INTRODUCCIÓN ANOREXIA NERVIOSA ¿Qué es? Causas. Diagnóstico. Tratamiento. |
Introducción
La
importancia que se concede al aspecto físico en la cultura occidental influye a
muchas personas que se sienten descontentas con su imagen.
Antes de
hablaros de los síntomas de estos trastornos, me gustaría que reflexionemos
acerca de nuestra cultura y de una etapa de la vida bastante complicada, la
adolescencia. Parece que tanto la anorexia como la bulimia son especialmente
frecuentes desde los años 80, en la cultura de los países desarrollados y en la
segunda década de la vida.
Los medios de
comunicación tienen mucho que ver con todo esto: constantemente nos llueven
mensajes acerca de lo que constituye ser una persona atractiva y de éxito,
especialmente dirigidos a las chicas. La belleza física aparece siempre asociada
al éxito social y profesional. Todos conocemos los nombres de las top-models,
pero a casi nadie le suenan los nombres de mujeres con logros personales tan
importantes como descubrir tratamientos eficaces para una enfermedad o defender
los derechos humanos. Las librerías, los programas de televisión, las películas
nos ofrecen abundantes modelos de cuerpo ideal que no son de ningún modo
ideales: primero porque muchas veces los modelos son montajes de varias fotos
retocadas y no existen en la realidad; y segundo, porque es subestimar a las
personas el condenarlas al éxito o al fracaso por uno solo de sus múltiples
atributos, el aspecto, que además es una de las características más determinadas
genéticamente y por lo tanto menos controlable (talla y peso). De la misma forma
que se nos recuerda cómo debemos ser (altos, estilizados, guapos, vestidos a la
última) se nos sugiere cómo podemos conseguirlo: dietas milagrosas, operaciones
de cirugía estética, productos de belleza y ropa de esa que llevan las
escuálidas modelos que vemos en los desfiles. ¿Os habéis dado cuenta de que
todas las propuestas son bastante caras, y que no se nos ofrecen alternativas
más económicas y saludables como hacer ejercicio, comer de forma equilibrada o
simplemente dejar de preocuparnos tanto por nuestro aspecto y dedicarnos a cosas
más interesantes para resultar más atractivos?.
Por todo esto
hablar de anorexia y bulimia es cuestionar nuestra cultura. Necesitamos una
renovación de nuestros valores y de nuestras conductas. Necesitamos, sobre todo,
definir lo atractivo con parámetros más amplios, para que la mayoría de las
personas, y no sólo una pequeñísima parte, pueda sentirse bien con su apariencia
personal. Necesitamos poner énfasis en otras características (ingenio,
integridad, talento, inteligencia, sentido del humor...) a la hora de evaluar la
valía de las personas. En este sentido las medidas que desde el mundo de la
política, de la moda o de la salud se están tomando son prometedoras porque van
dirigidas a la raíz de estos problemas.
¿Y porqué los adolescentes sois los más
vulnerables?
Seguro que si lo pensáis podéis identificar bastantes factores de riesgo: una
gran sensibilidad a la opinión de los demás, una cierta inseguridad respecto a
lo que os gusta y lo que queréis que os lleva a seguir las modas, cambios
físicos que os hacen dudar de vuestro aspecto, tiempo libre para consumir mucha
televisión y ser el blanco favorito de la publicidad...
Prácticamente todo el mundo tiene algún motivo de queja
relacionado con su cuerpo, algún rasgo o alguna parte que le resulta
desagradable y trata de disimular. Esto no es nada patológico. Al contrario, una
de las mejores cosas
que podemos hacer para mejorar nuestro aspecto es conocer nuestros defectillos y
tratar de que no se noten demasiado, a la vez que conocemos nuestros puntos
fuertes y sabemos resaltarlos. En este sentido los chicos y las chicas difieren
bastante: mientras que ellos suelen evaluar sus cuerpos de forma realista, las
chicas nos vemos habitualmente como más gordas y menos atractivas de lo que nos
ven los demás. Nuestra queja más frecuente es acerca de la grasa, que se acumula
en mayor proporción en nuestros cuerpos desde la pubertad como parte de nuestro
proceso de desarrollo natural. Esta distorsión de la imagen incrementada en las
chicas se debe en gran medida a razones sociales y educativas.
Os hago las
siguientes sugerencias para sentiros bien con vuestro propio
cuerpo:
Cuando te mires
al espejo, asegúrate de percibir qué es lo que te gusta de tu apariencia y
recuérdatelo.
Rompe el hábito de comparar tu apariencia con la de los demás.
No comentes o critiques la apariencia de los demás.
Aprende a vestirte cómodamente, antes que a la moda.
Cuando conozcas a otros, céntrate en algo concreto al margen de tu apariencia: esfuérzate por ser interesante, ingenioso, simpático y una persona que sabe escuchar.
Huye de aquellos medios de comunicación que te hacen sentir mal con tu cuerpo y tu aspecto.
Elogia a las personas por otras razones que no sean la apariencia física.
Aprende a valorarte a ti mismo por otras cosas que no sean tu apariencia.
Anorexia nerviosa:
La anorexia nerviosa es un desorden
alimenticio y psicológico a la vez. Esta condición va más allá del control del
peso: el enfermo inicia un régimen alimenticio para perder peso hasta que esto
se convierte en un símbolo de poder y control. De esta forma, el individuo llega
al borde de la inanición con el objetivo de sentir dominio sobre su propio
cuerpo. Esta obsesión es similar a una adicción a cualquier tipo de droga o
sustancia. Hoy en día, se registran 4 casos de anorexia por cada mil
personas.
Las
características esenciales de este trastorno son la distorsión de la imagen
corporal, sin reconocer el progreso de la delgadez y el sentimiento general de
ineficacia personal. Al principio es sólo una cuestión de grados lo que
diferencia a la anoréxica/o de los demás: ante un fracaso o siguiendo el consejo
de una amiga surge el deseo de perder peso. Se ponen a dieta y se convierten en
grandes expertas en el mundo de la dietética, siguiendo unas consignas mucho más
duras y rígidas que las de sus amigas. Cuando las demás han dejado de hacer
dieta, la persona con anorexia continúa. La gente le dice que está muy flaca y a
ella le encanta oírlo. Le gusta animarse a seguir perdiendo más peso aún.
Comienza a desarrollar hábitos alimentarios particulares y rígidos: sólo come
determinados alimentos en determinadas cantidades, parte la comida en pequeños
trozos y la separa... Aunque tenga hambre es tal el miedo a dejarse llevar que
siente la necesidad de mitigar sus efectos y evitar el aumento de peso bebiendo
mucho agua, utilizando laxantes o vómitos o realizando una actividad física
exagerada. Todas estas conductas anómalas se acentúan a medida que progresa la
enfermedad, al igual que las complicaciones físicas: la inanición vuelve al
organismo mucho más vulnerable a infecciones, problemas gastrointestinales o
hipotermia. Se pierde la menstruación, el pelo se cae, la piel se seca y pierde
color. A nivel psicológico aparecen síntomas de depresión, cambios de carácter y
distorsión en la imagen corporal que suele ir acompañada de una negación del
problema. Siguen viéndose gordas a pesar de estar escuálidas o siguen expresando
una gran
insatisfacción con su cuerpo y su imagen. Su cuerpo se ha convertido en la
definición de su valía como personas y a pesar del estricto control que ejercen
sobre él, siguen sin gustarse.
Actualmente no existe una causa única para la
anorexia nerviosa, aunque las investigaciones han arrojado ciertas pistas en el
campo médico y psicológico. Al
igual que en la bulimia, las causas de la anorexia son múltiples y difíciles de
valorar. Todas ellas, tantos las individuales como las familiares, sociales y
culturales, deben tenerse en cuenta de cara a un tratamiento. Hay muchos
enfoques distintos pero todos ellos señalan dos fases en el tratamiento de este
problema: como primer paso debe recuperarse el peso a través de una
realimentación controlada médicamente. La recuperación física trae consigo una
mejora en algunos aspectos psicológicos como la percepción de la imagen corporal
o la obsesión por el peso. Una vez que el estado físico ha mejorado, el
tratamiento se centra en los pensamientos, sentimientos y conductas que resultan
poco adaptativos. Se trata de mejorar la autoestima y de estimular nuevas formas
de expresar sentimientos y valorarse a sí mismo, reconciliando a la persona con
su cuerpo y sus necesidades.
Algunos expertos creen que esta enfermedad se
origina en las altas demandas de la familia y la sociedad: el ciclo destructivo
comienza con la presión que el individuo siente por ser delgado y atractivo. El
problema se centra, entonces, en una baja autoestima.
Para
otros investigadores, la anorexia nace a raíz de otro problema. Este tipo de
desorden podría desarrollarse en cierto tipo de familias disfuncionales, ya
observadas anteriormente en casos de pacientes anoréxicos. En ellas, los
miembros se vuelven tan interdependientes que no pueden alcanzar su identidad
como seres individuales. Parte de esta disfunción se traduce en un miedo a
crecer por parte de los niños de la familia. Entonces, especialmente las niñas,
comienzan una dieta para evitar que sus cuerpos se desarrollen.
A pesar de que las causas orgánicas aún no
están identificadas, hay cierta evidencia de que parte de la disfunción se
origina en el hipotálamo, una parte del cerebro que regula los procesos
metabólicos.
La
anorexia nerviosa es un desorden difícil de diagnosticar debido a que el
paciente esconde y niega su condición de enfermo. Rara vez el individuo
anoréxico buscará ayuda pues la pérdida de peso en sí no es vista como un
problema. El diagnóstico actual se realiza solamente cuando aparecen otras
complicaciones médicas como la amenorrea o problemas gástricos y se basa en
cuatro criterios básicos:
La negación del individuo a mantener el peso del cuerpo cercano a su
ideal, según su estatura y edad. Un miedo intenso a engordar, aunque el peso sea inferior a lo normal.
La auto percepción se distorsiona y el individuo no reconoce o asume la extrema pérdida de peso.
Finalmente, en mujeres que ya tienen su ciclo menstrual, existe una alta probabilidad de amenorrea (suspensión de la menstruación).
El tratamiento va mucho más allá de la
recuperación del peso perdido. Paralelamente a una alimentación nutritiva, el
individuo deberá someterse a una terapia psiquiátrica. Esto implica que el
tratamiento puede ser guiado tanto por un médico clínico, como por un psicólogo.
En los casos más extremos, el paciente deberá ser
hospitalizado
¿Qué hacer ante un caso de anorexia?
Cuando se sospeche o sepa que una persona tiene una anorexia nerviosa, debe hacer que consulte lo antes posible con su médico de cabecera para que éste le remita a un médico psiquiatra experto o especializado en esta enfermedad. O acudir directamente a un psiquiatra de estas características.
CONSECUENCIAS FÍSICAS
·
Corazones pequeños.
·
Niñas
menopáusicas.
Dos años de seguimiento de 42 pacientes han servido para
constatar que existía una pérdida de densidad ósea, no recuperable ni con un año
de tratamiento con estrógenos
¿En qué consiste el tratamiento?
El médico psiquiatra hará un diagnóstico del estado físico y mental de la persona enferma, y según el resultado aconsejará un tratamiento ambulatorio o su ingreso en un hospital o clínica. El tratamiento consiste en corregir las anomalías metabólicas y normalizar la alimentación, junto con un tratamiento psiquiátrico y psicoterapéutico. La familia y personas íntimas de la enferma también deben recibir orientación y ayuda.
Bulimia nerviosa
La palabra bulimia significa hambre de buey y
procede del griego boulimos (bous: buey; limos: hambre). Para las personas con
bulimia, que afecta diez veces más a las mujeres que a los hombres, la comida es
una adicción placentera y autodestructiva.
Es un
desorden alimenticio. Esta enfermedad se caracteriza por episodios secretos de
excesiva ingestión de alimentos, seguidos por métodos inapropiados para
controlar el peso como el vómito autoinducido, el abuso de laxantes o diuréticos
y la realización de ejercicios demasiado exigentes para el
cuerpo. En un 70% de los
casos este trastorno acompañado de anorexia (bulimarexia) y en un 30% se
manifiesta como bulimia pura . La principal diferencia radica en que en la
bulimarexia no sólo no hay adicción a los alimentos, sino que hay un rechazo
expreso, intercalado de atracones esporádicos. El acceso de bulimia o atracón se
inicia con una sensación de hambre voraz e incontenible, con preferencia por los
dulces y otros alimentos de alto valor calórico. La frecuencia de los atracones
es muy variada y los enfermos pueden darse varios en el mismo día durante varios
días seguidos. Con los atracones suelen sobrepasar las 5.000 calorías diarias.
Hay bulímicos que han llegado a superar en un día las 25.000 y alguno ha muerto
por dilatación aguda de estómago. La bulimia está considerada como una
enfermedad invisible porque puede pasar mucho tiempo sin que el entorno del
enfermo la perciba.
Este
trastorno se caracteriza por la sensación de pérdida de control sobre
la cantidad de
alimento que uno toma. Algunos de sus síntomas son los atracones frecuentes con
sentimientos de tristeza y culpa, vómitos posteriores a un atracón, esconder
alimentos y comer a escondidas, historia de dietas y fluctuaciones importantes
en el peso, y preocupación extrema por la figura y el peso. Hay personas que no
se ajustan a todos estos criterios pero pueden tener pautas alimentarias
bulímicas.
Causas
Al igual que la anorexia, no se ha
logrado descubrir una causa orgánica definitiva para la bulimia. Su proceso de
gestación comienza cuando existe algún grado de insatisfacción con la apariencia
del cuerpo. En este caso, el individuo siempre se considerará con exceso de
peso, aunque la realidad sea otra. Así, comenzará a hacer dieta y, viendo que la
imagen en el espejo no cambia, la dieta se intensificará hasta llegar a las
prácticas bulímicas.
Algunos expertos creen que esta
enfermedad se origina en las altas demandas de la familia y la sociedad: el
ciclo destructivo comienza con la presión que el individuo siente por ser
delgado y atractivo. El problema se centra, entonces, en una baja
autoestima.
El trastorno puede
aparecer a cualquier edad y repetirse en diferentes momentos de la vida,
generalmente inducido por acontecimientos vitales traumáticos o negativos
separación de la familia para estudiar la carrera; la segunda crisis, divorcio,
perdida de un ser querido ....
A
pesar de que la negación y secretismo complican el diagnóstico de la bulimia,
existen cinco criterios básicos para identificar esta
enfermedad:
Frecuentes episodios de ingesta abusiva de alimentos. En este caso, el
paciente suele comer cada dos horas una cantidad de comida superior a la que
cualquier persona normal desearía. Además de la comida desmesurada, existe un comportamiento compensatorio inapropiado para evitar el aumento de peso. Esta conducta se traduce en el vómito auto-inducido, en el sobre uso de laxantes, diuréticos y enemas o en el exceso de ejercicios físicos. Tanto el exceso de comida como las comidas compensatorias deben ocurrir al menos dos veces por semana durante tres meses. El comportamiento es influenciado por la imagen corporal.
Los pacientes bulímicos presentan una
variedad de complicaciones médicas y psicológicas, las que son normalmente
consideradas reversibles a través de un tratamiento multidisciplinario. Este
puede ser liderado por un médico, un psiquiatra y, en algunos casos, por un
psicólogo clínico. El objetivo primordial del tratamiento está enfocado en las
necesidades físicas y psicológicas del paciente. La meta última es que la
persona se acepte a sí misma y logre llevar una vida emocionalmente sana y
equilibrada.
Con un
tratamiento adecuado la mayoría de las personas que sufren este trastorno
mejoran sensiblemente y llegan a liberarse de él. Los elementos básicos de un
programa de tratamiento son:
Cuidado médico
Educación y apoyo
Planificación de un estilo de vida saludable Eliminación del ciclo de atracones y purgas Terapia dirigida a reforzar la autoestima y resolver problemas. Para posibilitar una recuperación completa, una persona con bulimia debe: Participar activamente en el plan de tratamiento. Completar el programa de hospitalización cuando sea necesario. Funcionar independientemente en las actividades cotidianas. Asistir regularmente a la psicoterapia individual, de grupo y/o familiar. Visitar a su internista regularmente para proteger su salud física. Demostrar aptitudes eficaces de hacer frente a las cosas. Pedir la asistencia cuando sea necesario. Ser honesto(a) con su terapeuta e internista. No retener información. La obsesión con las pérdidas y ganancias de peso tiene poca incidencia en el peso real y produce efectos indeseados y peligrosos: a nivel físico deshidratación y desequilibrio electrolítico que pueden requerir hospitalización, daños en la garganta y el esófago debidos a las náuseas crónicas, trastornos estomacales y gastrointestinales producidos por los vómitos repetidos o el uso de laxantes... A nivel psicológico las personas con bulimia están demasiado obsesionadas con el peso y el cuerpo como para disfrutar de las relaciones sociales y de sus vidas. Todas sus energías están centradas en el peso y la comida. Comer ha dejado de ser un placer y se ha convertido en una actividad descontrolada y culpabilizadora. Ya no hay diversión posible para ellas.
¿Qué consecuencias puede tener una bulimia?
La bulimia es una
enfermedad grave que puede producir serias complicaciones
médicas:Alteraciones digestivas: colon irritable, megacolon, reflujo gastrointestinal, hernia hiatal, perforación esofágica, dilatación y rotura gástrica, pancreatitis. Alteraciones metabólicas: descenso de glucosa, cloro, calcio y potasio en sangre. Deshidratación. Alteraciones cardíacas: prolapso de la válvula mitral y arritmia, con riesgo de muerte. Otras alteraciones pueden ser del tipo genitales, óseas y renales.
La mortalidad es superior a la de la anorexia,
falleciendo por complicaciones médicas derivadas de los "atracones", vómitos y
uso de laxantes, o por suicidio.
|
Han bastado diez años para que las cifras sobre incidencia
de anorexia y bulimia en nuestro país se equiparen a las del resto de los países
europeos, convirtiéndose así en la tercera enfermedad (la primera es el asma, y
la segunda la obesidad) más frecuente entre los adolescentes. Ahora,
aproximadamente, una de cada 100 adolescentes de entre 14 y 18 años cae en las
garras de la anorexia, mientras que un 2,4% desarrolla bulimia. Y no sólo el
sexo femenino (la anorexia nerviosa afecta 15 veces más a mujeres que a hombres)
se está enganchando a los trastornos de la alimentación, también los varones han
empezado a verse reflejados significativamente en las estadísticas.
Las investigaciones realizadas en España están aportando ya
algunas respuestas al porqué de este aumento espectacular de casos, así como las
razones que justifican esta alarma: los cambios sociales, un mejor diagnóstico,
un nuevo comportamiento de la enfermedad y un conocimiento mayor de las
consecuencias físicas de padecer trastornos de la alimentación.
·
La cultura de la
delgadez.
·
Pérdida de hábitos
alimenticios.
Aspectos tradicionales, como sentarse a la mesa para comer o
cenar en familia están desapareciendo de las casas españolas. Este es uno de los
motivos que están favoreciendo la expansión de los trastornos de la
alimentación. Otra de las conductas rotas en los hábitos alimenticios es , la
hora de la merienda. El descontrol a la hora de la merienda ha aumentado. Ahora
cada uno abre la nevera y coge lo que quiere. Los niños aprenden a comer mal, de
ahí que las costumbres dietéticas que transmitirán a sus hijos también serán
erróneas.
Una solución a este problema es introducir una asignatura
sobre nutrición en las escuelas, para que los alumnos aprendan cuáles son sus
necesidades alimenticias y lleven siempre un estilo de vida sano.
ANOREXIA
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BULIMIA
|
Las anoréxicas usan
frecuentemente ropas grandes para ocultar su extrema delgadez. Los síntomas son:
Depresión. Se las ve retraídas y su máxima preocupación gira
en torno a la comida.
Extrema dependencia a pautas impuestas por otros. Exceso de amor a su propio cuerpo haciéndolas olvidar el amor a la vida de relación llevándolas al aislamiento. La autoestima pasa por la balanza. Insomnio e hiperactividad. Cese de la menstruación o postergación de su iniciación. Piel seca y fría, con vello en brazos, cara y espalda. Distorsión de la imagen corporal: se ven gordas frente al espejo y se sienten gordas. Extremada rigidez en su rutina de ejercicios. Estrictas reglas de alimentación como no tomar líquidos o no comer sin haber hecho ejercicios antes. Lento desarrollo físico y social. |
Los bulímicos se
atracan y vomitan desde una vez por semana a cinco veces por día. Hay otros
síntomas observables:
Constante preocupación por la comida.
Miedo extremo a aumentar de peso. Distorsión de la imagen corporal; se ven gordas frente al espejo y se sienten gordas. Piel seca y pelo quebradizo. Glándulas inflamadas debajo de la mandíbula como consecuencia de los vómitos, que hace aparecer la cara como más gorda. Depresión y cambios de ánimo. Fatiga y sudoración fría debido al rápido cambio de nivel de azúcar en la sangre. Acuden al baño enseguida después de ingerir alimentos. Vómitos autoprovocados, uso de laxantes y diuréticos. Rupturas vasculares en la cara o bajo los ojos, pierda de piezas dentales, irritación general del aparato digestivo. |
¿Donde acudir?
Para cualquier consulta, se
debe acudir lo más rápidamente posible al médico de cabecera, que se encargará
de hacer un diagnóstico y, en caso necesario, solicitará la ayuda de otros
profesionales.
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