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viernes, 9 de noviembre de 2012

CLAVES PARA DORMIR BIEN

Pasamos aproximadamente un tercio de nuestra vida durmiendo. Por ello, es bastante habitual pensar que dormir es algo que sucede de forma natural, una circunstancia inherente a nuestro día a día y sólo nos damos cuenta de la importancia que tiene descansar y dormir bien cuando, por alguna circunstancia, padecemos problemas para conciliar el sueño. Descubre cómo solucionarlos.

Tú duermes, tu cuerpo trabaja

Hay quien piensa que mientras uno duerme, el cuerpo no trabaja. Pero nada más lejos de la realidad, ya que durante ese espacio de tiempo en el que descansamos, nuestro organismo se prepara y realiza la puesta a punto para todos aquellos retos a los que nos enfrentaremos el día siguiente, de ahí la importancia de que el descanso sea suficiente y adecuado.
Por ejemplo, durante el sueño, liberamos las hormonas que harán que nos sintamos bien al despertar, fortalecemos nuestro sistema inmunitario y nuestro metabolismo, se refuerzan la memoria y los conocimientos adquiridos, las articulaciones y músculos se relajan y se regeneran, al igual que nuestro corazón ya que, mientras dormimos, desciende la presión arterial y, con ello, mejora el sistema circulatorio.
Y es que no es casualidad que numerosas firmas de cosméticos hayan creado líneas de tratamientos específicos para la noche. La razón es sencilla. La regeneración celular durante el sueño es mayor y la circulación sanguínea mejora, estas dos circunstancias hacen que nuestra piel asimile mejor los activos nutritivos presentes en dichos tratamientos cosméticos y que, al despertar, nuestra piel esté más tersa, hidratada y tengamos mejor aspecto.

¿Cómo podemos mejorar nuestro descanso?

No te olvides de que dormir bien conlleva un descanso que es tan necesario para nuestro cuerpo como comer o respirar. En definitiva, si lo que quieres es dormir mejor y descansar más, puedes seguir estos consejos básicos:


Intenta que tus horarios de vigilia y de sueño sean regulares

Y si te echas una siesta a lo largo del día que ésta no supere la media hora. Si con esos 30 minutos no es suficiente y te sientes muy cansado, puedes recurrir a bebidas estimulantes como el té o el café, aunque no debes abusar de ellas.

Crea un ambiente agradable para dormir

Es muy fácil, para conseguirlo sólo tienes que evitar los ruidos (utiliza tapones blandos para aislarte y descansar) y mantener la habitación a una temperatura intermedia, bien ventilada y a oscuras, si esto último no es posible, recurre a un antifaz. Para completar este ambiente, también puedes poner en el dormitorio velas aromáticas o algún tipo de incienso suave de alguna planta cuyo aceite esencial tenga efectos relajantes como, por ejemplo, la lavanda.

Come mejor

La alimentación y el sueño están muy relacionadas, si quieres dormir bien, aumenta la ingesta de frutas y verduras y reduce las cantidades de alimentos ricos en grasas saturadas o las bebidas que poseen propiedades excitantes.

Cena al menos tres horas antes de irte a dormir

Aunque si sientes hambre en el momento de acostarte toma un vaso de leche caliente con miel o una infusión con propiedades relajantes como la manzanilla o la valeriana.

No practiques deporte en las tres horas previas a irte a la cama

El ejercicio físico nos relaja y libera endorfinas que nos hacen sentir bien, pero lo recomendable es practicarlo por la mañana o por la tarde, ya que hacerlo por la noche incrementa tu temperatura corporal y dificulta la conciliación del sueño.

Evita todas las preocupaciones posibles justo antes de meterte en la cama

Por ejemplo, puedes dejar organizada tu ropa y el bolso del día siguiente o cualquier otro asunto que tengas pendiente y que creas que puede suponerte una inquietud a la hora de dormir. También es bueno practicar ejercicios de relajación a última hora del día, como el pilates, el taichi o el yoga, y no olvides algo muy importante: procura no alterarte o ponerte nervioso si ves que el sueño tarda en llegar.

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