
Hasta 40 veces, según sugiere un reciente estudio de la Universidad de Iowa (EE UU). La razón es que
masticar con insistencia los alimentos antes de tragarlos reduce la cantidad que comemos, porque disminuye el hambre y el "deseo" que nos hace devorar más de lo que necesitamos. Además, al comer despacio
aumentan los niveles de CCK, una hormona relacionada con la saciedad, y se
reduce la concentración de grelina, la hormona que estimula el apetito en el cerebro.
Para
llegar a esta conclusión, James Hollis y sus colegas pidieron a varios
voluntarios que comieran pizza, la mitad masticando cada bocado 15 veces
y la otra mitad 40 veces. Además de reducir la "gula" al masticar, en
el segundo grupo los investigadores observaron que
se favorecía la absorción de nutrientes durante la digestión.
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