La ansiedad perjudica (o mejora) tu rendimiento. El secreto está en encontrar el equilibrio saludable.
Durante muchos años, la vida de Tito estuvo centrada en el running:
empezó a despuntar en el cole y en el instituto comenzaron a llegar
grandes marcas. No tuvo duda alguna al decidir su camino universitario:
Ciencias de la Actividad Física y del Deporte.
Para entonces ya competía en carreras de asfalto y hacía sus pinitos como entrenador de cross en el equipo de la facultad. Disfrutaba y ganaba algo de dinero.
Pero no todo era tan positivo: estaba casi siempre estresado, apenas
dormía durante las semanas previas a las carreras, preocupado por si
seguía el plan de entrenamiento adecuado. Al final, después de entrenar
siempre a tope y de esforzarse al máximo para correr bien, se dijo a sí
mismo que había llegado la hora de echar el freno, así que se tomó tres
meses de descanso. Cuando volvió a entrenar, lo hizo sin perspectivas ni
objetivos. Lo sorprendente es que vio que había recuperado la sensación de disfrutar corriendo
y, en ocasiones, se sentía incluso eufórico. Y ahí empezó su nueva
vida. Siguió corriendo por placer y, después de seis meses viviendo casi
como un místico ensimismado, corrió un medio maratón, sin cronómetro ni
estrategia de carrera.
¿Resultado? Mejoró su marca personal en
dos minutos y batió el récord de la prueba con un tiempo de 1:08:47,
ganando la carrera con una ventaja de más de nueve minutos. Unos años
después, sigue disputando carreras por placer. Está convencido de que
podría correr más rápido pero no cambiaría las buenas sensaciones de las
que está disfrutando por nada del mundo. Muchos expertos defienden que no todo el estrés es perjudicial,
pues a veces puede mejorar el rendimiento. No obstante, la experiencia
de Tito es un ejemplo de cómo se puede correr mejor cuando desaparece la
presión y la ansiedad. El truco es encontrar un punto medio
satisfactorio.
- TU CEREBRO BAJO ESTRÉS
Una parte del cerebro que controla la respuesta a la ansiedad es la amígdala, el centro neural del miedo.
Este centro del cerebro (que no tiene nada que ver con las amígdalas de
la garganta) reacciona con rapidez a las amenazas: cuando ves un perro
suelto mientras corres, la amígdala indica a tus glándulas suprarrenales
que liberen adrenalina y cortisol, que se encargarán de que llegue más
sangre y glucosa a tus músculos. También desactiva los sistemas inmune y digestivo,
para que tu cuerpo se pueda centrar en la huida. Un ligero incremento
de estas hormonas en el momento adecuado, como el día de la carrera o al
unirte a un nuevo grupo de atletismo, te puede ser de gran ayuda.
El problema es que la amígdala puede imponerse a otra parte de tu cerebro, la corteza prefrontal,
que es la encargada de la toma de decisiones y de controlar los
impulsos y las emociones. Además, la amígdala puede iniciar el proceso
de ansiedad demasiado pronto, incluso varios días antes de una carrera.
Si la respuesta de estrés persiste en el tiempo puede interferir en la
digestión (lo que reduce tu energía), la inmunidad (de modo que enfermas
con más facilidad) y el sueño (por lo que a tus músculos les cuesta más
recuperarse). En el peor de los casos, si te quedas atrapado en este
estado de preocupación y ansiedad, serás más propenso a acabar quemado y a padecer enfermedades y lesiones.
- DOMINA TUS MIEDOS
Para evitar que el estrés tenga un
impacto negativo sobre tu rendimiento deportivo, debes llevar tus
sensaciones (pulso acelerado, nervios en el estómago, inquietud general)
a un contexto positivo y no dejarte vencer por el pánico cuando
aparezcan. Debes decirte a ti mismo que estas sensaciones son un
indicativo de tu estado de excitación y de expectación ante una carrera y
que las sientes porque te preocupas por correr bien, lo que siempre es
positivo.
Conseguir que la ansiedad provocada por
el running tenga un efecto positivo es más fácil (y más eficaz) cuando
de verdad te gusta salir a correr. Según los investigadores, la
elevación de las hormonas de estrés puede mejorar el rendimiento
a corto plazo o disminuirlo a largo plazo. Depende de si disfrutas o si
te atormentas con la actividad que te provoca la ansiedad. El estrés en
una actividad que te apasiona podría afectarte de un modo muy distinto
al que sufres cuando haces algo que no te gusta, como pagar facturas.
Entonces, ¿qué puedes hacer para que tus hormonas de estrés tengan un
efecto beneficioso sobre tus entrenamientos? Debes mantenerte en la zona
en la que el nivel de exigencia esté equilibrado con tus capacidades,
tu energía y tus intereses. Si siempre haces el mismo entrenamiento a un
ritmo demasiado suave, acabarás aburrido y frustrado. Por el contrario, si tus objetivos atléticos son demasiado ambiciosos, serás presa del pánico y acabarás quemado del deporte.
Según los investigadores que se ocupan
de la neurobiología del rendimiento máximo, puedes hacer que tu cerebro
te ayude estimulándole para que produzca dopamina, un neurotransmisor
implicado en la sensación de bienestar, que se libera cuando intentas
hacer algo nuevo y un poco arriesgado. Nuestros antepasados tenían que
correr por un terreno siempre nuevo cuando querían cazar y el cerebro
les recompensaba por asumir este riesgo. Este sistema neuroquímico de recompensa
sigue funcionando igual en la actualidad, pero tenemos que encontrar
nuevas formas de estimularlo. Correr con nuevos compañeros, explorar un
nuevo recorrido o caminos desconocidos o participar en una nueva
distancia o en pruebas que no habíamos probado antes puede servir. Otra
posibilidad es desprenderte del cronómetro y salir a correr sin más, sin
obsesionarte por los cronos.
MANTÉN LA CALMA Y SIGUE CORRIENDO
No, no hemos hecho la frase fácil con el
mantra de moda. Mucho mejor: es un libro con algunas herramientas para
controlar el estrés.
RESPIRACIÓN
Controla todas las fases. Inspira por la nariz contando hasta cuatro, mantén la respiración mientras cuentas hasta cuatro, espira por la boca contando hasta cuatro, mantén los pulmones sin aire contando otra vez hasta cuatro y luego repite desde el principio. En la mayoría de los casos, esto reduce el ritmo cardíaco y distrae tu cerebro de las preocupaciones.
Controla todas las fases. Inspira por la nariz contando hasta cuatro, mantén la respiración mientras cuentas hasta cuatro, espira por la boca contando hasta cuatro, mantén los pulmones sin aire contando otra vez hasta cuatro y luego repite desde el principio. En la mayoría de los casos, esto reduce el ritmo cardíaco y distrae tu cerebro de las preocupaciones.
PLAN DE ACCIÓN
Escribe todas tus preocupaciones sobre el running. Tacha lo que te infunda temor y aquello que no puedas controlar. Con los aspectos que sí puedas controlar, diseña un plan de acción para superar cada uno de ellos. De esta forma mejorará tu entrenamiento y te recordará que tienes cubiertos todos tus flancos.
Escribe todas tus preocupaciones sobre el running. Tacha lo que te infunda temor y aquello que no puedas controlar. Con los aspectos que sí puedas controlar, diseña un plan de acción para superar cada uno de ellos. De esta forma mejorará tu entrenamiento y te recordará que tienes cubiertos todos tus flancos.
MÚSICA
Escuchar música hace fluir los pensamientos positivos y evita que le demos demasiadas vueltas a la cabeza (que es la principal causa de agobios o de bloqueo mental cuando practicamos deporte). La música también tiene una potente influencia sobre el ritmo cardíaco: la música lenta lo disminuye y la rápida lo acelera.
VISUALIZACIÓNEscuchar música hace fluir los pensamientos positivos y evita que le demos demasiadas vueltas a la cabeza (que es la principal causa de agobios o de bloqueo mental cuando practicamos deporte). La música también tiene una potente influencia sobre el ritmo cardíaco: la música lenta lo disminuye y la rápida lo acelera.
Imagina tu carrera ideal. Visualiza las imágenes, piensa en los aromas y en las sensaciones que se viven en la línea de salida. Analiza lo que pasa por tu cabeza en ese momento y en todo lo que sientes cuando se da el pistoletazo de salida. Ponlo por escrito y reflexiona sobre ello. Así anularás los pensamientos negativos y te prepararás a ti mismo para lograr el éxito.
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