Por esta razón, nos dedicaremos a reunir datos que nos permitan responder al interrogante del titular: ¿El café engorda? Y de esta forma, podremos saber si es aconsejable incluirlo o no en un plan de adelgazamiento.
Hace tiempo atrás, en el 2008, un estudio realizado en deportistas comprobó que la combinación de cafeína con hidratos permitía una eficiente recuperación post- esfuerzo debido a que el café favorecía la asimilación de los hidratos. Es en éste estudio en el que se basan muchos para creer que el café puede incrementar la absorción de carbohidratos de los alimentos y favorecer un aumento de peso. Sin embargo, muchos no han evaluado en profundidad la investigación, ya que en ella, la dosis de cafeína era equivalente a tomar 5 o 6 tazas de café junto a una bebida rica en hidratos.
Por esta razón, el café en una persona que lo consume con moderación y razonablemente, no puede producir un aumento de peso como consecuencia de una mayor absorción de hidratos. Pues en la mayor parte de los casos, no excedemos las 2 o 3 tazas diarias y no las ingerimos todas al mismo tiempo. Es decir, las condiciones en la vida de una persona normal, cambian mucho respecto a las usadas en el estudio con deportistas para favorecer la recuperación de glucógeno.
Por otro lado, sabemos que el café puede generar entre sus efectos colaterales, nerviosismo, insomnio y ansiedad, entonces, el mayor estrés que ocasionan éstos síntomas puede ser la causa de una ingesta mayor de alimentos. Además, la ansiedad y el estrés, no son buena compañía de la pérdida de peso.
Asimismo, el café aporta calorías provenientes de hidratos y proteínas básicamente, aunque también contiene grasas en su composición. Pero si lo ingerimos con moderación, el aporte calórico no será significante como para producir un incremento de peso.
Concluyendo, el café ha demostrado tener beneficios para la salud y ser una ayuda en atletas, pero en un plan de adelgazamiento, no se puede confirmar que el café engorda y por ello, siempre que esté dentro de tus hábitos, puedes incluirlo con moderación, no excediendo las 2 o 3 tazas diarias y si observas que su ingesta provoca nerviosismo y mayor ansiedad, lo ideal sería reemplazarlo por su versión descafeinada para que la ingesta de alimentos no se incremente a causa de esto.
