Para hacerse una prueba de esfuerzo o ergometría es necesario la medición del pulso, la tensión arterial y la actividad eléctrica del corazón a través de aparatos que se suelen colocar mientras caminas o corres por una cinta andadora.
La realización de esta prueba pone en manifiesto cualquier alteración cardiovascular que no se puede presentar en reposo pero que sí lo puede hacer durante el ejercicio. Este tipo de pruebas se suelen utilizar para el diagnóstico de la angina de pecho, pero también analiza la respuesta del corazón al ejercicio y al máximo esfuerzo. Es fundamental que te asesores, a través de tu médico de cabecera, de cualquier enfermedad que puedas padecer y que resulte contraindicada para realizar alguna prueba y, obviamente, la mejor manera de hacerse una prueba de esfuerzo de manera fiable es en un centro especializado.
Aún así, si deseas hacer tus propias pruebas de esfuerzo con parámetros sencillos y con un coste nulo, lee las siguientes propuestas que tenemos para ti. Algunas las podrás hacer incluso en casa (con un rodillo o en una cinta de correr).
TEST INCREMENTAL DE CONCONI
Necesitarás un pulsómetro, una cinta de correr o un rodillo para la bici y un compañero que te indique los cambios de velocidad y que vaya anotando los datos de frecuencia cardiaca (FC). Se puede hacer de dos formas:
- En el rodillo: lo único que necesitarás, aparte del pulsómetro, es que el medidor de velocidad esté en la rueda trasera. Una vez has calentado 10 minutos, comienza la prueba a 20 km/h. En este caso, aumentarás la velocidad 2 km/h cada 2 minutos, tomando nota de las pulsaciones en cada cambio de velocidad. La prueba finaliza cuando no eres capaz de aguantar el esfuerzo. Con los datos de cada intervalo en un eje y el tiempo en el otro eje, obtendrás una gráfica en forma de “S”. Los puntos en los que ésta pierde su linealidad nos indicarán el umbral aeróbico y el umbral anaeróbico.
- Con la cinta de correr: calienta 10 minutos suavemente, luego ponte a 7 km/h con un 1% de inclinación. El pulsómetro lo tendrá tu compañero y, cada minuto, aumentará la velocidad de la cinta en 0’5 km/h, anotando las pulsaciones justo al empezar cada cambio. Se continúa el incremento de la velocidad hasta que la fatiga te impida seguir corriendo.
VELOCIDAD DE RECUPERACIÓN
Un método que también te podría resultar útil para saber si necesitas hacerte una prueba de esfuerzo consiste en conocer cuál es tu velocidad de recuperación tras un esfuerzo intenso. Es muy sencillo, solamente tienes que correr durante 2 minutos a máxima intensidad (empezando de manera progresiva y habiendo calentado 10 minutos anteriormente). Nada más terminar, te tomas las pulsaciones, dejas que pase un minuto mientras descansas (de pie todavía) y te vuelves a tomar las pulsaciones. Si el ritmo de pulsaciones por minuto no ha descendido un mínimo de 25 ppm significará que necesitas la opinión de un experto, ya que puedes estar ante un riesgo cardíaco.
Ten en cuenta que el Test de Conconi que puedes hacer por ti mismo no sustituye a una prueba de esfuerzo debidamente realizada y que te puede dirigir un experto. En ningún caso, tus resultados sustituyen a los de un chequeo médico en el que te puedan diagnosticar un posible problema cardíaco.
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