Cuando nos referimos a las poblaciones con necesidades especiales
estamos dirigiéndonos a aquellos que, por sus condiciones físicas,
necesitan unas pautas específicas de trabajo condicional. Éstas deben
estar avaladas siempre, y en primera instancia, por el personal
médico-sanitario pero una vez dada la autorización los profesionales de la actividad física nos encargamos de prescribir el ejercicio más conveniente.
Hoy os queremos hablar sobre la actividad física en hipertensos, una
patología que afecta a un inmenso porcentaje de la población. Si
perteneces a este grupo y te gusta el deporte, quédate con las
siguientes palabras.
La tensión arterial refleja la fuerza con la que nuestro corazón bombea sangre hacia el torrente sanguíneo, traduciéndose en dos tipos de presiones: la que corresponde al momento de tensión contráctil máxima del corazón (sístole) y la que corresponde al valor de mínima tensión cuando el corazón está en diástole. La hipertensión es, por tanto, un estado en el que los valores tensionales se encuentran por encima de 140/90 mmHg (los valores normales oscilan entre 90/60 mmHg y 130/80 mmHg)
La hipertensión afecta a más población de la que crees. Los datos dicen que solamente están controlados el 21% de los hipertensos. Sin embargo, el dato abrumador advierte que el 79% de los que padecen hipertensión no están controlados. De ahí la importancia de las revisiones médicas periódicas.
El primer tratamiento que se sigue suele ser farmacológico, aunque dependerá del grado de hipertensión del paciente. Este campo pertenece al ámbito médico, por lo que las recomendaciones serán totalmente individuales para el mismo. Muchos se preguntan, ¿podré seguir haciendo ejercicio siendo hipertenso? La respuesta es claramente sí, avalada por numerosos estudios científicos. Incluso la propia actividad podría mejorar tal estado de hipertensión.
Para este tipo de poblaciones se establecen parámetros del entrenamiento que no solo marcan la eficacia del mismo, sino que aseguran que el ejercicio que se hace está dentro de unas variables aconsejables para hipertensos. Los datos que a continuación se muestran han sido refutados por la comunidad científica deportiva (ACSM) específicamente para hipertensos:
La hipertensión
La tensión arterial refleja la fuerza con la que nuestro corazón bombea sangre hacia el torrente sanguíneo, traduciéndose en dos tipos de presiones: la que corresponde al momento de tensión contráctil máxima del corazón (sístole) y la que corresponde al valor de mínima tensión cuando el corazón está en diástole. La hipertensión es, por tanto, un estado en el que los valores tensionales se encuentran por encima de 140/90 mmHg (los valores normales oscilan entre 90/60 mmHg y 130/80 mmHg)
La hipertensión afecta a más población de la que crees. Los datos dicen que solamente están controlados el 21% de los hipertensos. Sin embargo, el dato abrumador advierte que el 79% de los que padecen hipertensión no están controlados. De ahí la importancia de las revisiones médicas periódicas.
El primer tratamiento que se sigue suele ser farmacológico, aunque dependerá del grado de hipertensión del paciente. Este campo pertenece al ámbito médico, por lo que las recomendaciones serán totalmente individuales para el mismo. Muchos se preguntan, ¿podré seguir haciendo ejercicio siendo hipertenso? La respuesta es claramente sí, avalada por numerosos estudios científicos. Incluso la propia actividad podría mejorar tal estado de hipertensión.
Cómo entrenar
Para este tipo de poblaciones se establecen parámetros del entrenamiento que no solo marcan la eficacia del mismo, sino que aseguran que el ejercicio que se hace está dentro de unas variables aconsejables para hipertensos. Los datos que a continuación se muestran han sido refutados por la comunidad científica deportiva (ACSM) específicamente para hipertensos:
- Tipo de ejercicio. Principalmente el de tipo aeróbico donde predomine la frecuencia más que la intensidad. Es decir, es mejor practicar actividad muchos días que pocas sesiones muy intensas. Las mejoras más significativas aparecerán a los tres meses de continuidad.
- Fuerza. Se pueden llevar a cabo programas de fuerza siempre y cuando sean un complemento al tipo anterior. Además deben abarcar ejercicios poliarticulares, de resistencia a la fuerza y que impliquen grupos musculares grandes. Nunca, bajo ningún concepto, trabajar ejercicios isométricos o de estabilización que puedan incrementar la presión abdominal.
- Intensidad. Predominantemente moderada, que oscile entre el 55%y el 70% de la frecuencia cardíaca máxima (FCM) o el 40% y el 60% del Vo2 máximo.
- Duración. Las pautas indican que las mayores mejoras se producen con entrenamientos de entre 30 y 60 minutos.
- Frecuencia. Como mínimo 3 días y como máximo 5 para que existan beneficios en el individuo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario