El trabajo con pesas trae consigo un aumento brutal de la rigidez muscular, así como una pérdida de flexibilidad que puede disminuir nuestro rendimiento en la mayoría de las actividades deportivas, por eso es fundamental combinar el entrenamiento de la fuerza pesas con un trabajo de flexibilidad asociado para paliar los daños de este tipo de actividad.
El entrenamiento con pesas suele desarrollarse con amplios descansos entre ejercicios que nos permiten la realización de otro tipo de actividades alternativas en estos intervalos de tiempo.
En algunos casos, los descansos entre ejercicios se aprovechan para hacer abdominales, en otros casos para trabajar ejercicios dirigidos al desarrollo de otro grupo muscular y también para trabajar la flexibilidad.
Lo más habitual es que al acabar un ejercicio realicemos un ejercicio dirigido a estirar el mismo grupo muscular que hemos trabajado, con la consigna de oxigenarlo y de recuperar su longitud muscular.
Lo que no debemos olvidar es que un estiramiento no deja de ser una contracción muscular en la cual el músculo se alarga porque la fuerza externa vence la tensión que éste realiza, pero no deja de ser un movimiento realizado con el músculo en tensión.
Si el músculo ha terminado muy cansado o contraído tras el ejercicio de pesas anterior, el estiramiento siguiente puede resultar agresivo para el tejido muscular y provocar algún tipo de microrrotura o lesión.
Por eso el estiramiento en las pausas no nos parece la mejor fórmula, aunque si lo haces con cuidado no tiene porque perjudicarte. Sin embargo un trabajo de movilidad en los descansos entre ejercicios pueden ayudar a descongestionar la musculatura y oxigenarla con un movimiento amplio y ligero, pero sin violentar a las fibras musculares.
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