1-¿Qué pasa a los 40?
Una de las cosas más importantes que nos sucede a los 40 años es que empezamos a perder colágeno, lo cual que ocasiona que las fibras que sostienen el rostro se debiliten y deriven en flacidez y pérdida de definición oval. En este caso, la cosmética nocturna será una buena aliada a la hora de recuperar firmeza.
2-¿Cómo atacar la flaccidez?
Durante el día: las limpiadoras faciales también deben proporcionar tratamiento, con fórmulas que la nutran. Opta en este caso por leches o aceites de emulsión. En cuanto a las cremas, busca las que estimulen la función celular para compensar la falta de colágeno.
Durante la noche: es el momento de usar productos enriquecidos con tecnología encapsulada, para que vayan liberando los activos a lo largo de la noche. Como refuerzo, aplícate una mascarilla nutritiva y tensora a la semana, para contrarrestar la sequedad. -Cuidado con los productos que te pones y evita las sustancias tóxicas. También es muy importante cómo te los pones. Por ejemplo, en el contorno de ojos no estires la piel, porque si la desplazas, acentuarás las arrugas.
3-Consejo experto:
Para prolongar la juventud de nuestra piel, la mejor estrategia es procurarle nutrición desde el exterior, con cosméticos antiedad, y desde el interior, con complementos nutricionales en comprimidos que contengan poderosos activos antioxidantes. Una doble acción, en sinérgia, que resulta infalible.
4-Pon fin a las arrugas
Las hormonas aliadas de tu peso, como la DHEA, la del crecimiento y la testosterona, circulan a los 40, en menor cantidad por tu organismo. Eso hace que la masa muscular tenga cierta tendencia a disminuir si no haces ejercicio y que el metabolismo funcione a un ritmo todavía más lento, también por lo que respecta al gasto calórico o la renovación celular de la piel. Sin embargo, tienes algo a tu favor: la edad te ha hecho más constante y eres capaz de vislumbrar el objetivo de adelgazar y de luchar por él con mayor ahínco que cuando eras más joven. Del mismo modo, ahora eres más consciente de lo que necesitas y de lo que implica cuidarse hoy para estar bien mañana, y conoces mejor tu cuerpo y cómo responde a determinados estímulos.
RECOMENDACIONES: es el momento de consolidar los buenos hábitos que adquiriste la década anterior. Para ponerlo todo en orden, escribe en un papel cúales son tus costumbres a la hora de cocinar, de servirte el plato y de comer. Y, sobre todo:
-Huye de las dietas muy restrictivas: Aunque es cierto que eres más constante, también lo es que a veces te entran las prisas por adelgazar. Por eso hay que recordar que, para reducir peso sin recuperarlo y para que tu salud no se resienta, no conviene perder más de un kilo por semana. Tampoco conviene pasar de una dieta a otra en breve espacio de tiempo ya que puedes caer en desequilibrios alimentarios que se irán reflejando (ahora de forma más acelerada) en tu piel.
-Condimenta con moderación: es verdad que, ante la preocupación por una barriguita que empieza a ser más que incipiente o unas caderas más anchas de lo que nos gustaría, dejamos de tomar ciertos alimentos ricos en calorías. Pero de nada servirá esta medida si no se vigilan otros detalles, como por ejemplo, los aderezos que se añaden a las ensaladas.
-Evita los precocinados: es una solución recurrente en muchos hogares. Lógicamente hay que tenerlos en cuenta para responder ante cualquier imprevisto, pero no pueden ser una opción para cada día. Excepto algunas marcas, que cuidan especialmente la cantidad de sal que incluyen en su elaboración, muchos de estos platos contienen altas dosis de sodio, lo que te llevará a retener más liquidos y más grasas.
-Toma alimentos de todos los grupos de nutrientes: dejar de tomar proteínas o hidratos de carbono no te ayudará a perder peso a largo plazo. Sí notarás en las primeras semanas que la báscula baja ligeramente, pero a medio plazo tu organismo tenderá a acumular más reservas. Por eso es importante que reduzcas tu consumo de hidratos de carbono (pan, pastas, cereales, etc.), pero no que los suprimas.
-No abuses de los productos light: contienen menos calorías y son una estupenda opción para controlar un ataque de hambre repentino, pero eso no significa que puedas consumirlos sin preocuparte de la cantidad sólo porque sean light, o te pasarás de calorías.
5-menú antiradicales libres
En esta etapa debes aumentar la ingesta de vitamina E. Se trata de una sustancia prodigiosa frente a los radicales libres, que te ayuda a reafirmar la piel porque estimula la producción de colágeno y mejora la elasticidad al aumentar, el flujo sanguíneo. La encuentras en los cacahuetes, el atún, el jamón serrano o la merluza.
-Desayuno: 1 yogur desnatado + 2 rebanadas de pan integral con 1 cucharada de aceite de oliva virgen extra + 1 pieza de fruta de temporada o 1 zumo.
-Comida: Espinacas con pasas y piñones + atún fresco a la plancha + manzana al horno con canela.
-Merienda: cóctel de colágeno.
-Cena: ensalada de mmanzana, queso fresco desnatado o requesón, pasas, nueces y vinagreta de hierbas aromáticas+ infusión relajante. ¿Qué nos aporta? Fibra; del atún fresco obtienes las proteinas que necesitas para mantener la musculatura, además de que es rico en vitamina E. Las verduras te proporcionan la vitamina C. Y recuerda: no te excedas con los hidratos de carbono.
6- ¿Qué ejercicio conviene?
Bicicleta y Pilates. Si a los 30 considerabas que el deporte era parte de todo el pack para cuidarte y mantienes el empeño de seguir joven y esbelta, debes hacer algo de actividad física. Vence la tendencia a pensar que bastará disminuir lo que comes para tener el aspecto que deseas. No basta, puesto que la grasa tiende a acumularse en abdomen y caderas. Te conviene combinar la rutina aeróbica (como la bicicleta estática) con una disciplina que te ayude a mantener en buen estado la musculatura. Te propongo 30 minutos de bicicleta ( a partir de los 20 min es cuando empiezas a quemar calorías) y, a continuación, unos estiramientos de Pilates. Lograrás redistribuir y eliminar grasa. Hazlo 3 ó 4 veces por semana.
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