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jueves, 26 de julio de 2012

ESFUERZO FÍSICO AERÓBICO EN CICLISTAS

El esfuerzo físico aeróbico de alta intensidad en ciclistas de alto rendimiento provoca un impacto negativo en las funciones de la red de alerta. Sin embargo, la atención y el control ejecutivo no sufren ninguna pérdida, según un estudio de la Universidad Católica de Valencia. El ciclismo es un deporte sujeto a múltiples estímulos, ya que el ciclista debe atender a sus percepciones y a lo que acontece a su alrededor. Como esa tarea se realiza en condiciones variables de esfuerzo y fatiga física, resulta clave entender cómo esa fatiga afecta a su atención.
El estudio Funcionamiento de las redes atencionales en reposo frente a ejercicio aeróbico moderado y aeróbico intensivo, realizado por Florentino Huertas y Javier Zahonero, profesores del Grado en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte de la Universidad Católica de Valencia (UCV), con la colaboración de la Universidad de Granada y el Centro Especializado en Alto Rendimiento de Ciclismo, ha revelado que el esfuerzo físico aeróbico de alta intensidad en ciclistas de elite afecta negativamente a su capacidad de respuesta ante estímulos de alerta, pero apenas provoca variaciones significativas en el rendimiento de otras funciones cognitivas superiores, como la orientación atencional y el control ejecutivo.
Los resultados, que se publican en Journal of Sport & Exercise Psychology, son interesantes porque se contraponen a lo descrito por estudios recientes realizados con deportistas ocasionales. El trabajo surgió de la necesidad de estudiar cómo influyen sobre el rendimiento y sobre la práctica segura las funciones vinculadas a los procesos de percepción y toma de decisiones previas a la ejecución motora. “Reclutamos a 30 participantes. Siete no finalizaron el proceso experimental y se eliminó a cinco por transcurrir un tiempo excesivo entre la realización de las pruebas experimentales en función del momento en el que se practicó la prueba de esfuerzo. Si se considera que el nivel de forma cambia en función del momento de la temporada y del volumen e intensidad de entrenamiento y transcurre tiempo entre la recogida de datos, los valores podrían estar contaminados”, ha dicho Zahonero.
Con la muestra “se realizó una prueba de esfuerzo submáximo en cicloergómetro, que permitió obtener los parámetros de potencia de pedaleo, frecuencia cardiaca y lactato en el umbral anaeróbico. Los participantes realizaron las sesiones experimentales, pedaleando al 80 y 95 por ciento de la intensidad de umbral anaeróbico mientras realizaban la tarea atencional (ANT-I)”, ha explicado Huertas. Pulsando un interruptor ubicado en el manillar, debían de responder lo más rápido posible en función de la dirección marcada por una flecha y que se presentaba entre cuatro flechas iguales, para medir el funcionamiento de la red atencional de control ejecutivo. El grupo de flechas podía aparecer en el mismo lugar o en el opuesto a la aparición de una señal visual no predictiva, lo que permitía evaluar el funcionamiento de la red de orientación espacial. Todos los estímulos podían presentarse en presencia o ausencia de una señal acústica para evaluar la red de alerta.
Conclusiones
Según los resultados, cuando el ciclista estaba sometido a un elevado esfuerzo, en intensidades próxima a la zona de transición aero-anaeróbica, respondía peor a los estímulos de alerta. Cuando los atletas hicieron un esfuerzo de intensidad moderada se redujo el efecto de las señales de alerta respecto a una situación de reposo, mientras que al realizar un esfuerzo más intenso, cercano al umbral anaeróbico, el efecto de las señales de alerta no se modificaba respecto al esfuerzo moderado.
Thomas Voeckler ciclista profesional francés
Los datos muestran que el efecto del ejercicio físico sobre los procesos cognitivos no sólo dependen de la intensidad del esfuerzo sino que el nivel de maestría y experiencia motriz son claves para predecir el tipo de función cognitiva y la magnitud en la que se puede ver afectado el funcionamiento atencional. De hecho, en el estudio el incremento de la velocidad de respuesta sólo se dio cuando se comparó la condición de reposo con la de alta intensidad (aproximadamente del 95 por ciento de la frecuencia cardiaca del umbral anaeróbico), pero no entre la intensidad moderada (cercana al 80) respecto al esfuerzo más intenso, ni entre el reposo y la intensidad de esfuerzo moderado. Este dato confirmaría que en ciclistas expertos, muy habituados a esfuerzos físicos de altas intensidades durante largos periodos de tiempo, los esfuerzos planteados apenas suponen variaciones significativas en el rendimiento de funciones cognitivas superiores como la orientación atencional y el control ejecutivo, también evaluadas en el estudio.

Frente a estudios anteriores

Los resultados del trabajo de la Universidad Católica de Valencia contradicen estudios previos, donde se afirmaba que existía una relación directamente proporcional entre la velocidad de respuesta y la intensidad del ejercicio, hasta la zona de transición aero-anaeróbica. Según Javier Zahonero, autor del estudio, “esta divergencia se puede relacionar con las diferencias en las poblaciones de participantes, sobre todo en lo relativo a características como experiencia, forma física y homogeneidad en el sexo y edad; en el nuestro, la muestra tenía un alto nivel de especialización y maestría en ciclismo”. Según Florentino Huertas, otro de los autores, “las intensidades son divergentes. Para algunos el nivel de exigencia en un ejercicio moderado estaba entre el 50 y el 60 por ciento de la zona de transición aero-anaeróbica, pero nosotros planteamos una intensidad cerca del 80 por ciento”. (Fuente: www.diariomedico.com escrito por: Enrique Mezquita).

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