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miércoles, 2 de abril de 2014

DIETA HIPOCALÓRICA







La dieta, en términos generales, es la suma de alimentos ingeridas por una persona, según sus gustos y necesidades.
La misma debe ser variada y equilibrada estando formada por los diferentes grupos de alimentos para, así poder, cubrir todas las necesidades energéticas y nutritivas de la persona. En otras palabras, la dieta diaria es aquella que ingerimos o comemos día a día para poder mantener nuestras funciones vitales.
La dieta hipocalórica, junto con el ejercicio físico, son la única solución frente al sobrepeso y la obesidad.
Si nuestra manera de comer hace que no se cubran esas necesidades básicas de nutrientes, nuestra salud se verá afectada. Una de las dietas más recomendadas por los especialistas en nutrición, es la famosa dieta mediterránea, la que debido a su gran variedad y tipo de alimentos es absolutamente beneficiosa para la salud. Por lo tanto, el termino dieta no debe estar referido solo a aquellas personas que deben seguir un tipo de alimentación especial, ya sea para reducir el peso, aumentarlo, por carencias, o por demás enfermedades, las cuales si están caracterizadas por la supresión o adición de determinados alimentos, según corresponda.

Las bases de una buena dieta diaria son:
  • que incluya una gran variedad de alimentos de manera equilibrada
  • que sea moderada en azucares refinados, grasas saturadas y sal
  • que nos permita mantener el peso ideal correspondiente a un buen estado de salud sin oscilaciones bruscas.
En el caso de una alimentación donde se busca cumplir con esto es donde nos detendremos para detallar la dieta hipocalórica.
Lamentablemente, la mala fama de las dietas se debe a un sin numero de propuestas milagrosas y surrealistas que prometen resultados instantáneos y sin esfuerzos.
Las promesas milagrosas son totalmente falsas y peligrosas para nuestro organismo ya que son dietas muy pobres en calorías y nutrientes. Sus desequilibrios alimenticios llevan como consecuencia a caer en enfermedades y en carencias nutricionales.
La mala fama de las dietas se debe a un sin numero de propuestas milagrosas y surrealistas que prometen resultados instantáneos y sin esfuerzos.
Una dieta hipocalórica debe estar siempre avalada por un especialista en la materia para, de esta forma, aseguraremos que la misma contenga todos los nutrientes necesarios correspondientes a la persona, según su edad, sexo, y actividad. Es decir, adecuada a cada individuo, siempre con la proporción y reducción calórica que se considere necesaria. La dieta hipocalórica, junto con el ejercicio físico, son la única solución frente al sobrepeso y la obesidad. La finalidad de estas dietas, es lograr una reducción del peso corporal, para luego conseguir un posterior mantenimiento, sin efecto rebote.
Siguiendo una dieta hipocalórica, la persona no tiene porque pasar hambre, sino todo lo contrario, la misma debe contener alimentos que generen saciedad pero con menos calorías.
El éxito de una dieta hipocalórica depende de la correcta elección de los alimentos, de la cantidad y formas de cocción y a esto ayuda en gran cantidad la actividad física cotidiana que la acompañe.

Puntos clave de la dieta hipocalórica:
  1. Los alimentos básicos que deben estar presentes en este tipo de dietas incluyen a los lácteos desnatados (descremados), los huevos, las carnes magras, pescados, frutas y hortalizas. Los hidratos de carbono complejos como ser arroces, pasta, pan y patatas presentes en cantidad reducida y las legumbres con frecuencia semanal.
  2. La cocción debe evitar las frituras, rehogados, saltado en aceites, mantequillas o grasas. Se recomendarán cocinar por hervor, al vapor y las papillas, asar a la plancha, grilla o parrilla, y tratar de conservar y hacer cocción en el jugo propio del alimento.
  3. Reducir el consumo de sal. Al ser mínimo o evitado, se previene la retención de líquidos, además de que en exceso no es un buen aporte nutricional.
  4. Diariamente se recomienda beber 1.5 a 2 litros de agua. Esta es fundamental como vehículo de eliminación de toxinas.
  5. Nunca evitar o saltar comidas. Por lo tanto, se deben realizar 5 comidas diarias, el desayuno, almuerzo, cena, y dos meriendas o colaciones. Una merienda a media mañana y otra a media tarde.
  6. El desayuno debe realizarse siempre, es la ingesta que pone en marcha nuestro organismo y la que proveerá las calorías necesarias para comenzar la jornada. En este nunca deben faltar los carbohidratos. Ya sea pan, galletas, tostadas o cereales, no deben faltar nunca.
  7. La cena debe ser más ligera que el almuerzo ya que el metabolismo se enlentece por las noches, donde las calorías de mas en ese rango horario, se acumularán como reservas grasas.
  8. Las frutas deben consumirse en las meriendas acompañadas con algún lácteo desnatado, como por ejemplo un yogur.
  9. El almuerzo y la cena deben estar formados por vegetales y algún alimento rico en proteínas (carnes magras, pescados o huevos). A modo de postre se puede agregar un yogur desnatado o una gelatina dietética.
  10. Los hidratos complejos: arroz, pasta, patata y pan, deben consumirse con una frecuencia semanal. Siempre en el almuerzo y no en la cena.
  11. Las legumbres por su alto aporte de calorías, también se consumen una vez a la semana.
  12. Cuantas más veces a la semana se ingiera pescado blanco, mas se reduce la grasa corporal total.
  13. Incluir aceites solamente en crudo y como aliño (aderezo) de ensaladas y verduras.
  14. Evitar principalmente todo alimento que sea abundante en grasas, los azucares refinados y las bebidas alcohólicas. Ejemplo: Salsas, frituras, la bollería (pastelería) y los aperitivos.
Siguiendo estas pautas y acompañandolas con un poco de ejercicio físico diario lograremos una reducción segura de peso, agilidad y buena salud. Este es el real objetivo que justifica el esfuerzo por cambiar nuestros hábitos a cambio de mejorar nuestra salud.




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