- Subir la altura del manillar porque es la rueda delantera la que tiene más riesgo de perder adherencia y así, causarnos un desequilibrio que termina en caída. De esta forma, el peso recaerá en la rueda trasera.
- Sumar adherencia a las ruedas, cambiando las mismas por cubiertas con dibujo o con clavos o con algún kit que proporcione una especie de cadenas a las mismas para no resbalar en la nieve y el hielo. Un truco sencillo es colocar bridas de plástico rodeando diferentes puntos de la cubierta.
- Bajar el sillín de manera que los pies lleguen al suelo fácilmente y ante el primer desequilibrio, nos proporcionen estabilidad al apoyarlos.
- Utilizar el freno trasero para no perder rápidamente el equilibrio al bloquear la rueda delantera.
- Evitar movimientos bruscos al doblar, acelerar, frenar y demás, porque un giro rápido puede ocasionarnos una caída con facilidad.
- Reducir la velocidad para prevenir fuertes frenadas que pueden desequilibrarnos o para evitar movimientos repentinos.
- Circular sobre las rodadas que dejan otros vehículos, porque suelen estar más limpias, con menos nieve y mejor visibilidad del terreno.
- Utilizar vestimenta en capas para ir retirando las mismas si es necesario y para aislarnos de las bajas temperaturas con mayor facilidad. Asimismo, puedes llevar una prenda impermeable para no mojarte.
- Proteger las zapatillas para no llegar a mojarnos los pies y sentir frío.
- Añadir guardabarros a la bicicleta para evitar salpicaduras que pueden mojarnos y ensuciarnos.
- Utilizar abrigo en cuello, orejas y manos, para lo cual se puede sumar gorros u orejeras, guantes, braga para el cuello, entre otros accesorios.
Con estos consejos en mente, podremos enfrentar el frío y montar en bici cuando hay nieve sin mayores inconvenientes.
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