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sábado, 5 de abril de 2014

ADAPTACIÓN DEL ORGANISMO AL EJERCICIO FÍSICO


Adaptación del organismo al ejercicio físico
¿Se adapta el organismo al ejercicio físico?
La fisiología es una rama de las ciencias biológicas de las llamadas básicas. Su conocimiento nos permite comprender el funcionamiento de los distintos aparatos y sistemas del organismo así como la homeostasis (equilibrio o estabilidad en la conservación de las constantes fisiológicas) y el control del medio interno. Supone la base para poder entender las variaciones y cambios que se producen en el organismo como consecuencia de una enfermedad ó por cualquier circunstancia que altere este medio.
El ejercicio físico constituye para el organismo un cambio en las condiciones de equilibrio del medio interno, es decir, una perturbación en la homeostasis que es captada por diferentes receptores del organismo, traduciéndose por un mecanismo de feed-back ó retroalimentación (regulación automática) en una serie de respuestas del organismo que intenta compensar el desequilibrio causado. Por lo tanto se denominan respuestas al ejercicio a los cambios  súbitos y temporales en la función causados por el ejercicio o bien a los cambios funcionales que ocurren cuando se realiza un ejercicio y que desaparecen rápidamente después de finalizado el mismo. Estas respuestas van a ser variables en función de las condiciones genéticas y preparación física del individuo así como según su estado de salud.
Por otra parte, el entrenamiento físico regular crónico produce en el organismo una serie de cambios ó modificaciones que se denominan adaptaciones que suponen diferencias morfológicas y funcionales respecto al organismo de un individuo sedentario. Estas adaptaciones se observan tanto en condiciones de reposo  (por ejemplo frecuencia cardiaca más baja en individuos entrenados en deportes de resistencia aeróbica que en personas sedentarias) como durante el ejercicio (por ejemplo frecuencia cardiaca ante una carga de trabajo submáxima inferior en individuos entrenados que en desentrenados).
La comprensión de las respuestas y adaptaciones del cuerpo humano al ejercicio y sus mecanismos de regulación forman parte del área de conocimiento de la fisiología del ejercicio.
Las adaptaciones del organismo al ejercicio físico van a suponer un beneficio físico-biológico para el individuo siempre y cuando el ejercicio se realice en condiciones adecuadas. Sin un control o tutela por profesionales preparados (monitores, preparadores físicos, entrenadores, médicos…), el ejercicio físico puede ser perjudicial para el organismo y producir lesiones del aparato locomotor u otras alteraciones que puedan poner en riesgo la vida del deportista.
Este efecto negativo del ejercicio físico será consecuencia en algunos casos de un esfuerzo excesivo y desproporcionado al nivel de la preparación física, ó a una deficiente técnica en la realización del gesto deportivo. En otras ocasiones la causa del problema serán las imprudencias que se cometen en algunos deportes de riesgo por el medio en el que se desarrollan (montañismo, actividades subacuáticas…), o en las características del propio deporte practicado (deportes de combate: boxeo, judo, lucha; deportes con contacto físico: rugby, baloncesto…).
Por otra parte, es importante valorar la existencia de una enfermedad que contraindique total o parcialmente la práctica deportiva para evitar los efectos perjudiciales del ejercicio físico para la salud. El más grave de ellos sería la muerte súbita que en algunos casos podría evitarse mediante la realización de un reconocimiento médico-deportivo. Será fundamental por lo tanto la selección individual de la actividad física más adecuada para cada persona en función de sus circunstancias particulares (edad, sexo, limitaciones físicas, posibles enfermedades, actividad laboral sedentaria o activa, economía, gustos y aficiones) y de los objetivos que nos planteemos al programar el ejercicio físico. Si esta selección es adecuada favorecerá los aspectos beneficiosos de la actividad física sobre la salud.
Un control de salud o reconocimiento médico-deportivo nos ayudará a diagnosticar enfermedades que contraindiquen la práctica deportiva o la limiten parcialmente y nos orientará sobre el tipo de ejercicio físico más recomendable tanto en cantidad (volumen de entrenamiento tanto en duración como en frecuencia), intensidad y distribución semanal.
¿Cuál es el concepto de intensidad del ejercicio físico?
La intensidad de la actividad física es el grado de esfuerzo que exige un ejercicio, es decir la cantidad de trabajo que se realiza en relación al tiempo (potencia que es necesario desarrollar para realizar una tarea física). La intensidad que implica la actividad física puede expresarse en términos de consumo de oxígeno. Los músculos al contraerse posibilitan el movimiento corporal. Esta contracción muscular necesita energía para producirse.
La energía la obtiene el organismo a partir de la utilización de los substratos energéticos (hidratos de carbono y grasas principalmente) con o sin la participación del oxígeno (vías metabólicas energéticas aeróbica y anaeróbica respectivamente). Es decir, se produce una transformación de la energía química existente en los substratos energéticos en energía mecánica (producción de ATP y contracción muscular).
¿Cuales son los sistemas energéticos del musculo en ejercicio?
El músculo esquelético tiene tres fuentes de energía para su contracción. El sistema anaeróbico (no dependiente del oxígeno) aláctico y láctico, y el sistema aeróbico (dependiente del oxígeno para su participación).
El sistema anaeróbico aláctico está involucrado en actividades de pocos segundos de duración
El sistema anaeróbico láctico ó glucolisis anaeróbica participa como fuente energética fundamental en ejercicios de máxima intensidad y de una duración entre 30-90 s. Esta vía metabólica proporciona la máxima energía a los 20-35 s. de ejercicio de alta intensidad y disminuye su tasa metabólica de forma progresiva conforme aumenta la tasa oxidativa  alrededor de los 45-90 segundos. El sistema anaeróbico láctico está limitado por las reservas intramusculares de glucógeno como sustrato energético. Este sistema energético produce menos energía por unidad de sustrato (menos ATP) que la vía aeróbica y como producto metabólico final se forma ácido láctico que ocasiona una acidosis que limita la capacidad de realizar ejercicio produciendo fatiga.
El sistema aeróbico u oxidativo participa como fuente energética de forma predominante alrededor de los 2 minutos de ejercicio, siendo la vía energética de mayor rentabilidad y con productos finales que no producen fatiga. Es la vía metabólica más importante en ejercicios de larga duración. Su limitación puede encontrarse en cualquier nivel del sistema de transporte de oxígeno desde la atmósfera hasta su utilización a nivel periférico en las mitocondrias. Otra limitación importante es la que se refiere a los sustratos energéticos, es decir, a la capacidad de almacenamiento y utilización del glucógeno muscular y hepático, y a la capacidad de metabolizar grasas y en último extremo proteínas.
Es importante considerar que existe un solapamiento de estos tres sistemas energéticos, por lo que es más correcto hablar de predominio de un sistema energético en una actividad física concreta.
Como conclusión podemos decir que la vía energética utilizada predominantemente en una actividad física dependerá de la intensidad y duración de la misma.
La actividad física de tipo aeróbico, es decir de larga duración, intensidad ligera-moderada (individualizada para cada persona), realizada con asiduidad y movilizando grandes grupos musculares (ejercicio dinámico como carrera, bicicleta o natación por ejemplo) es el tipo de ejercicio más recomendable, del que se derivan las adaptaciones más beneficiosas para la salud. Estos tipos de actividades dinámicas -carrera continua, bicicleta o natación- tienen la gran ventaja que permite al que la practica imponer su propia intensidad de esfuerzo, su propio ritmo según su nivel, siendo en general independiente de la situación de juego. Esto último es el inconveniente de los deportes con contrario, como los deportes de equipo por ejemplo, en los que la situación de juego exige un esfuerzo máximo en bien del equipo, incluso cuando se practica a nivel recreacional (a todo el mundo le gusta ganar), esfuerzo al cual no siempre se está preparado físicamente para afrontarlo sin riesgo de lesiones o de sobreesfuerzo por encima de lo recomendado.
Las personas que realizan actividad física de tipo aeróbico regularmente, tienen menor incidencia de enfermedades cardiovasculares. El ejercicio físico previene y facilita la recuperación de la enfermedad coronaria. El motivo de este beneficio es que este tipo de ejercicio ayuda a controlar los factores de riesgo coronario:
  • Disminuye la tensión arterial en reposo y favorece el control de la hipertensión arterial ligera-moderada;
  • El perfil lipídico se modifica con un descenso de los triglicéridos sanguíneos y un incremento de la fracción HDL-colesterol (colesterol bueno que limpia las placas de ateroma que obstruyen  las arterias) con un efecto protector frente a la arterioesclerosis;
  • Nos ayuda a controlar la diabetes, disminuyendo las necesidades de insulina;
  • Produce un incremento importante del gasto calórico lo cual permite controlar la obesidad;
  • En los deportistas existe una tendencia hacia tener hábitos higiénico-dietéticos más saludables, entre ellos no fumar, comer bien (con pocas grasas) y descansar lo suficiente;
  • El ejercicio físico tiene un efecto relajante y nos permite distraernos y olvidarnos del estrés cotidiano.
El entrenamiento aeróbico produce una serie de adaptaciones a distintos niveles: cardiovascular, respiratorio, muscular, metabólico, digestivo, osteoarticular... Debemos tener en cuenta que desde el punto de vista del rendimiento deportivo, las adaptaciones del organismo al ejercicio son específicas del entrenamiento físico realizado (principio básico del entrenamiento), siendo la eficiencia mecánica y metabólica más adecuadas si se realiza un gesto deportivo entrenado y automatizado, aspecto que tendremos en cuenta a la hora de realizar las valoraciones funcionales a los deportistas.

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