Consumir fruta es necesario y saludable para el organismo. Estamos cansados de escuchar que debemos llegar a las cinco raciones diarias, pero muchos no llegan ni a una pues a la fruta se le ha hecho muy mala prensa y se ha dicho que engorda mucho y que es mejor evitarla. Nosotros en este post queremos destacar que la fruta no engorda y que no tengamos en cuenta falsos mitos al respecto.
No hay que olvidar que la fruta es un alimento rico en vitaminas y minerales necesarios para el correcto funcionamiento del organismo. Es cierto que se la conoce popularmente como la golosina natural, debido a que contiene fructosa, una especie de azúcar natural que es precisamente lo que la da tanta mala fama y por lo que mucha gente la ha desterrado de su dieta.
Antes de nada es importante que tengamos claro que la fructosa es un tipo de azúcar totalmente natural mucho mejor asimilable por el organismo que el refinado. Es de liberación lenta, por lo que su aprovechamiento será mejor, manteniendo unos niveles de energía y glucosa óptimos y constante. Esto evita que corramos el riesgo de acumular esta glucosa en forma de grasa y conseguir así engordar.
Partiendo de esta base, no debemos olvidar que la fruta contiene cantidades pequeñas de calorías, por lo que es un alimento que podemos ingerir a diario, pero a pesar de todo existen momentos en los que es mejor su consumo. La fruta es recomendable consumirla sola entre horas o en la hora del desayuno.
Efectos de la frusctosa en la digestión
Estos momentos serán los mejores a causa precisamente de esta fructosa, y es que ésta lo que hace es entorpecer la digestión y ralentizar la síntesis proteica y la de los hidratos de carbono. Esto no quiere decir que la fruta contenga más calorías, sino que simplemente puede acabar por ser indigestar, dar gases y hacernos sentir más pesados mientras estamos llevando a cabo el proceso digestivo.Por este motivo quizá es por el que se considera que la fruta también es un alimento con un alto aporte calórico, y es que nada más lejos de la realidad. Es la opción más acertada cuando lo que queremos es saciar el apetito de la manera más saludable. Eso sí, es siempre bueno que sea la opción elegida por la mañana o la merienda, nunca sin abusar demasiado, pues en exceso el efecto no será tan beneficioso.
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