Aunque no se mencionen mucho, los glúteos, los músculos del trasero son el epicentro, la central eléctrica de todos los movimientos atléticos.
“Quizás la gente normal no hable de ello en todo el día, pero nosotros sí,” Dice el quarterback de los Titans, Matt Hasselbeck. “Cualquier entrenador de fuerza con el que haya estado dice, glúteos, glúteos, glúteos, siempre. Es como un disco rayado. No puedo contar el número de veces que he escuchado la frase ‘tienes que verte mejor al irte que al venir’.”
La mayor parte de la potencia de un atleta se encuentra en su glúteo máximo. Aproximadamente tiene tres veces el tamaño del biceps y es el músculo más grande de los tres que forman los glúteos. Comienza en lo alto de la pelvis, y luego envuelve la parte baja de la cadera donde se conecta con la parte frontal del fémur. Además de dar al trasero su volumen, el glúteo máximo es el principal responsable de el movimiento de extensión de cadera. Esto significa que es el que provee el empujón inicial necesario para levantarse desde el fondo de una sentadilla, así como el estiramiento final del fémur que es el que da la explosividad necesaria para el salto.
Por debajo y alrededor de los glúteos máximos se encuentra una red de músculos más pequeños: el glúteo medio, el glúteo mínimo, y un grupo de músculos más delgados conocidos como los seis profundos. Juntos, rodean el fémur y la pelvis y actúan como estabilizadores para las piernas y el torso. Simplificando, el trasero, al cual la mayoría de nosotros trata como un cojín para sentarse, no sólo es el motor principal para el tren inferior, sino que también es el timón.
Pero espera, aún hay más. Cualquier acción de lanzamiento o golpeo es un producto secundario de la fuerza rotacional generada por el desenrollar de las caderas, el core y el torso; una catapulta de movimiento que comienza y termina con el trasero.
Verstegen cree que hasta el 70% de las lesiones por sobreuso en los deportes son resultado de una disfunción en los glúteos, pero es difícil seguir los números porque a la mayoría les da vergüenza anunciar que les duele el trasero. De acuerdo con investigaciones recientes, a nivel molecular, un cachete en el trasero (como el que se acostumbran a propinar algunos atletas), produce oxitocina, una hormona que genera sentimientos de confianza. En otras palabras, existe conexión científica entre tocar el culo y patear culos.
Hasta los conductores de la NASCAR han sentido la importancia de los glúteos. En las dos últimas décadas, debido a un cambio de neumáticos a otros más fuertes y menos sensibles, la sensación de control y equilibrio del coche ha pasado de estar en las manos del conductor a estar en sus posaderas. Los conductores utilizan más de 40 piezas de tejido conectivo ricas en nervios en los glúteos como si fueran un sexto sentido que les ayuda a leer la carretera con una especie de braille de trasero. “Mi trasero es mi brújula,” dice el Campeón Nacional de 2010 Brad Keselowski. “Sin él, me estrellaría como un avión.”
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