El ácido láctico se ha considerado un enemigo para quienes realizan cualquier tipo de deporte pero éste no es responsable de las agujetas como se llegó a postular. No obstante, esta sustancia resultante del metabolismo del azúcar es la responsable, en una parte importante, de que en una sesión de ejercicio empecemos a acumular fatiga y acabamos por retirarnos.
El ácido láctico se produce en la descomposición de la glucosa cuando no hay oxígeno (proceso de combustión de los hidratos de carbono para obtener energía), es decir, durante un ejercicio anaeróbico como es levantar pesas o correr a velocidad elevada, donde hay mucha intensidad durante poco tiempo. Normalmente el ácido láctico se reutiliza durante el ejercicio y no hay mayor problema.
Pero si continuamos a elevada intensidad un ejercicio, el ácido láctico empezará a acumularse y al organismo no le dará tiempo a retirarlo. Esto provoca una elevada concentración de éste ácido en la sangre y músculos que nos llevará a una situación tóxica para las células, en la cual las fibras musculares se acidifican lo cual tiene dos consecuencias importantes:
- Se inhiben las enzimas que rompen la molécula de glucosa (los hidratos de carbono) para obtener energía, por lo que influye negativamente en la producción de energía… y sin energía no hay movimiento.
- Impide que el calcio se una a las fibras musculares lo cual impide que se de la contracción.
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