La edorexia está relacionada con el llamado “hambre hedonista” o placer por comer; su componente más importante es el psicológico, ya que se caracteriza por una necesidad excesiva e irreal de comer y una pérdida de control al ingerir alimento, sobre todo en situaciones de stress y depresión.
Puede que en este momento estéis pensando que la edorexia es muy similar a la bulimia o a otros trastornos en los que se ingiere comida de forma desmesurada, pero la gran diferencia radica en que en la edorexia no hay episodios de atracones o de ingesta compulsiva.
La edorexia parte de un apetito patológico (deseo de comer fuera de lo normal), desproporcionado a las necesidades energéticas reales del cuerpo. El placer de comer lleva a los que sufren este trastorno a un gran malestar psicológico si se interrumpe el consumo.
Este apetito desmesurado puede desembocar en problemas de sobrepeso e incluso de obesidad, si bien los edoréxicos tienden a tener una noción negativa frente a la obesidad. Debido a esto, suelen abusar de alimentos poco calóricos, pero al fin y al cabo terminan abusando con un consumo excesivo, que también puede terminar en un aumento de peso.
El origen de este trastorno es psicológico, por lo que hace difícil su identificación. Una buena educación nutricional desde niños puede ser una de las claves para reducir este y otros desórdenes alimenticios.