias para según qué tipos de respuesta en cada clase de tumor. Con esta intención, un equipo de expertos del Instituto Nacional del Cáncer de Estados Unidos, de la Sociedad Americana del Cáncer y de la Escuela de Salud Pública de Harvard ha analizado los datos de nueve estudios prospectivos que implican a más de 750.000 adultos.
Por un lado, se tuvo en cuenta la actividad física realizada por estas nueve cohortes en su tiempo libre y por otro, se efectuó un seguimiento de la incidencia de cáncer, observando así la relación entre el ejercicio practicado y los nuevos diagnósticos de 15 tumores diferentes.
A partir de esta información, los investigadores observaron claros beneficios, estadísticamente más o menos relevantes dependiendo de las horas semanales y de la intensidad del ejercicio realizado. Así, por ejemplo, un hombre que da un paseo a 5 km/h cuatro veces a la semana durante 37 minutos (lo que equivale a 7,5 MET horas semanales) tiene un 8% menos de riesgo de padecer cáncer de colon y un 11% menos de probabilidades de sufrir un tumor en el riñón. También se reducen sus posibilidades de presentar mieloma (en un 14%) y cáncer de hígado (en un 18%). En el caso de una mujer, disminuyen sus papeletas en el cáncer de mama en un 6%, de endometrio en un 10% y en linfoma de Hodgkin en un 11%.
Cuando el gasto energético semanal era mayor, los beneficios se multiplicaban. Patel y su equipo comprobaron que si un individuo realizaba una actividad de mayor intensidad, como aeróbic o running, durante 30 minutos cinco veces a la semana (lo que equivale a 15 MET horas semanales), por ejemplo, tenía un riesgo 14% menor de sufrir cáncer de colon, 17% menor de tener tumor en el riñón, 27% menor de cáncer de hígado y 19% de padecer mieloma. En el caso de una mujer, se reducen las probabilidades de presentar cáncer de mama en un 10%, de endometrio en un 18% y linfoma de Hodgkin en otro 18%.
El hándicap de este trabajo se centraba en algunos tumores donde el número de pacientes era muy pequeño. No obstante, "nuestros hallazgos brindan apoyo cuantitativo para la recomendación de actividad física en la prevención del cáncer". No hay que olvidar que el número de tumores en el mundo continúa creciendo, pasando de los 14 millones de casos estimados en el año 2012 a los 18,1 millones en 2018.
En España, el cáncer también es una de las principales causas de morbilidad. Aunque aún no ha terminado 2019, se calculan unos 277.234 diagnósticos, según datos del informe 'Las cifras del cáncer en España 2019' de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM). Entre los más frecuentes, el de colon, mama, pulmón y vejiga urinaria.
"Los resultados de este trabajo son muy interesantes porque muestran evidencia de cómo el ejercicio físico repercute en la prevención del cáncer", señala María Alonso, coordinadora del programa de ejercicio físico en oncología de Geicam. "Se necesitan más profesionales que se centren en esta área y también es necesario reforzar las guías sobre el ejercicio físico en oncología".
Para los especialistas, lo ideal sería diseñar un plan individual que se adaptara a las circunstancias y características de cada individuo, tanto para prevenir como para superar. Se sabe que la actividad física tiene los principios activos necesarios para contrarrestar la fatiga y la debilidad muscular que van aparejadas al tratamiento oncológico basado en la quimio, la cirugía y la radio.
El ejercicio no sólo mejora estos síntomas, también el estado de ánimo, la motivación, ayuda a mitigar el insomnio, la ansiedad, el miedo, a recuperar un peso saludable, potencia el funcionamiento cardiaco y pulmonar, reduce el estrés oxidativo y, además, tiene un efecto positivo en el sistema inmune.
Laura Tardon

domingo, 1 de diciembre de 2019

10 consejos básicos para empezar a esquiar



Lo más importante en nuestro primer día de esquí: pasarlo bien y que nos queden ganas de repetir.
Empezar a esquiar siempre es un reto para aquella persona que nunca antes se ha calzado unos esquís. Lo mismo sirve para una tabla de surf. No importa la edad, porque se puede empezar a esquiar o surfear a partir de los 5 años (edad recomendable) y porque nunca es tarde para empezar. Muy sencillo: si caminamos también podemos esquiar. Estos son 10 consejos que pueden ser muy útiles si es la primera vez que vais a calzaros unos esquís. Si queréis que la experiencia resulte un éxito no perdáis detalle de este artículo.
 

 
1 • Elegimos un buen día
 
Elegir un buen día para empezar a esquiar es fundamental. Si es la primera vez y deseamos tener un buen recuerdo, ya sea para vosotros en el ámbito personal, o porque llevamos a nuestro hijo, nuestra pareja o quien sea, hay que escoger un día de sol y sin viento. Atentos a la información meteorológica a lo largo de la semana. Evitamos empezar en un día de nevadas intensas, muy frío o con demasiado viento, a no ser que las ganas nos puedan más. Pasarlo mal en nuestro primer día en la nieve puede marcar negativamente una experiencia que recordaremos mucho tiempo. Sería una lástima y muy injusto para todos.
 
2 • Un buen desayuno
 
Antes de subir a pistas nos hidratamos bien y comemos mejor. Evitamos que en las primeras horas de habernos calzado unos esquís nos "pille" un "ataque" de hambre o de sed. Debemos estar centrados en la nueva experiencia y sería un error que cuando aún no llevamos una o dos horas sobre la nieve ya haya que ir a buscar un bar o cafetería para saciar el estómago o la garganta seca. Ya habrá tiempo para estas cosas, como veremos más adelante.
 
 
3 • ¿Cómo nos equipamos de ropa?
 
La ropa para esquiar no es tan cara como se ha hecho creer. Sólo hay que estar atentos a las ofertas y promociones de grandes almacenes y tiendas especializadas que pueden vender equipos pensados para los principiantes y que en absoluto son caros. Aun así, como es el primer día y no sabemos si volveremos a repetir, siempre podemos pedir que nos dejen la ropa algunos amigos o familiares que todos tenemos y que sabemos usaron en su día. Seguro que aún guardan la ropa (pantalones, chaqueta, guantes, gafas protección UVA y un buff) y nos la dejarán encantados. Importante: no olvidemos ponernos crema protectora, porque en la alta montaña el sol y los rayos UVA tienen más incidencia sobre la piel por el reflejo blanco de la nieve.
 
4 • ¿Cómo nos equipamos de material?
 
Para el primer día no es necesario comprar un equipo. Necesitaremos unos esquís, botas, bastones y muy importante, el casco. Tenemos dos opciones:
 
A - Que nos lo deje un amigo: opción económica, pero podría ocurrir que no acertemos el material más conveniente. Existe el riesgo de que empecemos mal la jornada.
B - Opción recomendada: lo alquilamos en nuestra tienda o taller de confianza o en el servicio de alquiler en el pie de pistas (vamos allí siempre con tiempo, porque con frecuencia hay cola). Dejémonos asesorar por la persona que está detrás del mostrador, advirtiéndole que somos "novatos", sin ningún complejo. El precio para alquilar un equipo va de los 15 euros en los establecimientos más económicos hasta los 30 en los más caros. 
El primer día que esquiamos no hace falta ir equipados a lo último en ropa ni equipados como Lindsey Vonn o Marcel Hirscher
 
5 • Estación de esquí y forfait
 
Elegir la estación de esquí y el forfait donde nos vamos a estrenar es tarea bastante fácil y queda a nuestro criterio en función de preferencias, ya sea por cuestiones de proximidad o facilidad o por precio. Todas las estaciones de esquí tienen habilitadas zonas de debutantes y suelen ser precisamente las más cuidadas. Si vamos a una estación muy grande no es necesario comprar un forfait de todo el dominio, a menudo tienen un forfait de uso exclusivo para debutantes, que da acceso a las pistas y remontes sólo de la zona pensada para los principiantes. Aparte, siempre podemos buscar ofertas y promociones, en función de la época de la temporada en la que nos encontramos o del estado de apertura de la estación.
 
6 - Contratamos un profesor de esquí
 
No cometamos el error de querer empezar por nuestra cuenta a esquiar. Seguro que habremos explicado nuestras intenciones a alguien, y ese amigo o familiar, con buena fe, nos habrá contado que "tienes que empezar a subir en escalerilla y bajar en forma de cuña, que es muy fácil" y que a continuación "ya podremos empezar a bajar por una verde y tomar el telesilla". Lo vamos a evitar. Si deseamos aprender de verdad a dar los primeros pasos, con seguridad, confianza, con garantías de progresar correctamente, y sin vicios mal adquiridos, contrataremos un profesor de esquí titulado. Lo más conveniente son dos horas, como mínimo. El precio de una hora de clase oscila entre los 35 y los 45 euros.
Si podemos hacer clase individual mejor, pero si la hacemos colectiva es bastante más económica y también más divertida. Todo tiene peros y contras. !Así que a nuestro gusto!
 
7 • El primer día en compañía
 
Esquiar debe ser uno de los pocos deportes y actividades de ocio en la que podremos disfrutar tanto si vamos solos, como en pareja, como con los amigos o en familia. Es una actividad social de primer orden. Nuestro consejo para el primer día es que vayamos acompañados. Si disfrutamos de buena compañía siempre podremos compartir la experiencia y encontrar más cómplices de nuestra experiencia.
 
8 • No forzamos el primer día
 
Pasadas las dos o tres primeras horas de esquí es muy recomendable que hagamos una parada para descansar, tomar fuerzas y hacer un repaso de los que nos habrá enseñado el profesor de esquí. Buscaremos un bar con terraza bien soleada para hacerlo, un espacio donde habrá otros debutantes que estarán haciendo lo mismo que nosotros y donde siempre podremos escuchar involuntariamente -sin mala intención- conversaciones simpáticas que nos confirmarán que estamos disfrutando de una experiencia sana, divertida, social y física muy recomendable. Nos tomaremos un bocadillo, una bebida, un café o tal vez un bollo dulce, mientras disfrutamos de un paisaje precioso. Será suficiente para volver a la pista con más ganas. Y para comer a la hora del almuerzo, haremos lo mismo, buscar una buena terraza o bien volver al coche en busca de aquel delicioso bocadillo que nos habremos preparado en casa cuando aún estaba oscuro.
 
 
9 • Inmortalizar el día con fotos y vídeos
 
El primer día en la nieve no olvidemos que debe ser una experiencia que vamos a recordar mucho tiempo y que estaría bien inmortalizar. Así que no nos olvidemos llevar nuestra cámara de fotos o el teléfono móvil para inmortalizar las imágenes de nuestra primera esquiada. ¡El profesor de esquí nos puede hacer unas fotos magníficas si se lo pedimos, tal vez incluso llevar un dispositivo para adaptar una go-pro o similar, o quizás serán nuestros amigos o familiares quienes desde el pie de pistas nos harán un álbum fotográfico con un buen zoom, como unos auténticos paparazis! Ah, llevaremos las baterías llenas e incluso alguna batería suplementaria. 
Si el día es frío muchos dispositivos se quedan demasiado pronto sin batería
10 • Cadenas o fundas en el coche
 
Aunque hayamos escogido un buen día para ir a esquiar y con los accesos limpios, no olvidemos nunca llevar equipamientos de nieve en nuestro vehículo. Unas fundas, unas cadenas o unos neumáticos de invierno son siempre dispositivos que, en adelante, si nos convertimos en esquiadores, nos acompañarán siempre en nuestras aventuras en la nieve. No sólo por obligación, sino que son elementos que nos dan garantía de desplazamiento con seguridad y tranquilidad. Y ahora, a disfrutar de la nieve: ¿Qué día empezamos?