El nombre científico para esta deformidad del pie es hallux valgus y es más frecuente en mujeres que en hombres. Más allá de la estética o del dolor localizado, los juanetes pueden afectar a la salud de todo el organismo. El juanete es una deformidad del dedo gordo en la que éste se desvía hacia el resto de los dedos a la vez que el siguiente dedo del pie se desvía de forma opuesta. La angulación de estas estructuras óseas es lo que se denomina juanete.
Como explica Raul Ramos, podólogo y fisioterapeuta en la Clínica Piqueras de Madrid, no se puede culpar de los juanetes sólo al zapato femenino de tacón, ya que si fuera así, los hombres no los padecerían.
Los factores genéticos que dan forma al pie son fundamentales para el desarrollo de juanetes, heredar determinadas características de los padres puede aumentar el riesgo de desarrollar este trastorno óseo. Entre ellos están las características genéticas que dan lugar a la longitud de los huesos y dedos del pie, a la laxitud de las articulaciones o a los pies planos. En el desarrollo de los juanetes se combinan todas estas características más las ambientales, lo que hace que esta afección tenga múltiples orígenes según la persona, añade el especialista.
Ramos apunta que las mujeres poseen una característica física que las hace más propensas al juanete: su hiperlaxitud articular. La evolución ha favorecido esta característica física ya que es clave para el éxito reproductivo de la especie humana al favorecer el proceso de dilatación y expulsión del neonato durante el parto. Sin embargo, esta elasticidad de ligamentos y articulaciones también promueve el desarrollo de los juanetes.
Pero a las características físicas se unen factores desencadenantes derivados del estilo de vida como el uso de zapatos de puntera estrecha y tacón elevado. Este tipo de calzado, muy común entre la población femenina, afecta a los elementos óseos del pie al cambiar la alineación de los dedos y la orientación de los huesos, señala Ramos.
¿Se pueden evitar los juanetes?
Esta dolencia, detectada a tiempo puede detenerse y aplazar su evolución, señala Ramos. Para ello, el experto ofrece a los lectores de Infosalus las siguientes recomendaciones:
- Utilizar un calzado adecuado: la moda existe, pero no debe mandar en el calzado, añade Ramos, que apunta al tacón de 3 a 4 centímetros como el más adecuado para la fisionomía femenina. El zapato debe estar realizado en materiales naturales, ser estable, con un enfranque rígido, flexible en los dedos y no excesivamente blando.
- Pasar por revisiones periódicas: el experto aconseja pasar por revisiones anuales a partir de los cinco años de edad, cuando los menores andan y corren más y las características del pie comienzan a estabilizarse.
- Realizar el estudio de la pisada: el pie plano y las patologías asociadas pueden detectarse a través del análisis de la pisada, así, este estudio permite descubrir si es correcta o está alterada. Aunque los problemas de pisada suelen ser en su mayoría de tacón, estos errores al caminar se trasladan con el tiempo al antepie.
- Corregir a través de plantillas o siliconas separadoras: Ramos explica que en la actualidad ha evolucionado en gran medida el diseño de plantillas correctoras que se adaptan a cualquier tipo de zapato y que ayudan en gran medida a la corrección de los errores en la pisada. Los menores pueden beneficiarse además del uso de las siliconas entre los dedos ya que su pie está en desarrollo aún.
Tengo juanetes ¿qué puedo hacer?
Tengo juanetes ¿qué puedo hacer?
El podólogo señala que una vez se ha producido la deformación de estas estructuras del pie hay que distinguir entre si existe dolor o no. Si el juanete no duele puede no seguir evolucionando y con la ayuda de plantillas y revisiones se puede evitar su avance.
Si existe dolor es necesario intervenir, ya que además del malestar en el piel, la dolencia puede trasladarse a estructuras ascendentes a través de malas posturas y una marcha antiálgica. En estos casos la operación devuelve la alineación normal a los dedos del pie. Ramos apunta que en su práctica diaria por cada 40 mujeres que se operan sólo pasa por el quirófano un hombre para corregir la afección.
La técnica quirúrgica más utilizada hasta hace poco era la operación abierta, pero en la actualidad ya puede intervenirse a través de cirugía percutánea o mínimamente invasiva, indica Ramos. En estas operaciones se realizan incisiones a través de la piel con material quirúrgico adaptado para eliminar el crecimiento excesivo del hueso. El paciente recibe una sedación suave y anestesia local y tras aproximadamente una hora en una sala de reanimación postoperatoria abandona andando la clínica con la ayuda de un zapato especial.
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