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jueves, 12 de julio de 2012

ESCOLIOSIS Y NATACIÓN

La natación corrige las escoliosis estructuradas
El medio acuático es uno de los elementos fundamentales en la formación y desarrollo de las personas. Las aplicaciones del medio acuático son diversas, destacando su utilización como medio de ocio, recreación, así como elemento terapéutico (Rodríguez, Santonja y Delgado, 1999).
La natación es actualmente uno de los deportes de moda con un incremento espectacular en la práctica del mismo en todos los estratos de la población. El boom de la natación en los países desarrollados se ha debido fundamentalmente al incremento de las piscinas cubiertas que permiten la práctica de esta actividad durante todo el año, así como a la creencia popular y bastante asentada, entre los médicos, de que su práctica es beneficiosa para prevenir y corregir deformidades en la columna vertebral (Pastor, 1999).
 
Así, desde hace muchos años, la natación ha sido considerada, tanto por médicos como por los profanos en medicina, como un deporte beneficioso y curativo para la columna vertebral.
 
 
De hecho, la práctica de actividades acuáticas tiene numerosos beneficos, pero es muy frecuente encontrar un equivocado convencimiento de que la natación está previniendo la aparición de desviaciones en la columna vertebral (escoliosis e hipercifosis dorsal, fundamentalmente) (Santonja, 1996).
Es indudable que la natación tiene una acción musculante sobre la musculatura paravertebral, mejora la flexibilidad y desarrolla el sistema cardio-pulmonar, pero no se ha demostrado que influya en la prevención, aparición o agravamiento de una escoliosis. Al igual que otros deportes con acción de enderezamiento de la columna vertebral, la natación es un buen complemento al tratamiento fisioterápico y ortopédico en cuanto al desarrollo muscular, pero no se puede entender como la solución a estos problemas.
Es frecuente que muchas personas que acuden a las piscinas con dolores de espalda, les desaparezcan con la práctica de actividades acuáticas, debido al trabajo de grupos musculares con falta de tonicidad, al movimiento armónico, suave y antigravitatorio que caracteriza esta práctica. Esto se debe a que el agua es 774 veces más densa que el aire, y el movimiento realizado en el agua exige de un mayor esfuerzo de la musculatura.
Para Santonja (1996) se está produciendo un abuso incontrolado de la prescripción, por parte del sector médico, de la práctica de la natación como medio de paliar diversas deformidades de la columna vertebral. No existe fundamento alguno que justifique tal recomendación y, por tanto, no ha de indicarse como terapia exclusiva para ninguna deformidad ya asentada.
La natación puede usarse como complemento del tratamiento específico de la escoliosis. Si se indica la natación como ayuda terapéutica deberá indicarse el estilo más apropiado para cada caso, y dejar claro a padres y pacientes qué se pretende con ella, así como que su práctica no excluye la indicación de un corsé u otras técnicas específicas de tratamiento. Además de indicar el estilo más adecuado, debería realizarse con una buena técnica de ejecución llevando un control médico continuo.
ESCOLIOSIS Y PRÁCTICA FÍSICO-DEPORTIVA
   
Existe una idea generalizada entre padres, profesores de Educación Física y profesionales de la medicina de que un niño con escoliosis no debe practicar deporte. Es frecuente encontrar en la consulta médica, niños con escoliosis muy ligeras que reciben un certificado de exención de la clase de Educación Física, otros que reclaman dicho certificado ante el diagnóstico de escoliosis y otros, por el contrario, que estando en tratamiento incluso ortopédico, piden consejo sobre el deporte más conveniente (Alonso y Medrano, 1996).
Es frecuente encontrar niños y adolescentes diagnosticados de una desalineación raquídea y apartados del deporte o cualquier manifestación de actividad física porque sus padres tienen miedo que su "considerada" débil y frágil columna "torcida" se agrave y empeore. Esta separación del niño de la actividad deportiva ocasiona graves consecuencias sobre la maduración de su personalidad y relación social (Santonja, 1996).
Más grave, aunque menos frecuente, es que un profesional sanitario desaconseje indiscriminadamente y certifique inaptitudes para la práctica deportiva y clases de Educación Física a escolares que tienen una escoliosis estructurada leve o moderada, hipercifosis o hiperlordosis estructuradas. Peor aún cuando se extienden estas contraindicaciones a los tan frecuentes problemas posturales.
Para la mayoría de los investigadores no hay contraindicaciones al deporte en el niño ni en el adolescente, entendiendo el término "deporte" en su forma más extensa. El deporte de alta competición es otro contexto y los profesionales responsables del deportista deben ser los que evalúen su actitud.
La actividad física es un complemento en la formación y desarrollo del niño y adolescente. Hayque ser muy cautos cuando se trata de contraindicar una actividad deportiva. Debemos recordar previamente las innumerables ventajas que tiene y sopesar sus inconvenientes. Hay que utilizar la afición por el deporte como un estímulo para el tratamiento de la desviación y no, al contrario, predisponerlos en contra de las demás medidas terapéuticas cuando se realiza una contraindicación rígida o inadecuada (Santonja, 1996).
Una curva escoliótica no significa una columna frágil y, en general, el niño puede realizar las actividades físicas propias de su edad. Sólo los niños con una escoliosis severa, que tienen una tolerancia al esfuerzo disminuida por afectación cardio-respiratoria, pueden ver limitada su actividad física normal para su edad, pero raramente se justifica la exención total (Alonso y Medrano, 1996). 
A partir de los 10-12 años, es un período donde el exceso de entrenamiento puede influir negativamente sobre la columna en crecimiento, coincidiendo con el brote puberal. Se debe tener en cuenta, partiendo de la base que la práctica deportiva es un factor de buena salud y de desarrollo, las siguientes nociones (Alonso y Medrano, 1996):
  • Intentar mantener los límites razonables para evitar el sedentarismo, pero también la sobrecarga.
  •  Tener en cuenta las preferencias y las motivaciones del niño.
  • Someter al niño a un seguimiento medico, sobre todo en las competiciones.
  •  Orientar a los más dotados hacia el alto nivel, pero con un seguimiento médico acentuado y modulado en los brotes puberales.
Muchos niños con escoliosis son sedentarios debido a una menor autoconfianza y autoestima. Una ventaja extremadamente importante en estos niños es el efecto psicosocial. El ejercicio físico con o sin mejora en la forma física puede aumentar la autoconfizanza, autoestima y felicidad del niño y permitir una mayor sociabilidad. La actividad física no tiene influencia sobre la columna escoliótica en período evolutivo y, de tenerla, será beneficiosa, por conseguir una mayor resistencia muscular y una mayor capacidad respiratoria.
No realizar actividad física en una persona con escoliosis no tiene ningún efecto positivo sobre la deformidad y, en cualquier caso, se estará favoreciendo su marginación dentro del grupo con los consiguientes efectos sociales y psicológicos.
Hay autores que recomiendan que en curvas a partir de 25 grados se realice un estudio cardiopulmonar y proporcionar un programa adaptado de entrenamiento físico ya que está demostrado que el ejercicio aumenta el rendimiento cardiopulmonar en personas con escoliosis.
¿Existen deportes escoliotizantes?
Cada deporte tiene un potencial lesivo por sí mismo al que está expuesta la columna vertebral. Sin embargo, NINGÚN DEPORTE DETERMINA LA APARICIÓN ó PROGRESIÓN DE UNA CURVA ESCOLIÓTICA (Alonso y Medrano, 1996).
NO se ha encontrado estudio científico alguno que demuestre que los deportes, o ciertos deportes, sean causa de aparición o progresión de la escoliosis, pero tampoco, que la práctica deportiva "cure" o influya positivamente sobre una escoliosis idiopática. Todo esto proviene de la habitual relación entre la práctica de un deporte asimétrico con la incidencia negativa sobre el raquis.
Por deporte asimétrico o unilateral se entiende aquél que en su práctica habitual utiliza más el sistema músculo-esquelético de uno de los hemicuerpos: lanzamientos, deportes de raqueta, esgrima, etc. Estos deportes en ocasiones producen una asimetría por descompensación con hipertrofia ósea y muscular y un aumento de la laxitud articular que produce un descenso del hombro, alteraciones que muchas veces se confunden con una escoliosis, y a los que se le achacan diferentes grados de responsabilidad en la aparición de la misma (Alonso y Medrano, 1996). Para la mayoría de los investigadores no existe relación entre deportes asimétricos y escoliosis estructurada.
Los deportes asimétricos, en general, obligan a valorar, a priori, la existencia de escoliosis estructurada en un raquis en crecimiento y la posible influencia del deporte sobre la alteración antes de contraindicarlo. Se deberá en todo caso evitar (Alonso y Medrano, 1996):
  • El inicio a edades muy tempranas.
  • La exclusividad del deporte asimétrico.
  • Intensidad y frecuencia inadecuadas.
  • No realizar un trabajo de compensación.
   
ASPECTOS CLAVES A TENER EN CUENTA EN ESCOLIOSIS
1.La escoliosis no se adquiere ni se presenta por algo que se haya hecho o dejado de hacer (Scoliosis Research Society).
 2.La columna escoliótica no es frágil, sino que se beneficia siempre del ejercicio físico.
 3.Todo niño con escoliosis puede y debe integrarse en la Educación Física escolar y practicar deporte extraescolar.
 4.Los tratamientos específicos que modifican la historianatural de la escoliosis son el ortésico y el quirúrgico. La actividad física y deportiva no influyen en la aparición o progresión de una curva escoliótica.
 5.El niño con escoliosis debe ser controlado en una unidad de columna.
 6. La orientación deportiva debe darla el especialista, será individualizada y será variable en función de la etapa evolutiva de la escoliosis.
 7. Se deberán evitar los deportes vertebralmente negativos, porque aumentan el riesgo de lesión para la columna en crecimiento, así como la competición y la especialización temprana.
 8.La actividad físico-deportiva mejora la calidad de vida del niño con escoliosis.

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